De la memoria perdida, Alejandra Calderón Fournier

Sergio Erick Ardón Ramírez

Alejandra Calderón Fournier

Me he topado con un comentario recordatorio sobre Alejandra Calderón Fournier, la hija menor de Rafael Ángel Calderón Guardia.

En ese comentario de la pluma de Roberto Herrera, se hace un reclamo sobre el olvido en que los costarricenses hemos sepultado la memoria de quien fuera una persona de gran valentía y con un potencial extraordinario.

Quiero hacer un pequeño aporte, porque algo supe de ella y un par de veces intercambiamos palabras.

Para mi, desde mi perspectiva de persona empeñada en cambiar las cosas del país en beneficio de las mayorías, el conocimiento del regreso de una hija del Dr. Calderón Guardia, desde Bélgica, fue algo muy llamativo.

La vaina, así lo entendimos, era que Alejandra Calderón, si bien asumía una posición revolucionaria, y cuestionaba las injusticias y limitaciones de una Costa Rica adormecida entre reformas menores y conformismo, había optado por el trotskismo, que es una corriente de la izquierda, de nuevo, a nuestro entender, muy ortodoxa y que gasta muchas de sus pocas energías promoviendo luchas intestinas.

La estrecha relación que ella tenía con Fausto Amador, hermano del dirigente sandinista Carlos Fonseca, quien había defeccionado de las filas del sandinismo y se había acogido a los perdones de Somoza, nos hacía dudar de la posibilidad de que Alejandra pudiera desarrollar todo su potencial político. No eran las limitaciones políticas del trostskimo el campo adecuado.

Alguna vez nos reunimos en búsqueda de puntos de contacto, y para coordinar acciones. No fue posible. Lo que más les interesaba era la denuncia de las inconsecuencias del Partido Vanguardia Popular al que acusaban de «estalinista». Nosotros los del MRP, en cambio, si era cierto que teníamos un debate con el PVP, respetábamos su trayectoria y lo considerábamos como parte importante de la izquierda y como potenciales e imprescindibles aliados.

Luego nos encontramos de nuevo en las calles de Grecia, en la celebración del primero de mayo. La huelga de CoopeVictoria había sido exitosa, y los obreros de la caña, desfilaban por primera vez en la historia, celebrando la fecha internacional de los trabajadores.

Nosotros los acompañábamos, y conocíamos que apenas daban los primeros pasos en el gane de la conciencia de clase, resultante de su lucha reivindicativa.

En media marcha, y cuando pasábamos a la altura del parque central de Grecia, se acercó a mi Alejandra, pequeña y sonriente, con un rollo de revistas bajo el brazo y me entregó una. Se trataba de una publicación de la internacional trotskista con artículos que se referían a los conflictos políticos entre trotskistas y comunistas en Portugal entre otras informaciones centradas en esas disputas. Alejandra no estaba sola, la acompañaban varios de sus compañeros.

Le dije que no procedía su distribución entre los cañeros, puesto que no iban a entender nada, y solo podría sembrar confusión, y le hablé de buena manera, sobre la conveniencia de que desistieran de su empeño y se retiraran.

Aceptó, no sin antes expresarme su extrañeza de mi falta de perspectiva. Quedamos en conversar en otro momento.

Ese momento nunca se produjo.

El trágico accidente que segó su vida, restó a la lucha por una mejor Costa Rica a una mujer que podría haber tenido mucho que aportar.

Porque Alejandra Calderón sumaba a su condición de hija del caudillo reformista, condiciones personales de empeño e inteligencia, que al ganar madurez y mayor conocimiento de la realidad en que que se movía, de seguro que la hubieran convertido en un referente significativo de la lucha por las transformaciones sociales y políticas necesarias.

No dejan de ser pérdidas muy sentidas el que los hijos mejores de los caudillos, Figueres y Calderón, que movieron las cosas en la Costa Rica que se modernizaba, hayan perdido la vida como consecuencia de accidentes, y que sus aportes así se hayan restado.

Alejandra Calderón y Mariano Figueres, tenían ese potencial político para hacer grandes aportes.

Ambos, habían asumido posiciones políticas que recogían lo mejor de las acciones de sus padres y las proyectaban adelante.

-o-

Alejandra Calderón Fournier

Roberto Herrera

Alejandra Calderón Fournier

Hay una fecha que la izquierda política recuerda poco y creo que hay que intentar recordarla más.

El 29 de noviembre es el aniversario de la muerte de Alejandra Calderón Fournier, una de las primeras militantes trotskistas costarricenses. Alejandra murió en 1979, después de luchar por su vida tres días, al ser atropellada por un autobús el 26 de noviembre.

