Una noche, se encontraba Borges en compañía de varios amigos tomándose una copa de vermouth con crema de nance, su trago favorito; como eran cerca de las diez de la noche, se acercó un policía ordenando al dueño que cerrara el establecimiento. El ex-decano de los periodistas protestó al día siguiente, por la restricción a la libertad individual, ante el Comandante de Policía, que lo era entonces el General don Ricardo Monge, quien le dijo a Borges:
—»¿Qué quiere usted que haga con ese policía?».
Y don Fernando, sin odios ni rencores, le replica al momento: «Que lo mande a otra parte, porque aquí en la capital esto resulta muy chota».
Al día siguiente, estando el periodista Borges con los pies sobre la mesa de trabajo, le avisaron que un policía quería verlo. ¡Que pase!…, fué la respuesta».
Y el policía, con cara de satisfecho y contento, le dice:
«Vengo a darle las gracias. Hace tiempo que le estoy pidiendo al Comandante el traslado- a Heredia, porque allá tengo un «pilón», y me han dicho QUE GRACIAS A USTED, DON FERNANDO, ME DESTACAN PARA LA CIUDAD DE HEREDIA»…