De koalas a pingüinos, un viaje animal de Sidney a Melbourne

Por Verena Wolff (dpa)

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A la hora del crepúsculo comienza el ruidoso “desfile de los pingüinos pigmeos” en la isla Phillip. Foto: —/Visit Victoria/dpa

Laurie yace profundamente relajada en el tronco de un eucalipto. De vez en cuando, la koala abre un ojo, pero sobre todo está ocupada ahorrando energía, como hacen los marsupiales a plena luz del día.

Laurie tiene una razón más para descansar. “Está preñada”, dice la cuidadora Liz Florence. El “joey”, como se denominan las crías de los marsupiales, se hace notar en todo momento. Los “joeys” son diminutos al nacer. Luego viven cerca de medio año en la bolsa de su madre, donde se alimentan de la leche materna y pueden crecer en medio de una paz absoluta.

Pero hasta nacer, la cría parece querer boxear con su madre y dar volteretas constantemente, al menos eso es lo que parece cuando la esponjosa barriga de Laurie se mueve a cada rato.

Laurie vive junto a una gran cantidad de koalas en el parque de vida silvestre Symbio, en Helensburgh, a una hora en coche al sur de Sidney.

Aquí también viven canguros, wallabys, equidnas australianos, pandas rojos, suricatas y numerosas aves autóctonas de la costa sureste de Australia.

Es la primera escala de un viaje de unos 1.300 kilómetros por carretera entre las dos mayores ciudades del continente, Sidney y Melbourne, en el que también se pueden observar animales en libertad en muchos lugares. 

Un estilo de conducción como los koalas

Desde Helensburgh se debe ir en dirección al sur. La autopista  Princes Highway, que bordea la costa, es una carretera apacible de un solo carril. El tránsito es tranquilo incluso los fines de semana festivos.

A lo largo del trayecto hay localidades de surf, bahías idílicas, playas de arena blanca, numerosos campings y hoteles de lujo.

El límite de velocidad absoluto en todo el viaje hasta Melbourne es de 110 kilómetros por hora, la mayor parte del tiempo es de 90 o 100 km/h. Además, la carretera principal atraviesa numerosas ciudades a lo largo del trayecto, por lo que los semáforos y las rotondas ralentizan la marcha una y otra vez.

Pero la meta es el viaje en sí mismo, y los australianos están tan relajados al volante como la koala Laurie en su árbol. Sin apremios, ni luces altas ni bocinas.

A lo largo de la costa sureste, escasamente poblada, se recorre desde el estado de Nueva Gales del Sur hasta el de Victoria. El paisaje se mantiene verde y densamente arbolado. La autopista discurre en parte directamente junto al Pacífico Sur y en parte alejada del agua a través de densos bosques de eucaliptos.

Los wómbats, de cerca 

En el punto más meridional de Australia continental se encuentra un lugar de visita obligada para los amantes del senderismo, el kayak y la observación de la fauna autóctona, el Promontorio de Wilson.

En este parque nacional viven canguros, wallabíes, emus y, sobre todo, wómbats. Si desea observar a estos animales peludos, lo mejor es ir en su busca al atardecer, el momento del día en el que están más activos.

Hay lugares, como el sendero Prom Wildlife Walk, donde los wómbats salen incluso durante el día y se pueden observar ampliamente. Estos marsupiales de patas cortas no son tímidos, y cada tanto se leen noticias de que acceden a las tiendas de los campistas y se comen su comida.

En este punto ya se han recorrido casi mil kilómetros desde la partida y Melbourne está ahora más cerca que Sidney. Pero quien cree que ya ha podido observar a todos los animales de la región, es porque no ha ido a visitar la isla Phillip. 

Los koalas en su hábitat natural 

Esta isla está unida por un puente con el sector continental y es una curiosa mezcla de un hábitat natural para numerosas especies, un parque temático bien organizado y un lugar de vacaciones normal.

La primera parada en la isla es la reserva para la conservación del koala. Hay dos senderos en las copas de los árboles, que no conducen a través de los eucaliptos a alturas de vértigo, sino que están a apenas unos metros del suelo. Pero es suficiente para acercarse a los simpáticos marsupiales, que a veces descansan en sus ramas a menos de un metro de los visitantes.

El viaje continúa hasta Cowes, la ciudad principal de la isla. Aquí está amarrado el catamarán “Kasey Lee”. En él se puede navegar hasta unas rocas mar adentro. “Aquí tenemos la mayor colonia de lobos marinos peleteros de toda Australia”, dice el capitán John McFee. Unos 5.000 animales se tumban al sol en un día normal.

Los curiosos animales no muestran vergüenza delante del bote, nadan de a cientos en dirección al ruido del motor, se deslizan excitados por el agua y observan de cerca a los visitantes.

Desfile de pingüinos

Una colonia de pingüinos habita también en la isla Phillip. Cada atardecer, cientos de personas se agolpan en dos gradas instaladas en la playa. 

A la hora del crepúsculo comienza el ”desfile de los pingüinos”, en la zona hay incluso un centro de visitantes llamado “Penguin Parade”.

Para acortar el tiempo de espera, un empleado utiliza un megáfono para explicar las particularidades de los animales, que solo miden unos treinta centímetros. Según explica, los pingüinos pigmeos son en realidad la especie de pingüino más pequeña del mundo, y solo viven en Australia y Nueva Zelanda.

De repente, como de la nada, los pingüinos emergen del mar. Salen en pequeños grupos del agua y marchan por la playa hacia las cuevas y los nidos que armaron en la zona y que están protegidos de los visitantes con vallas. 

Pero no se retiran inmediatamente a sus refugios. “Primero se reúnen, en grupos pequeños y grandes, y hablan del día”, dice la mujer del megáfono.

Y es evidente que hay mucho de qué hablar, porque en el camino de vuelta a sus nidos, a través de los extensos terrenos, se pueden ver y oír por todas partes, en la penumbra, grupos de estas aves de color azul oscuro y blanco. Sus picos no se detienen.

Información sobre la costa sureste de Australia

Sidney y Melbourne son las dos ciudades más grandes de Australia, cada una con unos cinco millones de habitantes. Ambas metrópolis están conectadas por la autopista Princes Highway, a lo largo de la costa. 

El viaje entre ambos puntos puede realizarse en una semana. Pero si se programan más escalas, el recorrido puede tomar unas dos semanas. Más información en www.australia.com.

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