Reproduzco el texto de la Revista Correspondencia internacional, la revista de la Cuarta Internacional-Comité Internacional, Alejandra aparece recordada junto a Yolanda González, una de las mártires del trotskismo español, todos los años recordada por los y las trotskistas españoles (en casa tenemos un póster conmemorativo a Yolanda González). Aunque en Costa Rica se recuerda poco a Alejandra Calderón Fournier.

Alejandra Calderón fue una de las mujeres que traicionando su procedencia de clase, viniendo de la familia de uno de los caudillos de la guerra, hija, sobrina y hermana de presidentes y ministros, decidió volverse socialista, volverse trotskista. Desafiando no solo a su familia, a los socialcristianos, sino también a la versión criolla del estalinismo.

Esta fecha no la celebra ni la conmemora nadie, los calderonistas del republicano socialcristiano, empezando por su propio hermano, han mostrado una notable vergüenza por la “hija comunista del Doctor”. Los estalinistas la combatieron toda su vida y su procedencia de clase, era usada como un argumento más contra el trotskismo.

Alejandra, como ha recordado muy bien Alexia Ugalde , en una reciente investigación es una de las fundadoras del moderno movimiento de mujeres en el país, fue parte del Movimiento de Liberación de la Mujer, uno de los primeros esfuerzos por desarrollar una estrategia y una teoría marxista para la emancipación de las mujeres, pero también desarrollo una programa de acción que lamentablemente se ha ido olvidando (por ejemplo la demanda de pensión a los 50 años para las mujeres). Me parece que no es un figura particularmente recordada cuando se hace el recuento de las mujeres que hicieron historia, aunque ella tendría méritos de sobra para estar allí. Debe pesar en este hecho, que fue una trotskista.

La vida militante de Alejandra fue corta, pero como la define Marta Trejos, fue la principal constructora y educadora de los cuadros de la OST. El tiempo que militó su energía mental estuvo en construir una herramienta política para la clase obrera y el socialismo.

La primera experiencia de un candidato obrero a la presidencia en 1978 fue un experimento político pensado entre otros por ella, quien fue candidata a la vicepresidencia, ella fue de las pocas figuras electorales mujeres que tuvo la izquierda, ella y Luisa González en la tradición del PVP.

Hoy 41 años después de su muerte, después de 8 años de corrupción política que ha significado el “progresismo” que presenta la “política progresista” como un medio para enriquecerse, para hacer carrera, para transformarse en el “viceministro de asuntos irrelevantes”. La figura de Alejandra Calderón, recuerda algo la frase de Zhou Enlai, parece un grito desesperado a muchos jóvenes acomodados, pero honestos: “¡Traiciona a tu clase!”.

-o-

¿Se puede hablar de trotskismo?

Alejandra Calderón, F.

Lic. Enrique Benavides: Hace algunas semanas tuve oportunidad de tomar posición a partir de referencias que Ud. hacia el trotskismo en su columna, en el contexto de la huelga de Limón.

En la columna del 19 de septiembre, Ud. muestra decepción, porque mi respuesta a tales referencias se centró exclusivamente sobre la lucha de los trabajadores limonenses.

Le ofrezco disculpas. Mi partido, la Organización Socialista de los Trabajadores es una organización al servicio de las masas trabajadoras y oprimidas de Costa Rica. Por eso tengo la costumbre de referirme a los problemas centrales de la clase trabajadora, a los ataques concretos de la clase patronal contra las luchas populares.

Pero no necesito romper con mi costumbre, para expresar mis posiciones acerca del pensamiento y, la práctica revolucionaria de Trotsky, pues el pensamiento político que representa Trotsky tiene vida e imperiosa actualidad: la actualidad misma de la revolución proletaria en nuestros días.

Si hay un personaje histórico cuya figura se funde con la Revolución Proletaria en el siglo XX, este es precisamente León Trotsky.

En 1905, «primer ensayo» de la revolución rusa, Trotsky es elegido presidente del Soviet de Petrogrado, centro de las actividades revolucionarias de las masas. Desde el inicio, Trotsky asimilo profundamente el carácter proletario de la revolución. Sus escritos en estos tiempos cristalizaron con precisión el curso ascendente inevitable que toman los movimientos revolucionarios: Hacia el poder obrero y su extensión internacional.

El proletariado ruso logra derri-bar al régimen zarista en febrero 1917, en medio de la Primera Guerra Mundial y continúa su movimiento hacia la destrucción del estado burgués mismo. Bajo las banderas del Partido Bolchevique de Lenin, alcanza efectivamente el poder en octubre. Trotsky, de nuevo presidente del Soviet de Petrogrado, dirigió personalmente la insurrección. Más tarde Trotsky seria fundador y comandante del Ejército Rojo.

