Edificio del Colegio Superior de Señoritas ganador de Salvemos Nuestro Patrimonio 2020

Colegio Superior de Señoritas
El proyecto de restauración del edificio josefino de 127 años fue el ganador de la XXIV edición de Salvemos nuestro patrimonio, camino al Bicentenario de la Independencia. CP/MCJ

San José, 16 jul 2020 (CPNews/MCJ).- El hermoso edificio de influencia renacentista que ocupa desde 1893 el Colegio Superior de Señoritas, es un reconocido ícono cultural de la capital y del país, tanto por su antigüedad y belleza, como por representar un importante aspecto de la identidad nacional: el origen de la educación secundaria para las mujeres costarricenses.

Como institución, implica un antes y un después en la educación costarricense. Allí también se formaron futuras maestras de preescolar y primaria que impulsarían la reforma educativa de finales del siglo XIX.

A su haber, tiene célebres exalumnas como: María Isabel Carvajal (Carmen Lyra), Yolanda Oreamuno y Carmen Naranjo, o bien la actual presidenta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la jueza Elizabeth Odio Benito; entre muchas otras insignes mujeres. Fue cuna del movimiento feminista y de los movimientos de reivindicación social y política desde principios del siglo XX.

Colegio Superior de Señoritas
Vista al patio de la fuente del edificio patrimonial. CP/MCJ

Luego de 127 años, este robusto edificio aún es sitio de aprendizaje para 1020 alumnas, guiadas por 90 funcionarios, un logro cuyo origen se le debe, principalmente, a Mauro Fernández, reformador de la educación y ministro de Instrucción Pública de la época; a Marian Le Cappellain Agnew, la directora inglesa, quien allí cimentó los principios de la educación femenina en el país y, por supuesto, a Lesmes Jiménez Bonnefil, ingeniero encargado del diseño y las obras, desde su puesto como director de Obras Públicas en el gobierno de Bernardo Soto Alfaro (1886-1890). Estas personas lideraron a muchas otras en un mismo objetivo.

Pero 127 años son muchos para un edificio, por más robusto que este sea. De ser ocupado por las primeras alumnas en la apacible San José de fines del siglo XIX, actualmente sufre el trajín diario propio del siglo XXI. Polución del tránsito vehicular, mucho sol y lluvia con la consecuente humedad, todo tipo de daños causados por los peatones -desde grafitis, hasta orina- y el que producen las palomas, murciélagos y otros agentes biológicos, más un escaso mantenimiento; han dejado una evidente huella en este veterano.

Para su merecida suerte, el proyecto Propuesta de restauración del Colegio Superior de Señoritas, del grupo Cebra, es el ganador del certamen Salvemos nuestro patrimonio histórico-arquitectónico 2020, camino al Bicentenario de la Independencia, por lo que recibirá hasta ¢200 millones de colones en las obras que le permitan resaltar todo su señorío. Este proyecto destacó entre las 23 propuestas presentadas para escrutinio del jurado.

El grupo de profesionales está conformado por Jorge Omar Vega, arquitecto; María Enriqueta Castro, historiadora; Wagner Calderón, ingeniero de construcción; Jorge Vinicio Valverde, ingeniero mecánico y la empresa Aguilar y Serrano Consultores-Constructores.

Colegio Superior de Señoritas
Pasillos sur y este del sótano dañados por humedad en pintura y repellos. CP/MCJ

“Queremos expresar nuestra sincera felicitación al grupo Cebra, ganador del certamen de este año, por su dedicación y minuciosidad para detallar las necesidades urgentes que tiene este emblemático edificio. La claridad con que presentaron su propuesta, nos permitió entender mejor la problemática que enfrenta luego de más de un siglo de construido”, apuntó Diego Meléndez, director del Centro de Patrimonio Cultural y parte del jurado calificador.

“Desde el punto de vista simbólico, un edificio diseñado y construido para brindar educación a la mujer, -y que, 127 años después sigue cumpliendo esa función- resultara ganador del certamen del Bicentenario, es un hecho extraordinario, pues nos permite aportar a la restauración de tan emblemático inmueble, así como dimensionar el impacto histórico que ha tenido la institución a lo largo de más de un siglo, en la preparación académica e intelectual de la mujer costarricense”, agregó Meléndez.

