Egipto en el laberinto de arena

Guadi Calvo

Gaza

Impericia, mala suerte o el destino, no se sabe, lo que, si es cierto, que Egipto se desliza, hacia lo más profundo, de un laberinto, del que, del que de ninguna manera saldrá indemne.

El país se encuentra jaqueado en todas sus fronteras, e incluso más allá de ellas, mientras observa, con profunda preocupación, como Israel, ha arriado a casi dos millones de gazeties, a fuerza bombardeos y asesinatos, en masas de las Fuerzas de “Defensa” de Israel (FDI), contra el paso de Rafah, dejándoles, como únicas opciones, atravesar la frontera hacia Egipto, saltar al mar o que, por fin, un misil los lleve hasta Allah.

El presidente Abdel Fattah al-Sisi, no cuenta con recursos, ni voluntad, para hacerse cargo del genocidio sionista en curso, del que ya se ha enterado el mundo, que no será detenido, hasta cumplir con el último deseo. Por ahora, del nazi, Benjamín Netanyahu: borrar todo vestigio palestino, de las tierras Palestinas y terminar esa molestia.

Operación que esta realizando con total éxito, gracias claro, al beneplácito, de los Estados Unidos y la Unión Europea (U.E.), ocupados en este momento, en encontrar el modo de responsabilizar al presidente ruso, Vladímir Putin, de la muerte, en prisión, del opositor Anatoly Navalny, desde hace tiempo ya un cadáver político; después de ser condenado a prisión, por malversación de fondo, junto al empresario Peter Ofitserov, cuando Navalny, era asesor del gobernador de la región de Kirov.

El presidente Putin, no muy dado, a torpezas de este calibre, habría jugado al tiro al blanco con su pie, de haberlo intentado. Mucho más cuando se encuentra, a menos de un mes de las elecciones generales, y están dando, las últimas puntadas, a la gran victoria rusa sobre la OTAN, en Ucrania. Al tiempo, que milagrosamente su economía vuela, superando los índices de crecimiento de la mayoría de los países de la Unión Europea.

Pero Occidente, necesita esconder debajo del cadáver de Navalny, los más de treinta mil asesinatos del amigo Netanyahu, y la crítica situación del periodista Julian Assange, el difusor de los Wikilits, que en pésimas condiciones físicas será extraditado a Estados Unidos, solo para verlo morir. Venganza y adoctrinamiento, para quienes pretendan seguir sus pasos.
Los distraídos, en la manipulación de la muerte de Navalny, no atiende, los reclamos de al-Sisi, para que se detenga el genocidio y se evite la llegada de dos millones de palestinos a Egipto.

El país del rais, que inicia su tercer periodo presidencial, sufre una crisis económica monumental, (Ver: Egipto: Larga vida al rais), profundizada, en estos últimos meses, por la caída de la recaudación, del Canal de Suez, a consecuencia de las operaciones de los Huthis yemeníes, en el mar Rojo, contra embarcaciones sionistas, o cualquiera de sus aliados. (Ver: Huracanes al sur del mar Rojo).

Los ataques huthis, contra las embarcaciones que cruzan, el estrecho de Bab-el-Mandeb (La Puerta de las lamentaciones), según el FMI, esto ha provocado, una merma cercana al treinta, de las embarcaciones que surcan esa vía. Las principales compañías navieras que utilizaban el canal de Suez, de ida o de vuelta, del mar Rojo, han suspendido esa ruta de manera indefinida, optado por otras más largas y costosas, pero seguras.

Mientras, el río Nilo, comienza a mostrar los primeros resultados, de la puesta en marcha de la Gran Presa del Renacimiento Etíope, sobre el Nilo blanco, ha provocado una importante disminución de su curso. Es innecesario explicar, la íntima relación que ha tenido, desde el comienzo de los tiempos, el Nilo, con la existencia de Egipto.

Las negociaciones, entre El Cairo y Addis Abeba, donde se discutía acerca del flujo y cierres de las aguas, se atascaron, en diciembre pasado, dejando la situación en una vía muerta, de la que nadie encuentra la fórmula, para sacarlas de allí.
Mucho más, después de que el rais, se reuniera con el presidente somalí, Hassan Sheikh Mohamud, en medio de la peligrosa escala, por ahora solo diplomática, entre Addis Abeba y Mogadishu, tras la decisión del primer ministro, Abiy Ahmed, de reconocer a Somalilandia, una región separatista de Somalia, en disputa con el gobierno central, desde hace al menos treinta años, y que nunca ha logrado el reconocimiento internacional, hasta que Etiopia, lo hizo a principios de este año.

