Por Simona Block y Jörg Schurig (dpa)
Dresde/Berlín, 14 may (dpa) – Más de un año después del inicio del proceso, se conocerá el martes la sentencia para los responsables del espectacular robo de joyas de 2019 en el histórico museo Bóveda Verde de la ciudad alemana de Dresde, en el este del país.
Por ahora, sigue sin saberse quién planeó el robo. Pero sí es seguro que fue ejecutado por el clan Remmo de Berlín. Cinco miembros de esta famosa familia de origen árabe reconocieron ante un tribunal penal de Dresde su participación en el robo o en su preparación y contaron cómo fue el golpe. Gran parte de las joyas robadas fueron recuperadas, lo que no significa que el caso haya sido esclarecido.
La irrupción en la cámara del tesoro del museo fue uno de los robos de arte más espectaculares registrados en Alemania y saltó a las noticias internacionales. Tres hermanos y sus tres primos de entre 24 y 29 años, detenidos hasta el verano europeo de 2021 en razzias en Berlín, fueron responsabilizados del robo.
Un acuerdo cambió el curso del proceso ante el Tribunal Regional Superior de Dresde a principios de 2023. Hasta entonces, los acusados habían guardado silencio sobre el asunto.
En diciembre de 2022, la defensa planteó la perspectiva de una posible entrega del botín. Sin embargo, poco antes de Navidad, solo aparecieron sobre la mesa de un bufete de abogados de Berlín 18 de las 21 joyas robadas, parcialmente dañadas e incompletas.
Cuatro de los acusados aceptaron el acuerdo alcanzado entre la fiscalía, la defensa y el tribunal a principios de enero y se comprometieron a realizar «confesiones creíbles» y a someterse a interrogatorios a cambio de una reducción de sus penas. Lo que contaron ante el tribunal configura un escenario de película.
Al parecer, el robo fue planeado durante meses. Antes de dar el golpe, equipos viajaron varias veces de Berlín a Dresde para analizar las medidas de seguridad del museo y cortaron con cizallas hidráulicas un trozo de la histórica reja situada frente a la ventana del museo, que el escáner de la fachada no pudo detectar debido a un tejadillo. Luego la volvieron a colocar en su sitio con cinta adhesiva. Para su asombro, no pasó nada, aunque el corte «fue muy ruidoso» y ellos se la pasaron moviéndose de un lado a otro delante de la fachada.
En la madrugada del 25 de noviembre de 2019, los coches volvieron a salir a toda velocidad desde la capital hacia el sur con seis de ellos a bordo. Un joven de 26 años prendió fuego primero a un distribuidor de electricidad que había allí para apagar las luces y las alarmas, pero solo logró apagar unas farolas.
El robo fue cuestión de minutos. A las 4:56, un hombre de 29 años -el acusado de mayor edad- y una persona por ahora no acusada ingresaron el museo, perforaron con un hacha la vitrina con las joyas y sacaron lo que pudieron. Menos de cinco minutos después ya estaban afuera con su botín de diamantes y brillantes por un valor de más de 113 millones de euros (122 millones de dólares).
Pocos kilómetros después se pasaron a otro auto, incendiando el coche usado previamente en el garage subterráneo de un edificio para borrar toda prueba. Para uno de ellos fue «una verdadera aventura, una especie de prueba de valor», mientras que otro dijo que quería recuperar su imagen de «maestro del robo». Cinco acusados dijeron estar arrepentidos en su declaración final y pidieron disculpas por lo que hicieron.
Como la defensa puso como condición del «trato» que sus clientes no estuvieran obligados a incriminar a terceros, muchas cosas quedaron en las sombras. Dos de los acusados, por ejemplo, solo nombraron a sus dos cómplices como «X» e «Y» y no dieron ninguna información sobre quién había planeado el crimen y movido los hilos.
También es posible que algunos acusados puedan abandonar el tribunal como personas libres el martes, según dijo un portavoz del tribunal. Esto se debe a que el acuerdo prevé la suspensión, con condiciones, de las órdenes de detención.