El jurado consideró, entre otros aspectos, que esta propuesta “restituye el valor y la calidad de los detalles de la concepción original del inmueble, que identifica con rigor el estado de los diversos elementos y propone con certeza las intervenciones necesarias para su rescate, además de proponer con claridad las técnicas para su recuperación”.

Asimismo, el jurado ponderó que la propuesta ganadora es “técnicamente viable y, además, urgente” y brindará la continuidad de la actividad educativa original. Además, su ejecución tendrá impacto positivo en el contexto en que se ubica el inmueble, en el entorno urbano, económico y social y “puede integrarse en circuitos culturales, históricos y artísticos que permitan darlo a conocer a más personas y sensibilizarlas hacia el aprecio del patrimonio construido”.

“El impacto que tendrá el rescate del inmueble ganador es de importancia nacional, pues refleja los valores de la sociedad costarricense en el momento de su construcción, y que, con motivo de la celebración del bicentenario de vida independiente, su restauración reforzará la visión país y el compromiso actual de seguir dándole primordial importancia a la formación y educación de las nuevas generaciones”, anotó el jurado en el acta.

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La losa de la azotea se satura de agua y además tiene agrietamientos, lo cual daña también las paredes del edificio. CP/MCJ

Situación actual y futuras obras de restauración

El arquitecto Jorge Omar Vega, forma parte de la Junta Administrativa del Colegio, cuenta que, al llegar allí, fue evidente el deplorable estado de la planta física.

“Me encontré con esta problemática y dimos la lucha con este certamen. Este premio es una gran bendición para la institución y para los profesionales que me acompañaron en el grupo Cebra. Esta es una propuesta que parte de la realidad de nuestros edificios patrimoniales, muchos en abandono, no por falta de interés, sino por falta de recursos; son edificios que hay que rescatar para mejorar, no solo este, también las condiciones de la ciudad”, expresó el ganador.

Los profesionales del grupo Cebra definieron como el principal enemigo del inmueble a la humedad. La lluvia logra filtrarse desde la azotea afectando paredes internas y despegando la pintura. A esto se suma un deficiente sistema pluvial y la humedad que se filtra desde el subsuelo. El proyecto incluye las siguientes intervenciones en el inmueble patrimonial:

  • Restauración de ornamentos de las cuatro fachadas: Se le remozará la cara al edificio con la restauración de los ornamentos y acabados originales que componen sus cuatro fachadas. Según el grupo Cebra, estos elementos que forman parte imprescindible de la arquitectura del edificio, se encuentran en un proceso de deterioro, que, de no ser intervenidos, se podrían perder, siendo la fachada sur la más deteriorada al estar más expuesta, así como presentar restauraciones de mala factura.
     
    Respecto a los ornamentos, se buscará la restauración de las piedras que forman parte de las ventanas y puertas de las fachadas; la adecuación de la viga banquina para darle pendiente hacia afuera y que no ingrese humedad a los marcos de ventanas ni a los muros; pintar canoas y bajantes; restaurar la cornisa medianera; restaurar y pintar las sisas; integrar el color de algunos estucos y repellos; eliminar grafitis, pintar rejas, portones y barandas. Asimismo, colocar púas para repeler palomas sobre los frontones y cornisas y una malla con el mismo fin.
  • Intervención del sistema de ventanería, marquetería y puertas: Los profesionales determinaron que el sistema de ventanería de toda la fachada perimetral del edificio, presenta un deterioro total, por lo tanto, se rehabilitará un total de 91 ventanas de madera de cedro. Serán restauradas con la misma calidad de madera y trabajadas artesanalmente, al igual que con las ocho puertas. En algunos casos se requerirá de la restitución total de pieza, y en otros, de su laboriosa restauración.
  • Restauración de paredes y cielo raso del nivel sótano y de paredes del nivel principal: En cuanto al tratamiento de las paredes internas del edificio, identificaron que el mayor porcentaje de afectación se presenta en el sótano, específicamente en los pasillos norte, sur y este, así como en el laboratorio de biología y su bodega de equipos, sala de profesores y los dos servicios sanitarios, todos de este mismo nivel.
     
