Gilberto Jerez
CCon estupor leo un artículo de un ex diputado del periodo 1986-1990.
Eso me incita a escribir con cierta amargura recordando aquellas palabras de don JOAQUÍN GARCIA MONGE que, para mí, hoy más que nunca tienen un enorme significado, principalmente cuando cada político cree tener su verdad absoluta…
“El sancocho de la política usual en Costa Rica:
Minúsculas rivalidades, codicias, suspicacias, y acechanzas; contubernio de inconsecuencias, de irresponsabilidades, de deslealtades con hombres y principios, de dobleces, simulaciones y cobardías”
Todos tenemos nuestra verdad.
Principalmente algunos políticos y algunos hombres que “su verdad” la anteponen a la lealtad consigo mismos, hombres y principios, si es que en realidad los tienen.
DANIEL ODUBER QUIROS no merece ser inspiración de bajezas, mezquindades y exabruptos velados como el de ese artículo que al inicio menciono y que aparentemente une, en causa común, a esos “tres amigos” como si fuesen mosqueteros.
Nada más alejado de la verdad y de el lema «todos para uno y uno para todos» en que, seguro, pensó Alejandro Dumas como un deseable atributo de lealtad entre los hombres públicos.
Debió el señor ex diputado decir su verdad a como lo expresa en el artículo:
“De haber sido indagado, habría declarado la verdad que conozco y no tengo inconveniente alguno en darla a conocer ahora, si con ello contribuyo a dar luz sobre lo acontecido, en aras de la salud política de la patria.”
Máxime cuando le es sabido que, también algunos que estuvimos ahí, conocemos muy bien lo que sucedió, quienes recibieron recursos y que, además, no hay que ser tesorero para recibir dineros si eres un dirigente connotado y candidato a diputado en época de elecciones.
En honor a don Daniel muchos deberían con dignidad levantar la mano, decir lo que sienten y lo que saben. Es hora de olvidar compromisos y dejar de callar para no levantar ronchas.
Es hora de dejar de ser pusilánimes y sin avergonzarse darle al Cesar lo que le pertenece.
Con el sentimiento de la desconfianza plantado en el corazón, uno no sabe si acabar tomando distancia de ese u otros, otrora figuras políticas nacionales SIEMPRE, aún con estas actitudes nada ejemplares, indispensables para el funcionamiento de la democracia.
Da pena ver como un grupo de individuos amparados por algunos medios de comunicación con dudosas y espurias intenciones ejercen la política con tal torpeza como nunca antes haya sido visto en la historia costarricense y en la historia del PARTIDO LIBERACIÓN NACIONAL.
Solos se hunden por el peso de sus fracasos, sus incompetencias e impericias reflejadas en actos inverosímiles que ni siquiera riman con las bien intencionadas contribuciones que algunos políticos de gran popularidad intentan aportar heredándoles su popularidad, muchos no entienden porque, a su causa.
Vemos así como advenedizos sin trayectoria alguna, asentados en la secretaría del partido, su presidencia y otros grandes puestos de decisión en las cúpulas; minimizan la responsabilidad, dejan pasar actos indebidos, violando así principios y valores con tal de abrir espacios a tránsfugas, veletas, individuos de dudosa imagen y mediocres oportunistas reconocidos por el uso de la marrulla, el arribismo, que poco a poco y hábilmente se han venido apoderando del partido para obtener provechos personales y formar argollas que día a día debilitan a la agrupación.
Suena hasta raro que siempre hayan excusas para explicar lo inexplicable.
Callar y dejar pasar es lo mismo que ser un conspicuo participe de tanta anomalía y chambonada que caracterizan al PLN en los últimos tiempos…
Callar en estas circunstancias es señal de que no sentimos la carga histórica de los principios, que los valores y la ideología de un partido político que ha hecho grande a Costa Rica!
Dejar pasar tanta ignominia y torpeza es contribuir a escribir un réquiem al partido político más responsable, organizado y productivo en razón del bienestar de las grandes mayorías costarricenses…
Se que no será este escrito del agrado de quienes, en su interior, saben qué hay algo de razón en su significado, tampoco será de la simpatía de quienes callan por el interés de colarse y vivir del sistema resultante de esta forma de hacer política.
Pero han y hemos de comprender de que profundizar y seguir por ese camino no es otra cosa que seguir engrandeciendo esa imagen, que tiene la gente del común del individuo que ejerce la política como oficio:
El ser hábil para engatusar al público; un avivato que promete una cosa cuando en realidad persigue otra, como hoy desgraciadamente lo estamos viendo…
La percepción de tener al frente a “un genio de la palabra” que no duda, durante la campaña electoral, en decirle al ciudadano lo que quiere oír, para ganarse su confianza, obtener su voto, salir elegido y dedicarse a hacer otra cosa, una vez que obtiene el poder…
No señores el Partido Liberación Nacional es todavía más que eso y no habrá espurio cambio salido de una mente perversa, calculadora, perdedora, sin recorrido alguno que tenga éxito al querer mancillar su dignidad su historia y estatutos para convertirlo en una herramienta que como maquinaria electoral sirva fuera de sus proclamas, principios y pensamiento de hombres y mujeres, muchos de ellos alejados ante tanta desvergüenza, tanta insolencia y tanta pusilanimidad que hoy nos recetan.
Algo tenemos que hacer los verdaderos liberacionistas. Muchos sabemos y entendemos que, si bien hay políticos que son censurables, aún así también hay muchos políticos que valen la pena.
Este tipo de políticos que llega de vez en cuando al poder y gobierna con dificultad y con oposición a los cambios que hace y propone…
No solo es el que hace avanzar la sociedad, sino es también el que queda tañendo en el alma nacional y a pesar de envidias y enemigos nadie lo saca del corazón de la patria…
Mucho de esto ha dado liberación a la patria y con ese bagaje cosechado deberían poner mucha atención a quien apoyan para que, no sólo sigan sus huellas dado que esos atributos no se heredan, sino por el bien del partido, sus principios, ideología y sobre todo por el bien, en bienestar y el futuro de la familia entera costarricense…
Porque cuando tiene la suerte de ganar, ese político pone en marcha a la emoción, alienta a la esperanza con solo echar a andar un conjunto de políticas públicas, que marcan la vida para siempre.
En vano conspiran y pierden, al final, el tiempo quienes intentan disminuir los logros de quienes, con el voto mayoritario obtuvieron honor de dirigir la patria…
Porque en ese mismo acto también lograron tener el derecho de que sea solo la historia patria quien tenga derecho a juzgarlos.
– Exdiputado