En el valle de un pequeño afluente del río Grande se halla el Pueblo de Taos, un conjunto de viviendas y construcciones destinadas a usos ceremoniales, representativo de la cultura indígena de los indios pueblo de Arizona y Nuevo México. Las casas tienen varios pisos, gruesas paredes de adobe y tejados de madera. El Pueblo de Taos ofrece un ejemplo sobresaliente de un tipo de edificio y de un conjunto arquitectónico que ilustra una etapa significativa de la historia humana. Por esa razón fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992.
El nombre Taos deriva de la voz tua-toh, que significa «nuestro pueblo», y hace referencia a los indios pueblo, una comunidad de lengua tiwa. Como muchas otras lenguas autóctonas del continente americano, el tiwa está en vías de extinción: en 1990 contaba tan sólo con unos 800 hablantes. El histórico asentamiento conocido como Pueblo de Taos está a unos 5 kilómetros de la pequeña ciudad de
Taos y es uno de los diversos asentamientos que se reparten por el estado de Nuevo México y que podríamos identificar como aldeas más que como pueblos propiamente dichos, dada su pequeña superficie y su reducida población.
Habitado permanentemente a lo largo de más de un milenio, el lugar tiene la particularidad de contar con un número significativo de construcciones tradicionales de adobe-ladrillos sin cocer hechos de barro y paja seca- propias de la cultura indígena. Actualmente tan sólo unos 150 indios pueblo viven en el Pueblo de Taos de manera permanente, si bien casi 2.000 individuos de esta etnia habitan las viviendas modernas construidas en los territorios que posee la comunidad y que forman una de las diversas reservas de Estados Unidos. Los conquistadores españoles encontraron a los indios pueblo en 1540, cuando seguían el curso del río Grande hacia el norte. Al frente de la expedición estaba el capitán Hernando de Alvarado, quien el año anterior había fundado en el actual Perú la ciudad de Moyo-bamba, primera población española establecida en la selva y punta de lanza de la colonización de la Amazonia. Los hombres al mando de Hernando de Alvarado se encontraron en el valle de Taos con unas casas prácticamente idénticas a las que pueden verse hoy. Hasta el siglo siguiente los colonizadores no se establecieron de manera permanente en el valle, y en la actual ciudad de Taos construyeron edificios con la estética propia de la época, como la iglesia de San Francisco de Asís. También crearon espacios públicos de clara influencia española, como la plaza de Taos, y casas típicamente coloniales. Pero el Pueblo de Taos se mantuvo fiel a la arquitectura tradicional indígena.
Las viviendas de la aldea tienen varios pisos. Las paredes de adobe son muy gruesas, lo cual contribuye decisivamente a aislar térmicamente el interior. Los tejados son de madera y las vigas se extienden más allá de los límites de la fachada. Así, este elemento básico en la construcción se convierte en parte de la decoración de las peculiares construcciones. Las casas están muy juntas para dejar el menor espacio posible a los rayos del sol.
En la actualidad, el Pueblo de Taos es un importante destino turístico y está abierto al público todo el año, excepto las seis semanas entre febrero y marzo en las cuales tienen lugar las danzas rituales y las ceremonias religiosas propias de la comunidad indígena.
Fuente: Uneco, colección Patrimonio de la Humanidad