Argentina, el caso del fiscal Nisman

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

El hermoso y gran país de Suramérica: Argentina una vez más se encuentra en una encrucijada, su pueblo, la opinión pública nacional e internacional se estremeció ante la misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman. Un mar de dudas ha producido este fallecimiento; no se sabe la realidad y las especulaciones son muchas: fue suicidio o se dio un asesinato? Nisman tenía una protección policial especial para su seguridad personal; no obstante el día de su muerte (18 de enero), cualquiera podía entrar al apartamento en Buenos Aires, aunque existían cerraduras, se dice que un cerrajero abría una puerta fácilmente. Otra pregunta que se hace, es porque? Se vino de sus vacaciones de Europa en forma abrupta. Es cierto que su asistente Diego Lagomarsino le prestó un arma? Que pruebas iba a presentar el fiscal Nisman? producto de sus extensas investigaciones sobre el caso AMIA, al día siguiente ante el Congreso Nacional.

En el 2004 el presidente argentino Néstor Kirchner, nombró fiscal especial al abogado Alberto Nisman, para que realizara todas las investigaciones pertinentes sobre el atentado de terrorismo contra el edificio de la AMIA, sede de la mutual judía de beneficencia, dinamitado en 1994 por terroristas musulmanes de Hezbollah (supuestamente mandados y financiados por Irán). El caso estaba pendiente, pero estaba abandonado de las investigaciones jurídicas y penales. Las investigaciones de Nisman habían llegado a su etapa final de recabar las pruebas sobre el atentado y se conocía la verdad de la situación penal contra los personajes involucrados iraníes. Este atentado por sus características tuvo repercusión internacional, máxime que se trató de un ataque a una comunidad judía argentina, en un país que la colonia judía es de las más numerosas del continente americano, como también refugia a muchos nazis luego de la Segunda Guerra Mundial.

El contexto del conflicto árabe-israelí está vigente, y en ese entonces en el año de 1994, el mundo se conmocionó con la noticia de la muerte y heridos de decenas de judíos. El mundo no debe callar nunca estos violentos atentados contra seres humanos inocentes. En todo el entramado de la investigación el fiscal Nisman analiza las relaciones de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su canciller Héctor Timerman con Irán, y la supuesta posibilidad de exonerar a los iraníes de ser los autores intelectuales del atentado; esto sería a cambio de negociaciones comerciales para Argentina. Incluso ahora el gobierno argentino está culpando a los servicios secretos de inteligencia de influenciar y engañar al fiscal Nisman, con falsas informaciones.

Esto suena muy peregrino y es extraño que la presidenta Fernández vaya a disolver la Secretaría de Inteligencia, además de la falta de credibilidad emanado del discurso televisivo sobre el caso Nisman. La presidenta salió a declarar primero que había sido un suicidio y luego se desdijo expresando que se trató de un asesinato. Esto ha generado muchas dudas, falta de apoyo cívico, una gran crisis de credibilidad pública sobre el gobierno de la República. Pareciera que ahora las baterías del gobierno se dirigen contra Antonio Jaime Stiuso el ex zar de los espías y los servicios de inteligencia del Estado, que según el gobierno, elaboraron un “complot” para desprestigiar a la presidenta y su gobierno.

Además, luego de la muerte del fiscal especial Nisman, pueden darse muchas excusas y lanzar cortinas de humo para apaciguar los ánimos del pueblo; en un país donde los Tribunales de Justicia, han venido siendo manoseados por los políticos; así como los constantes ataques del gobierno a los medios de prensa, especialmente el diario El Clarín. La Corte Suprema de Justicia debe tomar el caso con seriedad, de investigar a fondo esta sospechosa muerte, incluso si es necesario traer profesionales de afuera, por ejemplo como el juez español Bartasar Garzón u otros jueces que gozan de gran credibilidad y que han sobresalido en la dirección de casos internacionales; porque el atentado de AMIA, es de trascendencia internacional, se quiera o no ver así.

Para octubre de este año se darán elecciones nacionales dentro del Estado Federal; y por supuesto que esta misteriosa muerte va a tocar las fibras políticas dentro del gobierno y los partidos políticos. Las encuestas de opinión pública señalan que entre el 67% y el 71% no cree que aparezcan los verdaderos culpables de la muerte de Nisman y que nadie vaya a ser condenado; y el 84% opina que este caso afecta la imagen política de la presidenta Fernández. En realidad, este caso del fiscal, genera muchas dudas e inconsistencias en cómo han sucedido los hechos; las instituciones públicas de Argentina están en la picota; el gobierno y la Corte Suprema de Justicia deben hacer ingentes esfuerzos por esclarecer los verdaderos motivos de la sospechosa muerte del fiscal especial.

Apenas a un día antes de comparecer al Congreso Nacional, a rendir su exhaustivo informe investigativo del atentado a AMIA en 1994 de trascendencia internacional y que al parecer iba a acusar a la propia presidenta Cristina Fernández. De lo contrario cada día que pasa la gran afectada será la presidenta Fernández, su gobierno y su partido político; lo cual hará que los partidos opositores crezcan con miras a las elecciones del próximo mes de octubre. Esta muerte de un abogado de la talla de Alberto Nisman, no debe quedar impune, sus investigaciones deben seguir su curso, caiga quien caiga; si efectivamente las pruebas legales descubrían el encubrimiento de la presidenta Fernández, su canciller Timerman y sus relaciones con Irán, en asuntos que supuestamente tratarían de desviar la atención de los autores intelectuales del atentado de AMIA.

Todo esto es muy grave, y la Corte Suprema de Justicia debe ser la llamada a tomar y seguir con el caso de la manera más seria, jurídica y técnicamente; privilegiando los principios de justicia pronta y cumplida; para llegar a la verdad de los hechos de la misteriosa muerte del fiscal Nisman; y Argentina dentro de su país, así como en el mundo entero tengan paz, y vuelva la credibilidad que deben gozar las instituciones públicas libres, autónomas, para beneficio de la democracia, la seguridad y el respeto a los derechos humanos fundamentales.