Anecdotario costarricense

Anecdotario

HACE algunos años visitó a Costa Rica, invitada por los más altos valores intelectuales de aquella época: Omar Dengo, Roberto Brenes Mesén, Joaquín García Monge, Carmen Lyra, José María Zeledón (Billo), Rubén Coto Fernández, Justo A. Facio, Carlos Gagini y otros cuyos nombres no precisamos en estos momentos, la insigne poetisa chilena Gabriela Mistral. A su llegada fueron a entrevistarla y a conversar con ella los redactores de todos los diarios locales. Uno de ellos, Ramón Caldera, de mentalidad ágil, le espetó a la Mistral la siguiente interesante pregunta:

—»Se dice que los viejos no le ceden el paso a los jóvenes y éstos se quejan de que no pueden surgir. Hablan del viejismo político y de sus desaciertos en materia política. ¿Qué nos dice usted Gabriela al respecto?»

Aquella mujer, orgullo de las letras americanas que llegó a obtener el más alto título, el de «Poetisa de América», mirando fijamente al periodista Caldera, le respondió:

—»¡Se quejan estos jóvenes de lo que poseen! Juzgan que Costa Rica se estanca en un viejismo conservador que, por amor a la paz, dificulta el arribo de una mejor justicia distributiva. Nada cambia aquí dicen los jóvenes. Ninguna idea taladra el cráneo de nuestros gobernantes. Ignoro cuánto de verdad haya en eso. Lo que ve un extranjero es que en ninguna parte de América Hispana, las casas brillan con tanto aseo, las gentes del pueblo viven con tanta pulcritud, la opinión pública se muestra más comprensiva de la labor de sus gobernantes, y existe tanta. armonía entre las posibilidades económicas del país y el bienestar común»…

Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Usado con autorización.

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