    En el nivel principal o segundo nivel, el problema se focaliza en el pasillo, específicamente es en la esquina noroeste incluyendo los arcos del pasillo y arcos de ventana ubicado en la esquina interna noroeste.

    Los profesionales lograron cuantificar un área de 1700 m2 de paredes altamente afectadas por el desprendimiento de las diferentes capas de recubrimientos de diferentes épocas y repellos sueltos, las cuales serán resanadas.

  • Resane e impermeabilización de azotea: El importante problema de humedad que tiene el edificio proviene de diferentes fuentes, entre estas el agua a nivel de suelo producto de las lluvias y la acumulada en el subsuelo; también se presenta el caso del agua acumulada en la azotea. La propuesta busca acabar con este problema mediante el repello de las paredes afectadas, así como el resane de grietas y mantenimiento a la capa de impermeabilización de la azotea.
  • Rediseño de sistema pluvial: Según el análisis del proyecto, el inmueble presenta un sistema de evacuación de las aguas de lluvia ineficiente: cajas de registro sin las dimensiones adecuadas (profundidad), la zanja principal en donde se recogen todas las aguas sin las medidas necesarias; esto genera que con las luvias no se evacuen en el tiempo necesario y causen pozos de agua, lo que afecta a las paredes consecuentemente, por lo cual, se rediseñará el sistema pluvial.
  • Pintura de cubierta de techos: Se hará un tratamiento de la cubierta del techo del tercer nivel y debido, al alto deterioro de la pintura del techo sobre el segundo nivel, se removerá la pintura en mal estado y se pintará la cubierta completa junto con las canoas y bajantes.

Esta es la edición 24 del certamen organizado por el Centro de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud, iniciativa que a lo largo del tiempo ha contado con el apoyo del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA).

Colegio Superior de Señoritas: legado de un visionario de la educación pública, un talentoso ingeniero y una destacada educadora

Historia de la educación pública costarricense y valiosa arquitectura de influencia renacentista, confluyen en la avenida 6, calles 3 y 5 de San José.

Colegio Superior de Señoritas
Postal donde se aprecia el edificio del colegio, diseñado por el Ing. Lesmes Jiménez Bonnefil. Última década del siglo XIX (Circa 1892-1900).

“Fúndase por el Estado en la capital de la República, un colegio destinado a la enseñanza secundaria de la mujer y a la formación de maestras de enseñanza primaria”. Con estas palabras, publicadas en el decreto ejecutivo No. 19, en enero de 1888, se creó la primera institución educativa secundaria exclusiva para las jóvenes costarricenses; solo unos pocos días antes, se había publicado el acuerdo para proceder con la construcción del edificio que serviría para alojar al Colegio Superior de Señoritas.

El Colegio fue parte de la reforma educativa que impulsó Mauro Fernández Acuña, secretario de Instrucción Pública del gobierno de Bernardo Soto Alfaro (1886-1890). Según señala Carlos Zamora, historiador del Centro de Patrimonio Cultural, representó la nueva visión educativa de la época, impulsada desde la Ley de Educación Común de 1886, que buscó integrar y preparar a la mujer costarricense como sujeto de cambio y progreso.

La fundación de esta institución tuvo dos objetivos principales: ser el primer colegio de segunda enseñanza para mujeres en el país y formar maestras para impulsar el desarrollo educativo. Además, fue modelo de otros centros similares en las cabeceras de provincias, todo esto, siguiendo el rumbo de la reforma educativa de Mauro Fernández.

Inicialmente, la institución funcionó en una casa cercana al parque Central, propiedad de Virginia Bonnefil de Jiménez. Para construir el nuevo edificio, el gobierno adquirió una serie de propiedades en la calle 3, avenidas 4 y 6. El diseño y construcción estuvo a cargo del por entonces joven ingeniero, Lesmes Jiménez Bonnefil, director general de Obras Públicas.

Colegio Superior de Señoritas
Grupo de alumnas con el diseño del primer uniforme a rayas del colegio: blusa de mangas anchas con puño, moño, enagua azul, botines negros y medias altas. En la fajilla una hebilla con las letras «CS». Circa 1910.

