Crisis política agrava el aislamiento de Emmanuel Macron y reaviva los pedidos de elecciones anticipadas
Un video que muestra a Emmanuel Macron caminando solo junto al río Sena se volvió viral en los últimos días. La imagen, serena pero cargada de simbolismo, retrata al presidente francés en uno de los momentos más difíciles de su carrera política. Su figura, reflejada en las aguas del Sena, parece acompañar el desconcierto de un país que atraviesa una de sus mayores crisis institucionales desde la creación de la Quinta República.
Macron enfrenta la peor crisis de su mandato con un gobierno debilitado, una Asamblea Nacional fragmentada y aliados que exigen su salida. La renuncia del primer ministro Sébastien Lecornu, apenas un mes después de asumir el cargo, marcó un punto de inflexión dejando al Ejecutivo al borde del colapso. El presidente le pidió mantenerse en funciones hasta este miércoles 8 de octubre con la esperanza de lograr una coalición de gobierno que devuelva estabilidad al país, pero las negociaciones avanzan con dificultad.
El ex primer ministro Édouard Philippe, antiguo aliado de Macron y hoy aspirante al Elíseo, pidió públicamente su dimisión. «Debe organizar una elección presidencial anticipada», declaró Philippe a la radio RTL. A su juicio, solo un nuevo proceso electoral podría restablecer la legitimidad del poder ejecutivo y poner fin al bloqueo institucional.
Otro ex primer ministro, Gabriel Attal, también se sumó a las críticas al afirmar en TF1: «Ya no entiendo las decisiones del presidente». Attal cuestionó el adelanto electoral de junio de 2024, una medida que Macron presentó como un intento de «clarificación política» tras la victoria de la ultraderecha en las elecciones europeas. La estrategia, sin embargo, agudizó las divisiones y debilitó la posición del mandatario.
Macron descartó repetidamente la posibilidad de renunciar, asegurando que su mandato se extiende hasta la primavera de 2027. No obstante, el ambiente político en el Palacio del Elíseo se volvió cada vez más tenso. De acuerdo a un sondeo de Odoxa-Backbone, el 70% de los franceses considera que el presidente debería dejar el cargo. En su declaración del lunes 6 de octubre, Macron afirmó: «asumiré mi responsabilidad», en caso de fracasar la mediación de Lecornu, frase interpretada por muchos como la antesala de una posible disolución del Parlamento.
El escenario político francés se ha vuelto especialmente volátil. Desde 2024, Francia tuvo tres primeros ministros —Michel Barnier, François Bayrou y Sébastien Lecornu— sin que ninguno lograra aprobar los presupuestos o las reformas clave. Con una deuda pública que ronda el 115% del PIB, el país enfrenta la presión de cumplir con las normas fiscales europeas y estabilizar sus cuentas.
Mientras tanto, los principales bloques políticos intentan capitalizar la crisis. La izquierda reclama la formación de un gobierno encabezado por uno de sus representantes, argumentando que fue el sector más votado en las legislativas de 2024. «Estamos preparados para gobernar juntos con un programa de justicia social y ecológica», señalaron en un comunicado conjunto los partidos socialistas, comunistas y ecologistas. La ultraderecha, por su parte, encabezada por Marine Le Pen y Jordan Bardella, mantiene una postura expectante ante un eventual adelanto electoral.
A dos años del final de su mandato, Emmanuel Macron parece enfrentarse a un dilema inevitable: disolver nuevamente el Parlamento o aceptar que su liderazgo atraviesa un punto de inflexión. La caminata solitaria a la orilla del Sena se convirtió, para muchos observadores, en una metáfora visual del momento político que vive Francia: un presidente en busca de salida, acompañado solo por el reflejo incierto de su propio poder.
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