Tras, la cumbre al-Sisi, con su par somalí, se supo que el raís, se comprometió, con Mohamud, en proveer asistencia militar, en caso del estallido de un conflicto armado, (Ver: El Cuerno de África, se abisma hacia el desastre.)

Egipto hacia el oeste, tiene una larga frontera con Libia, que, si bien lleva años sin grandes novedades, en ese sector, dada la situación interna de ese país, nunca se sabe. Y en la frontera sur, con Sudán, donde se libra, una guerra civil, desde hace diez meses, si bien el frente norte, no tiene mayor actividad, las olas de refugiados que fluyen hacia Egipto, ha sido continua.

¿Dónde alojar a dos millones de personas?

Netanyahu, acaba de dar un ultimátum a Hamas, para que libere los últimos prisioneros que capturó, en su raid del siete de octubre, anunciado que, de no cumplirse, iniciará, el asalto final, contra las multitudes arrinconadas en el paso de Rafah, durante el Ramadán, la festividad más sagrada del Islām, la que este año comienza, el diez de marzo y se extiende hasta el nueve de abril. Más allá de que, nadie duda que se acceda o no a sus demandas, el carnicero sionista, encontrar la razón, para continuar, su exterminio, y lograr el despeje de los últimos kilómetros de territorio libre, que quedan de Gaza.

Por lo que los que sobrevivan, serán arrojadas al Sinaí, donde Egipto, tendrá que hacerse cargo de campamentos, comidas y atención médica, para lo que deberá necesitar un volumen de dinero, con el que no cuenta.

Egipto está acollarado, por una deuda externa con el FMI, de casi 165 mil millones de dólares. La según más importante después de la de la Argentina. Lo que le ha provocado una crisis social que desborda los índices negativos. El país cuenta, además, con deudas con las distintas monarquías del Golfo, principalmente con Arabia Saudita, a quien ya debió ceder en 2016, las islas, Tirán y Sanafir, en el Mar Rojo, tras años de disputas.

Son varios los motivos que llevaron a Egipto a esta situación financiera, previo a la crisis del Mar Rojo, la presencia terrorista, que concentró sus ataques contra centro turísticos, hizo que cayese de manera sustantiva, lo que era su principal fuente de ingresos. Los gastos militares, en que se embarcó al-Sisi, para combatir al grupo integrista Willat Sinai, en una guerra restringida hacia el interior de la península, desde 2018, que si bien, la información es casi nula, se cree que está llegando a su fin.

Además, del mega proyecto, que pretendió, al-Sisi, se convierta en el broche de oro de su carrera política. La construcción, desde cero, de una Nueva Capital Administrativa (Al-ʿĀṣima al-ʾIdāriyya al-Ŷadīda), que finalmente, no animó a inversionistas extranjeros, por lo que el gobierno ha debido correr prácticamente, con la totalidad de los costos, hundiendo todavía más en la miseria a los 110 millones de egipcios.

Para hacerse de efectivo, se han comenzado a vender a precio vil, importantes bienes inmobiliarios, perteneciente al estado egipcio, entre ellos un gran edificio, ubicado frente a la plaza Tahir, epicentro de la ciudad de El Cairo, que le reportó solo doscientos millones de dólares, y una serie de grandes hoteles turísticos a orillas del Nilo, cuyo principal comprador, ha sido, Hisham Talaat Moustafa, un mega millonario, quien estaba condenado, por pagar dos millones de dólares para asesinar a la famosa cantante libanesa Suzanne Tamim.

El Rais, en 2017, ordenó su liberación, para poder contar con su apoyo financiero y el de varios inversores de los Emiratos Árabes Unidos, (EAU), que él se había comprometido llevar a Egipto. Con esta maniobra, Egipto, espera obtener unos treinta mil
millones de dólares, que no ayudará a superar el agobio de al-Sisi.

En espera de la inminente llegada de miles de refugiados gazaties, al-Sisi y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, están trabajando, para poder dar una respuesta a la crisis que ya tienen encima, frente al inquietante silencio de Naciones Unidas y los Estados Unidos, el responsable principal, de que la crisis de Gaza, allá alcanzado estos niveles que encierra tanto al pueblo palestino y también a Egipto, en un laberinto de arena.

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