En cierta ocasión, destacados vecinos de su pueblo natal, Barba, le pidieron al gobernante que los ayudara a levantar la tapia del Cementerio de ese lugar y a los arreglos del interior del mismo.
Como respuesta, los señores barbeños recibieron del Presidente de la República la siguiente:
—“No señores: no hay plata para los vivos, mucho menos para los muertos”…
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.
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