En un documento del Archivo Nacional, fechado el 3 de marzo 1888, el ingeniero daba cuentas del avance de la recientemente iniciada construcción: «… actualmente se están haciendo los (cimientos) de la parte del frente del edificio que quedarán concluidos dentro de pocos días y listos para colocar las piedras del zócalo que ya están llegando de Cartago», apuntó.

Jiménez Bonneffil, célebre en la historia de la arquitectura costarricense por su autoría en edificios emblemáticos de la capital, concibió al primer centro de estudios secundarios para mujeres como un robusto edificio de influencia renacentista.

“Cuenta con un espléndido patio central de carácter conventual, posee una armadura de hierro para el techo que fue contratada a Federico Medcalf. Las paredes son de ladrillo repellado, cuenta con zócalos de piedra de granito almohadillado y molduras de piedra de mollejón. En su fachada destacan dos volúmenes que sobresalen de uno central, dando lugar a un pórtico de acceso en donde se aprecian elementos de orden dórico para la planta baja y corintia para la superior”, describe Zamora.

Su proceso de construcción tardó de 1887, cuando se dio la orden y se destinaron los primeros recursos, hasta que, en abril de 1893, se realizó el traslado con gran regocijo de profesores, alumnas, padres de familia y público en general, al hermoso edificio que todavía ocupa 127 años después. Esto sucedió no sin antes varias pausas causadas por la insuficiencia de fondos.

«Aun cuando fue necesario suspender la construcción del edificio ocasionalmente, no influyó esto en una transformación del diseño original para abaratar su costo; el gobierno persistió en el proyecto de dotar con una de las mejores edificaciones escolares al Colegio Superior de Señoritas. Este plantel fue durante algunos años, uno de los edificios más majestuosos y costosos del país”, afirmó Ana Luisa Cerdas, historiadora exfuncionaria del Centro de Patrimonio Cultural.

Desde los inicios de la institución con 80 alumnas, hubo un gran interés por la matrícula de las jóvenes, un porcentaje de las cuales eran becarias. Al año siguiente, había 141 alumnas inscritas y su directora, la inglesa Marian Le Cappellain Agnew, tuvo que rechazar a “más de un centenar”. No fue hasta que estuvieron ubicadas en el nuevo edificio, que se logró aumentar significativamente este número: pasaron de 248 alumnas en 1891 a 450 en 1893, según los datos recopilados por la historiadora.

Colegio Superior de Señoritas
Collage de alumnas de 1955 a la izquierda (Xinia White y Virginia López) y a la derecha alumnas participan en un desfile en 2014. Fotografías del Facebook del Colegio Superior de Señoritas.

En el Álbum del cincuentenario 1888-1938, del Colegio de Señoritas, publicado en 1939, el artista y arquitecto Teodorico Quirós, señala a este edificio como “ejemplo de la arquitectura renacentista erudita, como se estiló después del colonial español, pertenece al grupo de edificios públicos de la capital antes de 1900, como el Teatro Nacional, el Congreso Nacional, la Catedral Metropolitana y la Casa Arzobispal”, entre otros.

«Cuenta el Colegio Superior de Señoritas con un bello y valioso edificio, acondicionado para sus necesidades, que se caracteriza por la belleza y sobriedad de su fachada, su amplia azotea, su precioso patio de la fuente y amplísimo estadio. Podemos estar orgullosos los costarricenses de lo que se ha hecho en ese sentido para alojar el primer centro de enseñanza femenino de Costa Rica”, son las palabras de Quirós recopiladas en el citado álbum.

El 3 de marzo 1981 el presidente Rodrigo Carazo y las ministras María Eugenia Dengo y Marina Volio, ambas exalumnas de la institución, decretaron de interés histórico y arquitectónico el edificio principal del Colegio, mediante el decreto ejecutivo Nº 12514-C-E.

Fuente de las fotografías: Consejo Universitario de la UCR. Exposición Colegio Superior de Señoritas: Mujeres construyendo (su) historia. 2018.

Producción del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, MCJ

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