“Contra el olvido”: Un testamento visual de la sociedad palestina antes de la Nakba

Chris McGreal

Contra el olvido

Publicado en 2015 por Ediciones de Oriente y del Mediterráneo, Contra el olvido, Una memoria fotográfica de Palestina antes de la Nakba, 1889-1948, en edición de Sandra Barrilaro y Teresa Aranguren, es un singular volumen que recoge multitud de imágenes de la vida palestina previa a la catástrofe ocasionada por la creación del Estado de Israel.

Este extraordinario trabajo acaba de ver la luz en edición inglesa, publicado por Haymarket con el título Against Erasure [Contra el borrado]. Lo comenta elogiosamente el periodista Chris McGreal en el diario The Guardian. – SP

Veinte miembros de la familia Al Farra se reúnen para la foto, pero ninguno sonríe a la cámara.

La escena es aparentemente tranquila, sentados alrededor de una mesa de madera desnuda bajo los árboles del monasterio de Stella Maris en el Monte Carmelo, en lo alto del puerto de Haifa. Pero estamos en abril de 1948 y la ciudad se ve sitiada y bombardeada por la Haganá, la principal organización paramilitar sionista que más tarde se convertiría en núcleo del ejército israelí.

Gran parte de la población árabe de Haifa huyó, pero los Al Farra se quedaron en el monasterio. Al mes siguiente, cuando la ciudad cayó y pasó a formar parte del recién creado Estado de Israel, regresaron a su casa y descubrieron que había sido ocupada por una familia judía.

En el nuevo libro Against Erasure: a Photographic Memory of Palestine Before the Nakba (Contra el olvido, Una memoria fotográfica de Palestina antes de la Nakba) no llegamos a saber nada más del destino de los Al Farra después de 1948. Pero sí vemos atisbos de la vida de la familia en los años previos a la Nakba, “catástrofe” en árabe, en la que unos 750.000 árabes se vieron obligados a abandonar sus hogares para siempre durante la guerra que siguió a la partición de Palestina y dio lugar al nacimiento del Israel moderno.

Contra el olvido no es la primera colección de fotos de la época del dominio turco, y luego británico. Pero en medio del ataque israelí más sangriento contra los palestinos desde la Nakba, en el que los civiles representan la mayoría de los 28.000 muertos en Gaza, 2 millones de personas obligadas a abandonar sus hogares y barrios enteros destruidos junto a escuelas, hospitales y fábricas, el libro se erige como prueba de vida de una Palestina que muchos en Israel quieren fingir que nunca existió.

Contra el olvido se publicó por primera vez en Madrid gracias a dos mujeres españolas con experiencia en el conflicto palestino-israelí – Sandra Barrilaro, fotógrafa, y Teresa Aranguren, periodista – para oponerse a una versión israelí de la historia que no sólo borra a la sociedad palestina, sino que también trabaja para borrar su memoria. El título original en español se traduce como Contra el olvido, pero ya se había utilizado para un libro de poesía. Los editores ingleses optaron por Against Erasure [Contra el borrado].

Se trata de un título que resulta más que oportuno, no sólo por la actual guerra en Gaza, sino también tras años de lo que los grupos israelíes de derechos humanos describen como un régimen de supremacía judía en Cisjordania destinado a borrar cualquier posibilidad de un Estado palestino viable. Un régimen que se ha esforzado por hacer que los palestinos vivan bajo ocupación, confinados tras la vasta y sinuosa barrera de Cisjordania o enjaulados en Gaza, invisibles en buena medida para los israelíes de a pie, salvo cuando se les convoca a cumplir su servicio militar periódico para hacer efectiva la ocupación.

La versión del libro en inglés y árabe la encargó Róisín Davis para Haymarket Publishing. «La mayoría de la gente no estudia nada acerca de la Nakba en el colegio. No aprenden nada de la historia de esta tierra, de este pueblo. Y desde luego no se hacen una idea de cómo era Palestina», comenta.

«El libro es un testimonio visual de la sociedad palestina, de lo que existía. La fuerza de este libro reside en las imágenes que representan la amplitud y la riqueza de la sociedad palestina antes de la Nakba, antes de 1948. Muestran una sociedad plena, una sociedad rica y una tierra abundante. También muestran la diversidad de la sociedad, que contrarresta en gran medida con el relato sionista de que era una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra».

Las páginas nos presentan a los chicos de la escuela para ciegos de Hebrón a principios de la década de 1940 y al personal del hospital local hacia el final de la guerra. Empleados árabes, judíos y británicos del departamento de aduanas de Haifa posan en sus escaleras.

