Bernal Jiménez Monge
Tal como lo esperaba, ha habido de parte de los diversos sectores del país, un justo rechazo, unánime, a la sección impositiva de la futura propuesta del Gobierno al FMI.
La misma, solo considera una finalidad recaudatoría fiscal, sin tener en cuenta sus efectos sociales perversos sobre la clase media y los sectores desposeídos.
I. Sobretasas al impuesto de renta
La sobretasas a la Renta, con la actual Ley de Sistema de Renta Cedular, lo que viene a provocar es una carga adicional sobre los salarios de clase media. Al gravar solo las rentas al trabajo, se comete una gran injusticia, pues se está exonerando de tributar a los grupos más fuerte de la sociedad, aquellos elevados deciles 9 y 10 que reciben poco más del 50% del Ingreso Disponible Nacional.
Es precisamente, sobre esos dos grupos —los dos deciles más altos de la Encuesta de Hogares del INEC— sobre los que tienen que recaer los nuevos tributos, no sobre los hombros ya recargados de la clase baja y media de ingresos.
Desde el punto de vista ético, social y económico es inaceptable la propuesta tributaria del Gobiernos en este aspecto.
- Es inmoral que continúe la actual distribución de ingresos, en donde el primer decil (10% de los hogares, con 628.829 habitantes) reciba un mísero 2,2% ; el decil siguiente —con población un poco menor— solo un 3,3%, en tanto el último decil formado por 360.000 se embolsa el 33,1 % de todo el Ingreso Nacional. Ya he señalado que entre este decil y el anterior, se llevan la mitad de todo el pago a factores de la producción.
- Desde el punto de vista social, la injusticia de cargarle la mano a la clase media, provoca desequilibrio y angustia que afecta la estabilidad y la armonía que debe prevalecer en nuestra sociedad.
- Tomando en cuenta la política económica y de recuperación, es grave error gravar los salarios, cercenando el poder de compra de la clase media y disminuyendo la demanda efectiva, que en tiempo de crisis debe más bien aumentarse. Cualquier tributo y recargo al Impuesto a la Renta, debe tener presente esta situación, y gravar más, progresivamente esos altos estratos económicos.
II. Propuesta de renta global
Lo anterior sólo puede lograrse con el sistema de RENTA GLOBAL, que obliga a los ciudadanos a declarar todos sus ingresos anuales, de cualquier origen (salarios, alquileres, intereses, dividendos, comisiones, dietas, etc) “englobarlos en un solo monto” y aplicarles al menos la misma escala que a los sueldos y a los ingresos de los profesionales (de 10% a 25%).
ESO ES JUSTICIA TRIBUTARIA, aplicada hoy día en todos los países del mundo avanzado social y económicamente. Si se decide hacer recargos transitorios, en vista de la crisis, entonces se puede recargar de 1% a 3% sobre esas tasas según el rango de la renta, lo cual lleva progresividad impositiva.
Cabe aclarar, que la Renta Global es solo para las personas físicas, no para las empresas, que prácticamente pagan casi una sola tasa “plana” del 30%.
El recargo de un 6% sobre el actual treinta, que propone el Gobierno, es verdaderamente confiscatorio, y afectaría la inversión y el desarrollo de las mismas. Un 2-3% sería más lógico.
III. Triplicar el gravamen del impuesto territorial
Pasar del 0,25 al 0,75% en el tributo territorial, es igualmente confiscatorio.
En número, el gran peso del impuesto territorial recae sobre los poseedores de casas de habitación, la gran población, a quienes se les triplica el pago de este impuesto.
Respecto a las empresas, el impuesto territorial forma parte de los costos de producción, y la empresa trasladará al consumidor ese gravamen.
Al final será el pueblo el que tiene que pagar ese exagerado aumento.
IV. Impuesto a todas las transacciones bancarias y pagos.
Al considerar el Gobierno sólo el punto de vista recaudatorio en su propuesta, plantea distorsionada y ampliada, la llamada tasa Tobin, una idea de un profesor de la Universidad de Yale, propuesta hace 40 años, para reducir especulaciones de operaciones en divisas.
Sin duda, en conjunto encarecerá el costo de las empresas, y afectaría el SINPE, sistema de pagos que el BCCR creo a un altísimo costo para favorecer la bancarización y agilizar los pagos y transacciones de todo tipo. Desde luego, siempre será el pueblo el que pague esos impuestos, de muy baja apariencia individual, pero de tremendo monto para el conjunto de la sociedad.
Miro la economía, y a la población del país, como un médico mira a su paciente, con un gran cariño pero con objetividad. Miro la economía con objetividad partidaria y pensamiento socialdemócrata, pensando en una Costa Rica más justa, desarrollada con oportunidades para todos los ciudadanos. Eso me impulsa, con criterio profesional, a plantear políticas públicas progresistas que nos lleven a un desarrollo más rápido con la equidad propia de país avanzado, a una verdadera democracia económica y social.
Me queda por hacer, en la parte tributaria un planteamiento sobre el IVA, en sustitución de las ocurrencias tributarias gubernamentales. Igualmente resta analizar otras propuestas fiscales, no tributarias, con algunas de las cuales estoy de acuerdo.
Pronto terminaré mi análisis e iniciativas.