Carlos Ml Echeverría E.
He sido abanderado de la Integración Centroamericana desde que trabajo, miembro de la Comisión Preparatoria del SICA (1992) por designación presidencial representando a la sociedad civil organizada de la Región y funcionario de la Secretaría General del SICA (2010-1014); actualmente como Embajador en retiro, sigo su desarrollo.
Tuve el honor hace pocos días de compartir con el distinguido rector del INCAE, mi amigo el Dr. Enrique Bolaños, como disertantes ambos en un seminario en Guatemala. Me correspondió hablar sobre el estado y perspectivas del proceso de integración, necesario en Centroamérica para el logro de economías de escala y de cara a oportunidades estratégicas como las que ofrece la imaginativa “Ruta de la seda”. Luego de hacer una introducción de antecedentes, más ingratos que gratos, comenté lo siguiente sobre la integración actual, que se apoya en el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA):
• Concepto sistémico y holístico, producto de los Acuerdos de Paz (1987, Esquipulas II).
• Protocolo de Tegucigalpa: Integración como una aspiración para lograr el desarrollo en democracia, paz y libertad. Actualmente en el SICA participan 8 países.
• 4 Subsistemas interactuando: económico, social, ambiental y político.
• Secretaría General del SICA, instancia sistémica clave.
• Desarrollo institucional amplio, reconocido internacionalmente como avanzado.
• Algunas áreas exitosas: comercio, energía, turismo, posicionamiento internacional, pesca, inversión privada intra regional.
A continuación, elaboré desfavorablemente, sobre algunos temas donde el Sistema nos está debiendo:
• La Secretaría General del SICA se desvía de sus 4 funciones fundamentales, lo que implica estirar inconvenientemente sus recursos materiales, humanos y financieros, US$ 2.3 millones anualmente en cuotas de los países a los que se adicionan los de cooperación internacional. ¿Se concentra en CA3, con fuerte tendencia a agencia proyectista?
• Sistema existe, pero opera “asistémicamente”.
• Acertada expansión a 8 países ha sido difícil de asimilar.
• Recursos insuficientes y dependencia externa hasta para financiar lo básico en casi todos los sectores.
• Institucionalidad débil (¿demasiada?) y capacidad técnica limitada.
• Dirección política a nivel superior poco consistente. Líderes absortos en sus países.
• Lo nacional se privilegia y prevalecen nacionalismos y desconfianza.
• Dificultad para engarzar accionar regional con nacional.
• Proyectos regionales difíciles de financiar.
• Recurso humano carece de formación adecuada. El Instituto Centroamericano de Administración Pública, ICAP, debería ser cabeza de un subsistema de AP.
• Difícil integrar sociedades desintegradas y visiones nacionales distintas. La integración no está en el alma de la gente.
• Papel sector privado: clave pero insuficiente su participación excepto en el Comité Consultivo del SIECA, que no debería existir independientemente del Comité Consultivo del SICA, cuya operación es deficiente.
• Es posible un SICA dividido: CA3 por un lado; Costa Rica, Panamá y la RD, con Nicaragua más adelante, por el otro; Belice distante.
Hice las siguientes recomendaciones sobre el curso a seguir:
• Aceptar debilidad política y estar siempre repensando el Sistema.
• Concentrarse en estrategia de “frutas al alcance”, temas claves no controversiales y lógicos, desde la perspectiva integracionista.
• Desarrollar integración económica; no nos quedemos con lo comercial.
• La SG SICA concentrada en sus 4 funciones asignadas al SG por el Protocolo de Tegucigalpa.
• Mejorar sustancialmente concepto sistémico y la efectividad institucional, así como de las secretarías sub sistémicas y sectoriales.
• Depurar sistema y consolidar esquema financiero vía BCIE, como se ha venido argumentando.
• Promover la integración por la vía de la homologación de políticas.
• Fortalecer el involucramiento empresarial, del resto de la sociedad civil y mejorar la comunicación intrasistémica y con el resto de la sociedad.
• Definir estrategia de relacionamiento del SICA con la comunidad internacional.
• Convertir los desafíos modernos en oportunidades de integración: localización estratégica, encadenamientos, comercio exterior, I & D, cambio climático, exclusión social, formación (educación y capacitación), energía, negocios que fomenten sana interdependencia, deporte y cultura, entre otros.
• ¿Participación en otras iniciativas de cooperación o integracionistas? ¿Por si solos los países o en grupo? Como convenga, pero potenciando y respetando la integración.
Pongo estas inquietudes en la mesa con espíritu constructivo e integracionista.