Algunos apuntes sobre las elecciones municipales

Luis Paulino Vargas Solís

1. El gran derrotado fue, sin duda, el Partido Liberación Nacional. En parte, me parece, es una tendencia de declinación a largo plazo, asociada, no solo a los escándalos de corrupción que, de cuando en cuando, golpean a gente vinculada con ese partido, cuando, sobre todo, al abandono del ideario socialdemócrata, lo cual, me parece, ha determinado la pérdida de contacto con la gente y el extrañamiento respecto de las demandas y necesidades populares. Sin embargo, me parece que ahora hubo un algo más: la maquinaria electoral liberacionista -tradicionalmente su mayor fortaleza- parece haberse herrumbrado, y da muestras de anquilosamiento.
2. En el caso del Frente Amplio, creo percibir un contraste notable entre el alto desempeño de su fracción legislativa -con mucho, la más seria, propositiva y estudiosa- y los muy modestos resultados logrados en este proceso electoral. Seguramente afectan ciertos estigmas que le han sido estampados al partido, y de los cuales este no se ha logrado desprender. Pero creo que debe admitirse que esto pone de manifiesto debilidades en la organización territorial, lo cual establece algunas similitudes entre el desempeño electoral del FA y el que usualmente tenía el fenecido PAC: su poder de convocatoria es difuso, sin gran arraigo territorial, y en gran medida centrado en una población de nivel educativo relativamente alto. Además, y como insiste mi amigo Jiddu Rojas, el FA -como en general los progresismos y las izquierdas- tienen que aprender a construir coaliciones y alianzas.
3. ¿Cómo entender los avances de la “derecha-más-derecha”? Me refiero al partido de Feinzaig (Liberal Progresista) y, sobre todo, el de la ministra Natalia Díaz (Unidos Podemos). Se podría pensar que la gente ha renunciado a la sensibilidad socialdemócrata -solidaria y favorable a la justicia social- que en otros tiempos predominó, y que, en su lugar, tiende a imponerse la ideología del “sálvese quien pueda” y que “triunfe el más feroz”. No es una hipótesis descabellada, sobre todo porque es cierto que esa ideología ha ganado adeptos, sobre todo entre la gente joven, pero tiendo a pensar que la clave podría estar en otro lado: en el nivel local, es posible que esos partidos hayan logrado acertar mediante propuestas desideologizadas, centradas en las demandas más inmediatas y cotidianas de la gente.
4. Lo mejor ha sido la elección de Diego Miranda en la alcaldía de San José. Yo hubiese aplaudido ver ahí a Patricia Mora -por quien guardo gran cariño y respeto- pero igual celebro la elección de Diego. Es una derrota para el PLN, pero, sobre todo, es la derrota de un estilo político corrupto e inepto: el de Johnny Araya.
5. Lo cual me lleva a un comentario que hace mucho quería hacer, acerca del evidente contraste entre la forma como el PLN consiente y acuerpa a Araya, y el tratamiento, a la patada, que le dieron al ahora saliente alcalde de Alajuela, Humberto Soto. Sin duda, este último tiene tamaño rabo que majarle, pero innegablemente el rabo de Araya es muchísimo más largo. No puedo evitar pensar que esa marcada disonancia, tiene que ver con el sexo de la persona con que el uno y el otro comparte su cama.
6. La tendencia a la reducción del abstencionismo en estas elecciones locales, se rompió. Hubo un pequeño aumento. Posiblemente esto tiene que ver con lo que Eugenia Zamora, presidenta del TSE, denunció: la campaña de desinformación y odio, a niveles jamás vistos previamente. Es obvio que detrás de eso ha estado la agenda autoritaria y corrupta de Rodrigo Chaves y Pilar Cisneros. No caigamos en el error de creer que este es un detalle menor. De ninguna manera. Es una amenaza cierta, grande y ominosa.

Tomado de FB