Son la clase de fotos que antaño llenaban los periódicos locales. De equipos de fútbol, obras de teatro escolares y huestes de “boy scouts” con diversos tipos de tocados, de sombreros de ala ancha a kufiyas.

Miembros del consejo municipal de Haifa -judíos, árabes y británicos- se alinean para un retrato oficial. Un grupo de mujeres posa para una foto de clase con sus diplomas de la escuela de Magisterio. En una imagen totalmente distinta de 1930, una mujer descansa en traje de noche tendida en un sofá.

Vemos el trabajo de Karima Abbud, la primera fotógrafa profesional palestina al frente de un estudio en Jerusalén y Haifa. Dos niñas de Nazaret posan para ella en 1928 con miradas que sugieren recelo hacia la cámara.

El historiador Johnny Mansour, que vive en Haifa y lleva años recopilando historias orales y fotografías de la experiencia palestina, desenterró muchas de las fotografías de los archivos familiares.

Mansour describe a sus padres palestinos huyendo de la guerra de 1948 y su infancia en «uno de los barrios más pobres y marginados de Haifa». Desde entonces ha pasado su vida recogiendo las pruebas de lo que existió antaño.

«Creo firmemente que, aunque el pueblo de Palestina perdiera su tierra, se niega a perder su historia. Como uno de los hijos, de los supervivientes, de este pueblo, sé lo sincera que es nuestra relación con la tierra, su pasado, su historia, sus imágenes, sus documentos. En conjunto, nos devuelven lo que más necesitamos: nuestra patria», escribe Mansour en el libro.

Por ende, Contra el olvido nos recuerda que Palestina nunca fue libre. Estuvo ocupada por dos imperios, el otomano y el británico, antes de la Nakba.

Una imagen muestra a dos hombres frente a un cartel de Imperial Airways en el aeropuerto de Gaza en 1935. Otras muestran el lado más oscuro del dominio imperial, y asimismo que el ejército israelí no fue el primero en entregarse al castigo colectivo. Vemos a los ingenieros del Ejército británico entre los escombros de las casas de Jaffa destruidas para castigar a las familias de los que participaron en la revuelta árabe de 1936.

En medio de las rutinas de la vida cotidiana, los palestinos se dan cuenta de que se avecina una tormenta, y de los primeros indicios de la Nakba. Banderas negras con la inscripción «Viva Palestina» cuelgan en el bazar de Jerusalén el día de la declaración Balfour en 1917, el compromiso del gobierno británico con «un hogar nacional para el pueblo judío» en el territorio recién arrebatado a los otomanos.

Imágenes de dos décadas después recogen la Gran Revuelta ante el fuerte aumento de la inmigración judía y de la propiedad de la tierra, y los temores de que los británicos cumplieran la promesa de la declaración de Balfour.

Contra el olvido enumera 418 pueblos palestinos despoblados durante la Nakba y destruidos o tomados por residentes judíos y bautizados con nombres hebreos en un acto de lo que el libro denomina «sociocidio», pero que bien podría describirse como limpieza étnica.

Se asesinó a la población palestina en algunos lugares, el más tristemente famoso de los cuales quizás sea Deir Yassin. El libro cita a Jacques de Reynier, jefe de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja, que tras una visita a Deir Yassin describió la matanza de árabes «sin ninguna razón militar ni provocación de ninguna clase: ancianos, mujeres, niños, recién nacidos fueron salvajemente asesinados con granadas y cuchillos por tropas judías del Irgún, totalmente bajo control de sus jefes».

Los Al Farra se libraron de ese destino, pero la vida que llevaban antes de la Nakba, vislumbrada en las páginas de Contra el olvido, terminaba ya.

Está claro que a la familia le gustaba viajar. En una foto aparecen dos hombres trajeados sentados rígidamente bajo unas estalactitas en un viaje a las cuevas libanesas de Qadisha en 1935, cuando aún circulaban trenes de Palestina a Beirut.

Junto a su foto hay una copia de un pasaporte perteneciente a un miembro de la familia, cuyas páginas están salpicadas de visados y sellos fronterizos. Es un testamento contra el borrado. En inglés, árabe y hebreo, el documento indica que se trata de un pasaporte palestino y que su titular es ciudadano palestino.

Against Erasure: A photographic memory of Palestine before the Nakba, publicado por Haymarket Books, edición de Teresa Aranguren y Sandra Barrilaro, está ya a la venta.

Chris McGreal es periodista de la edición norteamericana del diario The Guardian, del que fue corresponsal en Washington, Johannesburgo y Jerusalén, y autor de “American Overdose, The Opioid Tragedy in Three Acts”.

Fuente: The Guardian

Traducción: Lucas Antón para sinpermiso.info

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