Clama UNICEF: «Los niños en Gaza comenzarán a morir de sed»

Claudia Aranda

Gaza

La advertencia es clara, brutal y directa: “Los niños en Gaza comenzarán a morir de sed”, declaró el portavoz de UNICEF, James Elder, en una conferencia en Ginebra el 20 de junio. El colapso de los sistemas de agua en la Franja no es un accidente, ni un daño colateral de la guerra. Es una consecuencia directa de una estrategia militar que ha bloqueado el ingreso de combustible, inutilizado plantas desalinizadoras y reducido al 40% la operatividad del suministro potable. UNICEF lo ha llamado con todas sus letras: una sequía provocada.

Lo que se está ejecutando en Gaza, paso a paso, no es otra cosa que una Solución Final Encubierta. Un plan de aniquilación sistemática que no recurre a hornos ni a gas Zyklon B, pero que se vale de los mismos principios de control absoluto, exclusión del derecho humanitario, sometimiento logístico total y selección de quién vive y quién muere en función de los intereses de una potencia ocupante. Gaza no es un campo de batalla. Es un campo de prueba.

Anatomía del cerco: el sistema de asfixia israelí

La Franja de Gaza cuenta con dos cruces oficiales para la entrada de ayuda humanitaria: Kerem Shalom (controlado por Israel) y Rafah (controlado por Egipto, pero subordinado a acuerdos con Israel). Cada camión de asistencia debe ser aprobado individualmente por el gobierno israelí: se revisa su contenido, su destino, su tiempo de ingreso y se determina, de manera arbitraria, qué se permite pasar y qué no. Medicamentos esenciales, filtros de agua, alimentos fortificados y combustible para hospitales son rechazados de forma habitual.

Pero el control no termina en las fronteras. Una vez dentro de Gaza, la ayuda debe sortear carreteras bombardeadas, zonas de fuego, francotiradores y la destrucción sistemática de centros de distribución. Las rutas internas están diseñadas para la desesperación, no para el auxilio.

La ONU ha denunciado que el bloqueo no solo impide la entrada de bienes vitales, sino que constituye un castigo colectivo a la población civil. La Cruz Roja y la Media Luna Roja han sido blanco de ataques directos. Las plantas desalinizadoras están paralizadas. Los hospitales funcionan con generadores de emergencia sin diésel. El agua está contaminada con aguas negras.

Emboscadas humanitarias: la logística de la crueldad

El viernes 20 de junio, al menos 44 palestinos fueron asesinados mientras esperaban asistencia humanitaria. La información, confirmada por Reuters y Haaretz, indica que las tropas israelíes abrieron fuego sobre civiles que buscaban alimentos y agua. No es un caso aislado.

El día anterior, un hecho aún más atroz ocurrió en el sur de Gaza: fuerzas israelíes instaron a un grupo de personas, en su mayoría mujeres, niños y ancianos, a acudir a un punto de distribución de agua y comida. Una vez congregados, un dron lanzó un misil directamente sobre la multitud, matando a decenas. Testigos lo describieron como una trampa mortal. «Nos dijeron que fuéramos allí, que era seguro. Fuimos porque teníamos hambre. Luego vino el misil.»

Esta táctica tiene antecedentes recientes. La llamada Flour Massacre del 29 de febrero de 2024 dejó 118 muertos en circunstancias similares: disparos israelíes contra personas en busca de harina. En junio de 2025, al menos tres ataques documentados se han producido cerca de puntos de ayuda.

El rastro del exterminio: patrón sistemático y modus operandi

La acumulación de ataques contra civiles mientras buscan ayuda, la destrucción de la infraestructura sanitaria y la manipulación de corredores humanitarios son indicios estructurales. No se trata de errores operativos, sino de una doctrina militar aplicada de manera sostenida, cuya meta es el colapso progresivo de la vida civil. Según Médecins Sans Frontières, el patrón actual revela una lógica de «inhabitabilidad programada»: Gaza está siendo convertida en un lugar físicamente inviable para la existencia humana.

