El Faro de Dungeness

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Estando viaje por la península Olímpica en el estado Washington en Estados Unidos, tenía como una de las paradas conocer el Faro de Dungeness. Como recordarán tengo afición por los faros, y este está a pocos kilómetros de la carretera 101, que es la ruta principal que tomamos para el recorrido que hicimos, así que hicimos un pequeño desvío para conocer el faro, que tiene mucha historia que contar, y que está emplazado en un lugar muy especial, además de estar dentro de una reserva de vida silvestre.

El faro, uno de los más emblemáticos de Estados Unidos, se alza sobre la lengua de arena llamada Dungeness Spit (ver anexo 2). Este lugar no solo es un punto de referencia histórico, sino también un destino para quienes buscan paisajes espectaculares y una conexión con el pasado marítimo de la región.

El faro fue construido en 1857 para guiar a los navegantes a través de las peligrosas aguas del estrecho de Juan de Fuca (ver anexo 3), una vía marítima clave para el comercio y la navegación en el noroeste del Pacífico. Es el faro más antiguo de la península olímpica y uno de los primeros establecidos en Washington.

Originalmente construido con ladrillo y equipado con una lente Fresnel, su luz fue una guía confiable durante más de un siglo. En 1927, la torre fue reemplazada por una estructura más alta hecha de hormigón para mejorar su visibilidad. Desde entonces, ha sido testigo de innumerables historias marítimas y cambios en la tecnología de navegación.

El faro actual tiene una torre blanca de 19 metros de altura y emite una luz intermitente visible desde aproximadamente 30 kilómetros en el mar. Aunque su linterna original ha sido reemplazada por una moderna, el faro conserva su carácter histórico y su importancia como símbolo de la seguridad marítima. Está al final de la mencionada lengua de arena, que se extiende por más de 8 kilómetros hacia el estrecho, siendo la más larga de su tipo en los Estados Unidos, parte de la Reserva Nacional de Vida Silvestre Dungeness (ver anexo 1). Es un recorrido de 16 kilómetros en total (ocho de ida y ocho de vuelta). Como estábamos cortos de tiempo no pudimos ir al faro, y solo logramos verlo a la distancia. Sin embargo logré obtener algunas imágenes muy buenas en Google Maps, que pueden ver en la galería. Pero por lo menos, pudimos conocer la reserva y sus alrededores.

Desde 1994, el faro ha sido operado y mantenido por el New Dungeness Light Station Association, una organización sin fines de lucro dedicada a preservar esta joya histórica. La asociación ofrece programas de voluntariado en los que los participantes pueden vivir en el faro por una semana y ayudar con tareas como el mantenimiento y la atención a los visitantes. Esta fue la primera luz en el estrecho. El equipo de Ayudas a la Navegación de la Guardia Costera mantiene la luz automatizada y la señalización de niebla. El personal y el mantenimiento de la estación luminosa corren a cargo de la asociación mencionada.

Es un destino popular para senderistas, observadores de aves y fotógrafos. La caminata hasta el faro ofrece vistas panorámicas del estrecho, las montañas olímpicas y la fauna local, incluyendo focas, águilas calvas y diversas especies de aves migratorias. Los visitantes también pueden explorar el interior del faro y aprender sobre su historia y funcionamiento.

En cuanto al nombre Dungeness, es por un río llamado así que desemboca cerca. Del río y su importancia, daré algunos datos en la próxima entrega, cuando escriba sobre el “Railroadbridge Park”, que queda cerca también, y donde hay un centro de la National Audubon Society. Si quieren conocer sobre la península Olímpica, pueden leer mi anterior columna “Parque Nacional Olímpico: un tesoro natural”.

La galería es pequeña con algunas propias en los alrededores de la reserva. Para el faro busqué las mejores imágenes en Google Maps. Incluyo algunas fotos antiguas, que obtuve gracias a la colaboración de “Amigos de los Faros”, que ya en otras oportunidades he utilizado para apoyo gráfico y algunos datos. En lo que es propiamente el faro, este tiene su propio sitio web muy bonito, que también me sirvió de apoyo.

