Una ciudad guarda muchas historias.
Ésta sucedió no hace mucho tiempo, cuando la pandilla de Totó recorría las calles aburrida, sin saber qué hacer.
Totó y sus amigos daban vueltas y vueltas por los mismos lugares. Para ellos los días pasaban lentos, monótonos, uno igual a otro.
Hasta que una tarde algo distinto apareció en un descampado.
Se acercaron con cuidado, intrigados por las luces de colores que titilaban silenciosas.
Totó, el más curioso, se animó a entrar.
—¿Dónde estoy? —se preguntaba.
Totó leyó un cartel que anunciaba al Mago Rampur. Sintió un poco de miedo, pero siguió caminando.
Oyó voces detrás del telón y se asomó a mirar tratando de que no lo descubrieran. El Mago y su ayudante, Adelaida, ensayaban la función de esa noche.
—¡Qué bonita es! —pensó Totó en cuanto vio a Adelaida.
Desde esa tarde la vida de Totó fue totalmente distinta.
Sólo pensaba en Adelaida, soñaba con Adelaida, respiraba Adelaida: ¡estaba perdidamente enamorado!
Por supuesto, esa misma noche Totó y sus amigos fueron a ver la función. Los trucos de Rampur eran fantásticos, pero Totó sólo tenía ojos para Adelaida.
—¡Es una estrella! —pensaba fascinado.
Una noche tras otra, la pandilla se sentaba en primera fila para ver la función de magia, mientras Totó se derretía de amor por Adelaida.
—Es que cuando te enamoras te vuelves medio tonto —comentaban los amigos de Totó.
Para Adelaida no pasó inadvertida la insistente presencia del distinguido grupo, ni la mirada especial de Totó. Fue así que los invitó a sus ensayos y pudieron admirar en privado algunos trucos nuevos.
Pero alguien más los miraba, y no con buenos ojos.
Rampur era un gran mago, pero terriblemente celoso y malo como una araña venenosa. Temía que su ayudante revelara sus trucos más secretos a su nueva pandilla de amigos, y esa noche, al amparo de las sombras, encerró a Adelaida en su carromato.
Tranquilo porque su ayudante quedaba prisionera y sus trucos a salvo, se fue sigilosamente, silbando bajito.
Totó, que había ido en busca de Adelaida dispuesto a declararle su amor, lo vio alejarse.
Totó dio dos golpecitos a la puerta del carromato. Nada. Sólo oía los latidos de su corazón. Trató de abrir la puerta, pero un enorme candado se lo impedía.
—Esto me huele mal —pensó mientras se asomaba por la ventanita.
Y al ver a Adelaida encerrada, tan triste, se desesperó.
—Adelaida, Adelaida, soy yo, Totó —la llamó en voz baja.
Ella le contó que el mago la tenía prisionera.
Totó no lograba abrir la puerta y temía que el mago llegara en cualquier momento. Entonces pidió ayuda a sus compañeros, y sacando fuerzas de donde pudieron, empujaron el carro lejos de allí.
—¡Las cosas que uno hace cuando se enamora! —decían los amigos de Totó.
No habían pasado cinco minutos cuando volvió Rampur y descubrió que el carromato y Adelaida no estaban donde los había dejado. ¡Se puso furioso! Maldecía y pateaba todo lo que se atravesaba en su camino.
Loco de remate, comenzó a prender fuego a los carteles, los telones, ¡la carpa entera!
El incendio lo engulló todo como una bestia voraz.
Ésa es la última noticia que tenemos del Mago Rampur.
A varios kilómetros de allí, nuestros amigos alcanzaron a ver las llamas.
—¿Qué habrá pasado? —se preguntaban asombrados.
Adelaida, Totó y la pandilla llegaron al lugar del incendio. Sólo quedaban cenizas humeantes como testigos mudos de lo que había sido el teatro ambulante. ¡Qué amargura sentían!
Con Adelaida a la cabeza, decidieron que “el espectáculo debía continuar”.
La pandilla trabajó como nunca (en verdad, era la primera vez que trabajaba).
Todos pintaron, serraron, clavaron, y en menos de una semana inauguraron el nuevo teatro ambulante.
Poco después, Adelaida y sus compañeros salieron de gira. Si algún día pasan por donde vosotros vivís, no dejéis de ver su espectáculo de magia. ¡Es muy bueno!
Nuestros amigos vivieron juntos muchas aventuras…
Pero esas historias las contaremos otro día.
Marta Vicente
Adelaida
Valencia, Brosquils edicions, 2005
El Proyecto CUENTOS PARA CRECER consiste en la publicación de relatos destinados en especial a niños y adolescentes, así como a todos los que encuentran placer en la lectura.
Debido al tipo de historias ofrecidas, este proyecto permite reflexionar sobre una serie de valores considerados esenciales para el desarrollo del carácter, como la tolerancia, la solidaridad, el espíritu de diálogo y la honradez, proporcionando además un valioso instrumento de aprendizaje.
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