Después de la muerte de Lenin, surge una capa privilegiada y parasitaria: la burocracia estalinista, que usurpó el poder político de la clase obrera en la URSS. Esta casta emergió como resultado fundamentalmente del aislamiento del primer Estado Obrero y del agotamiento de las masas después de la guerra civil. Los intereses de esta casta son contrarios a los de la clase obrera mundial. Trotsky, fiel a la política de Lenin, se pone en el campo de la defensa del Estado Obrero Ruso y de la revolución mundial, formando una oposición dentro del Partido Comunista Ruso, dirigido ya por Stalin y su aparato burocrático. La lucha contra la degeneración estalinista que desfigura y debilita al Estado Obrero desde entonces es un contenido esencial del combate de Trotsky.

Pero no se trata aquí simplemente del entrelazamiento material de la vida de Trotsky con el movimiento revolucionario del siglo XX. Se trata de la correspondencia de la vida y la acción de Trotsky y del trotskismo con los intereses históricos del proletariado. En los momentos decisivos, el trotskismo es el único movimiento que tiene la política que proclama abiertamente el carácter proletario de la revolución hoy en día, tanto en los países imperialistas, como en los paises capitalistas dependientes. Nicaragua muestra hoy claramente la actualidad de la revolución proletaria. La revolución nicaragüense está en curso. Con su heroica lucha las masas nicaragüenses han derribado a una de las dictaduras más sangrientas de Latinoamérica. El movimiento de masas en Nicaragua pone a la orden del día el problema del poder proletario. Todas las aspiraciones que inspiraron la lucha de las masas oprimidas nicaragüenses, solo podrán verse concretadas únicamente cuando el proletariado en alianza con el campesinado pobre tengan efectivamente el poder en sus manos.

El estalinismo, por el contrario, no solo antes, sino después de la calda de Somoza ha intentado ligar al movimiento de las masas con la burguesía «opositora» nicaragüense. Opuso el movimiento propio e independiente de las masas a la integración de un frente de colaboración de clase como lo ejemplifica la ligazón del MPU con el FAO, en el Frente Patriótico Nacional.

Con respecto a su profunda inquietud sobre «si se puede hablar de trotskismo hoy», la respuesta, según se desprende de lo que he dicho, es: no y sí. No porque el trotskismo no representa nada más que la continuidad y la fidelidad a las concepciones políticas de Marx y Lenin, usurpadas y traicionadas por el estalinismo. Si, porque en esta época, solo nuestra corriente defiende los principios políticos postulados por los revolucionarios.

Su simpatía explícitamente, declarada hacia Trotsky, Sr. Benavides, me parece sospechosa. Con ella, usted recurre a un procedimiento ya demasiado conocido aplicado por muchos intelectuales reaccionarios. Este procedimiento tiene como común denominador, el de presentar a Lenin y a Trotsky como fundadores (aunque fuera inconscientemente) del estalinismo. Tratan de establecer una amalgama de Lenin y Trotsky con los crímenes y traiciones del estalinismo con los procesos de Moscú y el archipiélago Gulag. Cuando ya han reducido a Trotsky a una pobre persona, una víctima de sus propias creaciones: (como usted dice) «en vista de la política de persecución implacable que el paraíso proletario que Trotsky ayudó a construir, ejerce contra los hebreos», no les cuesta nada convertirse en los hombres nobles que donan lágrimas al pobre perseguido. Esta «simpatía» tiene dos falacias conscientes y bien interesadas. Primero, presentar la horrenda caricatura estalinista como si fuera el verdadero rostro de la revolución. Segundo, hacerse pasar por defensor del perseguido frente a la repugnante figura de Stalin.

En sus tiempos los políticos burgueses no fueron tan escrupulosos. Apoyaron por ejemplo, abiertamente los procesos de Moscú, en los cuales Stalin y su casta parasitaria ejecutaron a los viejos dirigentes bolcheviques de la revolución rusa, culminando con el asesinato del propio Trotsky.

Soy consciente que esta respuesta queda en un margen muy limitado. Sin embargo, existen nuevas ocasiones de debate sobre los temas planteados por usted. En el mes de octubre y noviembre se celebra el Centenario de Trotsky. Es un acontecimiento que interesa a las organizaciones obreras y democráticas, así como a los historiadores honestos. Si realmente está interesado en discutir en torno a la obra de quien Ud. llama «gran revolucionario, no tendrá inconveniente en debatir con mi partido frente al público, en una mesa redonda con ocasión del Centenario de Trotsky. Puede considerar esta carta como una invitación en este sentido.

Presidenta de la Organización Socialista de los Trabajadores.

LA NACIÓN, domingo 7 de octubre de 1979.

Foro de La Nación.

Revise también

Museo de la Revolución

El Museo de la Revolución Mexicana

Bazar digital Carlos Revilla Maroto De mi visita a la cuidad de México, ya les …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *