El edificio del Correo

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Uno de los edificios más reconocidos y emblemáticos de San José es el del Correo, que ha sido por más de 100 años espectador de los avances de la sociedad costarricense. Está localizado en el centro histórico de la ciudad, frente a la plaza Juan Mora Porras, frente a la estatua del Héroe Nacional. Forma un conjunto arquitectónico y urbanístico completo con el llamado bulevar del Correo, que va por calle 2, de la avenida 4 en el parque central a la avenida 3, discurriendo sus últimos 100 m precisamente entre la plaza y el edificio de Correos.

Inaugurado en 1917, con un estilo arquitectónico ecléctico con influencias neoclásicas y barrocas. La construcción del emblemático edificio inició en 1914, durante la administración de Alfredo González Flores. El diseño estuvo a cargo del arquitecto de origen catalán Luis Llach Llagostera, con una marcada influencia francesa que no perdió detalle al estilo arquitectónico neo-renacentista, predominante en aquella época en Europa. La construcción fue adjudicada a la empresa The English Construction Company Ltd. para albergar las oficinas centrales del servicio del correos y telégrafos en Costa Rica. En la actualidad el edificio alberga el Museo Filatélico creado en 1985, y la oficina de San José de Correos de Costa Rica. El edifico fue declarado “Reliquia de valor histórico y arquitectónico”, mediante el Decreto 11957-C del 3 de noviembre de 1980 publicado en La Gaceta No. 120.

Les transcribo una pequeña descripción que obtuve de un folleto del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural MCJ:

En 1847 se consolidó el servicio postal en Costa Rica. Durante la administración de Alfredo González Flores (1914-1917), el gobierno suscribió en 1914 un contrato con The English Construction Co., para levantar una serie de edificios públicos. Entre ellos, el que se destinaría para Correos y Telégrafos de la ciudad de San José. En 1917 se inauguró y cuenta con un diseño ecléctico proyectado por el Arq. Luis Llach Llagostera, de origen catalán. El inmueble es en concreto armado, posee un volumen central con pabellones simétricos, que son rematados por torreones provistos de una cubierta mansarda. En su fachada llama la atención una serie de decoraciones en Art Noveau. Inicialmente tuvo dos patios internos con fuentes ornamentales, que fueron eliminadas en 1945 (patio Sur) y 1967 (patio Norte), cuando se techaron los espacios y se utilizaron para extender las oficinas. El edificio alberga el Museo Filatélico y el Museo de Correos y Telégrafos de Costa Rica.

El edificio se convirtió en uno de los principales referentes del estilo ecléctico en nuestro país, impulsando el uso de nuevos materiales y la conformación de un nuevo lenguaje arquitectónico que marcó una tendencia para los años siguientes, principalmente presente en obras estatales. Recordemos que el eclecticismo combina elementos de diferentes tendencias arquitectónicas, como lo neoclásico y lo barroco, que son fáciles de percibir en su diseño.

El edificio tiene mucha arquitectura barroca, por lo que es muy ornamental. El simbolismo es algo que también se refleja mucho. Por ejemplo, unos medallones que son característicos del art nouveau, los cuales tienen la imagen de Hermes, el dios griego de la comunicación. Destaca, además, la simetría del edificio y los patios centrales que aportan frescura y una sensación de mayor amplitud a los espacios internos.

Hay un callejón que va de avenida a avenida, que separa el edificio de Correos del Banco Nacional, que es usado por las motos y camiones, para la entrega y salida de paquetes y cartas.

Desde 1985, el edificio alberga al Museo Filatélico que encierra una amplia colección filatélica de Costa Rica y del mundo, así como la historia del correo y las comunicaciones. Lastimosamente por cuestiones de la pandemia, el museo no se puede visitar.

En 1991 el edificio fue restaurado completamente, y recuperó su gloria de antaño. El vestíbulo principal, que abarca los dos pisos, luce imponente con las ventanillas de venta de estampillas y otros al fondo, donde destaca una escultura llamada Yalalteca, donada por el maestro Francisco Zúñiga, para la reinauguración del edificio después de la restauración, aunque hay que mencionar que la escultura se ve realmente pequeña en un espacio tan grande.

Con acceso desde el bulevar, a ambos lados de la entrada principal, hay un cafetín y una agencia de Kölbi/ICE.

En el bulevar, enfrente del edificio del Correo, hay un hito informativo, con datos del entorno histórico cercano.

 
Para detalles de los lugares históricos cercanos, como el Club Unión, el lugar de la primera ermita de San José, donde estuvo la casa de Juan Mora Porras, el edificio Herdocia, la Iglesia del Carmen y otros, les recomiendo leer mis columnas de la “Plaza Tiradentes”, “Plaza Juan Mora Porras”, la “Plazoleta Dr. Castro Madriz”, y “Sitios históricos destacados en San José”.

El edificio de Correos es más que una obra arquitectónica sobresaliente y distintiva de nuestra ciudad capital. Ha visto pasar a cientos de miles de personas que en su quehacer cotidiano requerían enviar una carta o un telegrama, recibir noticias de sus seres queridos o incluso dar un aviso de emergencia. Me cuento entre ellos, pues mi familia mantuvo por muchos años un apartado postal ahí.

Sus paredes han sido testigo de la evolución de las comunicaciones en el país, y al día de hoy resguarda a miles de personas que a diario lo visitan para retirar o enviar paquetes, tramitar alguna certificación, solicitar su pasaporte, entre muchos otros servicios que el Correo ofrece en la actualidad, con el balance perfecto entre lo moderno y lo histórico.

La galería incluye imágenes especialmente del exterior con algunas del interior y unas cuantas del recuerdo. Para mayor facilidad también hice un álbum en Facebook.

 

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