Cambios en el código electoral y menesteres conexos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Se ha iniciado un proceso que debió darse hace cuarenta y pico de años, cuando don Daniel Oduber propuso el que la democracia costarricense se volviera parlamentaria en alguna de sus variaciones, la que más convenga a Costa Rica. Tendríamos un esquema como el alemán, entre otros valiosos, donde se elige a un presidente que no gobierna, pero si representa la solides del estado y funciona en emergencias, cuando la democracia parlamentaria plantea la posibilidad de un cambio de gobierno anticipado.

Parlamentarismo. El tema del parlamentarismo no se ha tocado todavía. En todas estas cosas relacionadas con la forma en que nos manejamos políticamente, se da mucho interés creado, que a menudo evita que una buena idea se debata, se enriquezca hasta convertirse en ley o que se deseche por impráctica.

Reelección continua. No se ha tratado el parlamentarismo todavía, pero si se hablado de la re elección continua de las diputaciones. Me parece la re elección a diputado es una idea válida, pues quienes ejercen diputación, “se hacen en el cargo”, cosa que sucede en los cargos públicos cuando se ejercen con seriedad. Claro tiene que estar: se requiere de diputados con estándares mínimos de idoneidad. Dos periodos seguidos y hasta tres parecen razonables, si además entendemos que tiene que ir a elección previo a cada periodo. Esto hace, me parece, que quien ejerza la diputación, actúe con gran responsabilidad y especial atención a su circunscripción. Así mismo, va adquiriendo experiencia y mayor conocimiento del Estado y cómo funciona su aparato estatal.

Alternativas para elegir. Relacionado siempre con la elección de los diputados, me parece el país debe enrumbarse a crear alternativas a la elección por plancha (papeleta), como la de hoy en día, en la que provincialmente se vota por un partido y según la popularidad de éste, tendrán oportunidad de ser diputados quienes estén en la papeleta relegados a posiciones de dudosa o casi nula posibilidad de elección. El esquema salvadoreño, que estas lejos de ser perfecto y que le ha costado a la gente manejarlo, resuelve esta disyuntiva. El ciudadano puede votar solo por el partido o darle su voto a un candidato específico, esté en la posición en que esté en la papeleta. Puede fraccionar su voto hasta el número de diputaciones a elegir y distribuirlas inclusive, entre candidatos de su partido y otros partidos. Esto es práctico para ciudadanos interesados en particular y profundamente con temas como los ambientales o de equidad de género por ejemplo, que deseen mayor presencia en el Congreso de diputados que manejen esos rubros con pasión y propiedad.

Reelección y período presidencial. Otro tema que se podría revisar es el de la re elección presidencial, para que se de re elección inmediata si el período se queda en cuatro años o se redimensiona a 5 años. Si se lleva a 6 años, soy partidario del esquema mexicano, una vez y ya no más. 4 años son muy pocos, al final son dos años hábiles en realidad; 5 es bastante bueno y 6 ideal para hacer gobierno sin re elección.

¿Provincias o regiones? Costa Rica debe abordar el manejo de la elección por provincias. Hoy en día, en virtud de los cambios que el desarrollo ha traído a Costa Rica, las provincias en su mayor parte se han vuelto obsoletas, tanto así que ya no hay gobernadores, que al menos hasta no hace mucho casaban; hoy ya no tienen funciones y por lo tanto no existen.

Por otro lado, la lógica de varias provincias cuando fueron creadas era otra a hoy en día, producto del desarrollo de la infraestructura vial. Por ejemplo, Golfito está en la provincia de Puntarenas porque para llegar allá, había que irse por barco desde Puntarenas. Hoy en día nadie hace eso excepto por razones turísticas y así por el estilo: Guanacaste, Alajuela y Heredia responden a esa lógica.

Lo que se debe adoptar como ya lo han hecho algunas entidades comprometidas con la planificación socio económica, es el ordenamiento y nomenclatura regional y subregional determinada por la autoridad planificadora del país, antaño OFIPLAN de la Presidencia de la República y hoy MIDEPLAN, basándose para ello en la ley 5525, de planificación y sus modificaciones. Son seis regiones que incluyen 22 subregiones con suficiente población y consistencia en cuanto a vocación económica y caracterización física para plantear en cada una de las subregiones, un desarrollo coherente. Para quienes aspiren a una diputación o una alcaldía, etc, nada cambia. Lo que tiene sentido es ser práctico y aceptar que las realidades desarrollistas hoy en día son distintas a las de antaño.

Hasta aquí llego, pero estoy seguro de que habrá otras personas más calificadas que el suscrito inclusive, que podrían aportar ideas a ser consideradas. No hay que tenerles miedo a las reformas constitucionales. La carta magna, la que le ofrece el basamento a la juridicidad del país y necesaria para la vigencia de la nación, requiere periódicamente ser modernizada para facilitar el progreso sostenido y sostenible hacia el desarrollo.

Ex viceministro de OFIPLAN, miembro COREC I.

Revise también

Chaves

El rey del mambo sí tiene una hoja de ruta

Eduardo Brenes El 2 de mayo el presidente Chaves no tenía pensado dirigirse a todos …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cambio Político
Este sitio usa cookies. Leer las políticas de privacidad.