Los informes satelitales confirman que zonas designadas como “seguras” han sido bombardeadas tras ser comunicadas como destinos de evacuación por el propio ejército israelí. Testimonios obtenidos bajo redes VPN desde Rafah y Deir al-Balah corroboran esta práctica. Una mujer contactada a través del canal alternativo Voices from Gaza relató: “Nos mandaron allí con altavoces. A la hora, cayó el misil. No hay un solo lugar donde no seamos objetivo”.

Hidropolítica de exterminio: cortar el agua, multiplicar la muerte

La OMS y la OCHA alertaron el 19 de junio que la disponibilidad de agua potable por persona en Gaza se ha reducido a menos de 2 litros diarios, muy por debajo del mínimo vital establecido por el derecho internacional humanitario. El 85% de la población consume agua contaminada. Las enfermedades diarreicas, hepáticas y bacterianas están proliferando. El cólera es una amenaza inminente.

La relación entre acceso al agua y supervivencia infantil ha sido documentada hasta el extremo. Según Save the Children, cada hora muere un niño en Gaza por causas prevenibles relacionadas con deshidratación, hambre o heridas sin tratamiento. El agua, en este contexto, se ha transformado en un arma biopolítica de aniquilación.

¿Una Solución Final sin cámaras de gas?

La tesis de una Solución Final Encubierta no es una metáfora provocadora. Es una hipótesis jurídica fundada en la evolución contemporánea de los métodos de genocidio. La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (1948) establece que el exterminio puede producirse por medios no explosivos: por hambre, desplazamiento forzado, condiciones de vida incompatibles con la supervivencia. Eso es exactamente lo que sucede en Gaza.

Expertos en derecho internacional como Francesca Albanese, relatora de la ONU, y Michael Lynk, exrelator para los DDHH en Palestina, han advertido que los actos cometidos por Israel podrían ser calificados como genocidio, especialmente bajo los artículos II (a), (b) y (c) de la Convención. La Corte Internacional de Justicia ya ha establecido que la acusación es “plausible”.

Conclusión: genocidio en cuotas, impunidad en tiempo real

La matanza diaria de civiles palestinos mediante el control del agua, el alimento y la ayuda no es solo una catástrofe humanitaria. Es la cristalización de una política genocida que ha perdido la necesidad de ocultarse. En lugar de hornos, drones. En vez de trenes, corredores humanitarios que terminan en emboscadas. En lugar de Auschwitz, Rafah.

Lo más aterrador no es solo que ocurra, sino que el mundo lo vea en directo y no lo detenga, tapándose los ojos y cauterizando la conciencia colectiva a punta de eufemismos siempre cobardes, siempre crueles, siempre cómplices.

Fuentes verificadas:

1. UNICEF, declaración oficial de James Elder, portavoz en Ginebra – 20 de junio de 2025.
2. Reuters, “Gaza: IDF opens fire on aid-seeking civilians”, reporte de campo – 20/06/2025.
3. Haaretz, “Drone strike during humanitarian distribution”, edición digital – 19/06/2025.
4. Le Monde Diplomatique, filtración del informe interno de Médecins Sans Frontières – 18/06/2025.
5. Save the Children, informe mensual Gaza – actualización 20/06/2025.
6. OCHA – ONU + Organización Mundial de la Salud, informe conjunto sobre colapso hídrico – 19/06/2025.
7. Testimonio directo bajo red VPN desde Rafah y Deir al-Balah, verificado vía canal Voices from Gaza – 19 y 20/06/2025.
8. Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sesión en Ginebra – declaraciones de Francesca Albanese – 19/06/2025.
9. Convención sobre el Genocidio de 1948, artículos II (a), (b), (c), interpretaciones jurídicas recientes.
10. Court Docket – Corte Internacional de Justicia, resolución sobre plausibilidad del genocidio en Gaza, enero 2024 y ampliación en mayo-junio 2025.

Pressenza
Montreal, Canadá

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