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San José (Costa Rica), 26 sep (dpa) – La comisionada de Derechos Humanos del Gobierno alemán, Luise Amtsberg, se mostró preocupada por la situación en Nicaragua y El Salvador.
«Se trata de una región en estado de crisis», dijo Amtsberg el lunes (hora local) al término de una visita a Costa Rica, donde se reunió con activistas de derechos humanos de los dos países en el exilio.
«En El Salvador, las estructuras democráticas están siendo sistemáticamente desmanteladas, el estado de excepción está en vigor desde hace 16 meses y casi el dos por ciento de la población está en la cárcel; nadie que hable de forma crítica puede estar seguro de que pronto no se enfrentará a lo mismo».
Mientras en El Salvador el presidente Nayib Bukele reprime a las bandas juveniles criminales, en Nicaragua el jefe de Estado Daniel Ortega emprende acciones masivas contra los opositores al gobierno.
«En Nicaragua se expatria a la gente, se le quitan sus posesiones y derechos de pensión, prácticamente se borra su existencia. Todos los lugares de pensamiento crítico están cayendo gradualmente víctimas de esta política autoritaria», afirmó Amtsberg.
Muchos refugiados políticos encuentran cobijo en la vecina Costa Rica. «Pero Costa Rica está llegando a su punto de ruptura, estamos claramente en un punto de inflexión», dijo Amtsberg. «Todavía hay espacio y protección, pero recientemente también se ha producido un debate sobre una política de asilo más restrictiva».
Alemania también se está convirtiendo cada vez más en un lugar donde activistas de derechos humanos de Rusia, Irán o Turquía, por ejemplo, quieren continuar su trabajo en condiciones seguras.
Un proyecto de alojamiento en Costa Rica cofinanciado por el Gobierno alemán, donde los activistas de derechos humanos encuentran alojamiento, establecen contactos y reciben apoyo psicosocial, también podría ser un modelo para Alemania, según Amtsberg.
«Las instalaciones de la sociedad civil donde los activistas pueden venir a descansar y hacer un plan son grandes proyectos», dijo poco antes de regresar a Berlín. «Queremos que la gente siga trabajando por la democratización de los países de los que proceden».
