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Carlos Roberto Martínez U.
Se celebra en esta fecha, el Día Internacional de la Libertad de Prensa. Muchos pueden ser los comentarios sobre el tema central de dicha celebración: “Los frenos y contrapesos al poder”.
De conformidad con el artículo 19 de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” que dice: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; el derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
El tema se centrará en cuestiones de los medios y en la transparencia del proceso político, la independencia y la alfabetización mediática del poder judicial y la responsabilidad de las instituciones estatales frente al público. El día también sera una oportunidad para examinar los desfíos actuales de la libertad de prensa en línea.
La libertad de prensa ha sido siempre amenazada por aquellos que utilizando el poder, han hecho lo posible para acabar con la vida de sus mayores enemigos, los que se expresan por los medios de comunicación, los que con la verdad han combatido los actos de corrupción, las tiranías. Vemos a diario como los comunicadores han sido perseguidos en diferentes lugares del mundo, y han caido en el cumplimiento de su sagrado deber, el llevar a sus lectores la verdad.
En nuestro país no nos hemos quedado sin ejemplos, por eso en esta fecha quisiera hacer un homenaje a uno de los hombres que más han influido en mi vida, de los cuales, por su valor, su juventud, todos los costarricenses deberíamos leer sus libros, artículos de prensa y aprender para hacer de nuestra prensa algo superior cada día.
Don Rogelio Fernández Güell
Se cumplieron 100 años, el 15 de Marzo, del sangriento asesinato de una de las mayores plumas representantes del periodismo nacional, que en lás páginas de la prensa de la época tomó un papel importante en la denuncia, el debate de los asuntos políticos de los años iniciales del siglo pasado.
Rogelio Fernández Güell, junto a Joaquín Porras, Ricardo Rivera, Jeremías Garbanzo y Carlos Sancho, fueron vilmente asesinados el 15 de Marzo de 1918, por Patrocinio Araya y sus 50 matones, por ordenes del sátrapa en el poder Joaquín Tinoco.
Se dirigían a Panamá, para unirse a un grupo anti-tinoquense, dirigido por Alfredo y Jorge Volio Jiménez, al llegar a Buenos Aires, fueron emboscados brutalmente, masacrados, ajusticiados con balazos en el cráneo.
Todo hubiese quedado en silencio, de no haber sido por un maestro salvadoreño, que ese día había iniciado su lecciones en la escuelita del caserio, de 11 viviendas y 60 ranchos de paja, que al oir las detonaciones, decidió enviar a sus alumnos a la Casa Cural, donde un vecino le narra los hechos acontecidos, fue al lugar de los asesinatos y encontró los cadáveres, «estaban atrozmente heridos de bala, y los dos primeros teniande tal maneradeztrozao el cráneo …» Don Marcelino García Flamenco se convirtió así en uno de los enemigos del Dictador Tinoco, y huyendo a Panamá, llevó todos sus apuntes, para luego dar a conocer los hechos acontecidos.
En la ciudad de Buenos Aires, actualmente hay una escuela con el nombre de Rogelio Fernández Güell y un monumento en el lugar donde lo asesinaron. La Avenida Central de San José lleva también su nombre.
La historia de la vida de este gran hombre de letras, no puede pasar por alto, y por ello los costarricenses deben recordar una de las citas mas verdaderas del acontecer ciudadano:
“Si un gobernante no escucha la voz del pueblo, es por que éste no habla en voz alta”.