 
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Incluyo tres anexos: 1. Reserva Nacional de Vida Silvestre Dungeness, 2. Dungeness Spit y 3. Estrecho de Juan de Fuca

Anexo 1

Reserva Nacional de Vida Silvestre Dungeness

Dungeness

Es una joya natural ubicada en la península Olímpica del estado de Washington, Estados Unidos. Fundada en 1915, esta área protegida abarca unas 636 hectáreas y tiene como principal atractivo el Dungeness Spit, una estrecha lengua de arena que se extiende más de 8 kilómetros hacia el estrecho de Juan de Fuca.

La reserva es un refugio vital para una amplia variedad de flora y fauna. Alberga más de 250 especies de aves, incluyendo águilas calvas, garzas azules y numerosas aves migratorias que utilizan la región como parada durante sus viajes. También es un hábitat importante para mamíferos marinos como focas comunes, que suelen descansar en las playas del espigón. Además, los prados costeros y marismas de la reserva sostienen una rica biodiversidad, incluyendo varias especies de plantas autóctonas. Toda la fauna está en cinco hábitats distintos: el bosque de tierras altas, el Spit, las marismas, la bahía y el mar abierto.

Se puede disfrutar de actividades como senderismo, observación de aves y exploración de la costa. El sendero principal del espigón lleva al Faro de New Dungeness, construido en 1857, un histórico faro que aún está en funcionamiento y que ofrece vistas espectaculares del estrecho y las montañas circundantes.

El acceso a la reserva está controlado para garantizar la protección de su ecosistema único. Es un lugar ideal para los amantes de la naturaleza que buscan tranquilidad y contacto con un entorno costero prístino en el noroeste del Pacífico estadounidense.

Anexo 2

Dungeness Spit

Dungeness

El Dungeness Spit, ubicado en la península Olímpica del estado de Washington, es una maravilla geográfica y ecológica que atrae a miles de visitantes cada año. Con más de 8 kilómetros de extensión, esta estrecha lengua de arena es la más larga de su tipo en los Estados Unidos y una de las más largas del mundo. Es un lugar de importancia tanto para los amantes de la naturaleza como para los científicos que estudian las dinámicas costeras y la biodiversidad.

Es una formación de arena y grava creada por las corrientes y los vientos del estrecho de Juan de Fuca. La sedimentación constante ha moldeado esta lengua de tierra durante miles de años, convirtiéndola en un entorno dinámico y cambiante. Su forma y longitud varían ligeramente con el tiempo debido a la erosión y los depósitos naturales, lo que la convierte en un laboratorio vivo para el estudio de procesos geológicos costeros. Forma parte de la Reserva Nacional de Vida Silvestre Dungeness.

El acceso es a través de un sendero dentro de la reserva, y los visitantes deben estar preparados para una caminata de ida y vuelta de aproximadamente 16 kilómetros si desean llegar hasta el faro. El recorrido ofrece impresionantes paisajes costeros, avistamiento de fauna y una experiencia única en un entorno natural prístino.

Anexo 3

Estrecho de Juan de Fuca

Es un cuerpo de agua situado en el noroeste de América del Norte, que sirve como una frontera natural entre el estado de Washington, en los Estados Unidos, y la isla de Vancouver, en la provincia canadiense de Columbia Británica. Este estrecho conecta el océano Pacífico con el mar de Salish y constituye una importante vía marítima para el transporte comercial, así como una región de gran relevancia ecológica y cultural.

Con aproximadamente 154 kilómetros de longitud y una anchura que varía entre 18 y 24 kilómetros, el estrecho es conocido por sus aguas dinámicas, con fuertes corrientes y mareas que lo convierten en un desafío para la navegación. Su nombre proviene de Juan de Fuca, un navegante griego que trabajó al servicio de España y que, según registros históricos, exploró la región en 1592.

El estrecho es un hábitat clave para una rica diversidad de fauna marina, incluyendo ballenas orcas, leones marinos, focas y numerosas especies de aves marinas. También es un sitio popular para actividades recreativas como el kayak, la observación de ballenas y la pesca deportiva.

Culturalmente, el estrecho ha sido una región significativa para los pueblos indígenas de la zona, como los Klallam y los Makah, quienes han habitado sus costas durante miles de años y mantienen una conexión profunda con sus aguas y recursos.

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