Carlos Denton
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Se oye el rumor que los estudiantes de las privadas son los hijos de familias de mucho dinero, pero es todo lo contrario. Un informe de CONAPE revela que la gran mayoría de los que piden prestado en esa institución para cursar sus estudios en las privadas provienen de familias de clase media o más bien media baja. Otro rumor es que los que se dirigen a las privadas lo hacen porque no les fue bien en los exámenes de admisión de las estatales. Tampoco es cierto; la Universidad de Costa Rica UCR si admite por excelencia, pero la Universidad Nacional capta alumnos de toda capacidad o incapacidad académica.
Los administradores y académicos de las universidades estatales aparentemente no entienden el concepto de “costo oportunidad.” Cada año que un educando (casi todos los universitarios son mayores de edad) está inscrito y asistiendo a clases es uno donde sus ingresos laborales se limitan. Tiene que dedicarse a sus estudios dentro y fuera del aula y es muy difícil también trabajar. Los estatales ofrecen estudios que cuestan muy poco en cuanto a matrícula, pero requieren un mínimo de cinco años para graduarse. La mitad de los estudiantes de la UCR duran más de ese tiempo para obtener su título. Pensando en ingresos mensuales de 400 mil colones, cinco años en una universidad estatal le cuesta al educando 26 millones incluyendo los aguinaldos. Esto es por salarios no percibidos.
En contraste obtener un título tiempo completo en una universidad privada no implica esos costos. Varias carreras se organizan para permitir al educando trabajar – las clases se dan de noche. Y a tiempo completo se puede obtener un título en tres años. De nuevo usando como base los 400 mil colones mensuales, le cuesta al alumno, si no trabaja del todo, sacar su título por 15.6 millones. Es un ahorro de 10.4 millones comparado con el estatal. Pero además el graduado puede trabajar dos años y recuperar mucho de lo que le costó.
Los profesores y administradores de las universidades estatales dirán que la educación que ellos ofrecen es de mejor calidad que la de las privadas. Hay rumores de que “en las privadas ningún alumno queda” pero es precisamente “chisme”. Es el tipo de cosa que cuentan en reuniones del CONARE muertos de risa. Tomando en cuenta la “inflación de notas” que caracteriza a las estatales, especialmente en algunas escuelas, es posible cuestionar lo que realmente están aprendiendo los educandos.
Algunos profesores dirán que una universidad no es una institución “vocacional” y por ende no se puede hablar de costo oportunidad. Pero las conversaciones entre los estudiantes revelan que al final de cuentas todos esperan que obtendrán mejores vidas laborales con mejores ingresos después de invertir el tiempo y tesoro en un título.