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Lunes 21 de octubre
Redacción internacional
El multimillonario Elon Musk armó su propia plataforma de apoyo a la campaña de Trump, quién ya le prometió un puesto en su Gobierno si gana, y exige a los asistentes a su acto que se inscriban para votar para participar del sorteo de un millón de dólares por día.
No hay forma de que sea legal, y de hecho no lo es. Pero a Elon Musk, el hombre más rico del mundo, no parece importarle en absoluto. Se trata de una de las maniobras para comprar votos más evidentes, e implica que va a regalar un millón de dólares por día, de aquí a las elecciones, para aquellos que hayan firmado un petitorio impulsado por él mismo y que obliga a los participantes a anotarse para votar en las próximas elecciones.
En Estados Unidos el voto no es obligatorio y las elecciones se deciden en un puñado de estados llamados «swing states» o estados pendulares, donde ninguno de los partidos y candidatos es claramente favorito por anticipado. Uno de estos estados es Pensilvania, donde Trump y Elon Musk han estado participando de actos juntos para convencer a los votantes. Adicionalmente, Musk impulsa sus propias actuaciones donde regala un cheque de un millón de dólares a uno o una de las presentes.
Para disimular la grosera acción de compra de votos Musk fundó su propio «comité de acción política – PAC) llamado «America Pac». Estos comités tienen el objetivo de recaudar fondos para los candidatos y hacer acciones o promover actos. En el caso de Musk el único donante es él mismo ya que el «America PAC» tiene como único objetivo regalar un millón de dólares por día a cambio de que todas las personas que participan de los actos donde se hacen los sorteos muestren que se han inscripto para votar, un paso necesario para asegurarse que tienen chance de contar con esos votos a favor de Trump el día de la elección.
Como presentarlo de esa manera también era muy burdo, Musk dejó esa exigencia como parte de la letra chica mientras que el petitorio que firma la gente dice tener como objetivos apoyar la primera y segunda enmienda. Las cuales, según Musk y el discurso de los militantes trumpistas están en peligro, junto a todo el sistema de la «democracia estadounidense», si Trump no gana las próximas elecciones.
Para Musk, que es hoy el hombre más rico del mundo, que es dueño de X, SpaceX y Tesla y posee una fortuna de 250 mi millones de dólares, el sorteo-chantaje para que los habitantes de estados en disputa se anoten para votar a Trump, resulta ser un vuelto en relación a su patrimonio.
Como señala el diario británico The Guardian que cubrió uno de estos sorteos «El espectáculo era surrealista y potencialmente ilegal, pero a nadie aquí, ni siquiera al propio Musk, pareció importarle lo más mínimo. El multimillonario estaba en Pittsburgh en su última parada en el vital estado clave de Pensilvania, después de haber donado 75 millones de dólares para ayudar a que Trump fuera reelegido, y aparentemente dispuesto a aceptar una oferta de trabajo en el gobierno de Trump si gana». «El truco está prohibido y es similar a la compra de votos, en opinión de algunos expertos, ya que viola la ley electoral federal que impide los pagos para registrarse para votar».
El acto de este domingo se hizo en el ayuntamiento de Pensilvania y allí Musk dijo «Vamos a otorgar un millón de dólares al azar a las personas que hayan firmado la petición».
Además de la inducción al voto a cambio de dinero, Musk ya tiene la promesa de parte de Trump de recibir un puesto en su Gobierno si gana en las elecciones de noviembre. Es decir, con total claridad se trata de un abierto conflicto de intereses.
Esto no es algo nuevo ya que Musk lejos de los discursos de emprendedurismo y esfuerzo personal, viene de una familia adinerada cuyo padre amasó una fortuna con las minas de esmeraldas en Zambia. El mismo trato que el padre le daba a los trabajadores en las minas es que el hoy Musk le da a sus trabajadores alrededor del mundo, impidiendo su sindicalización y organización. Por otra parte, lejos de ser el empresario que amasa una fortuna mostrando la supuesta superioridad del sector privado, Musk ha hecho su fortuna mediante múltiples negocios y contratos con el estado, lo que no haría más que multiplicar estando a ambos lados del mostrador bajo una presidencia de Trump.
En 2008, plena crisis global por los préstamos subprime, la compañía SpaceX casi se funde, y fue NASA quien la salvó. Recordemos, la NASA es una agencia del gobierno estadounidense, funciona con fondos estatales.
Según un informe del diario The New York Times «La influencia de Elon Musk sobre el gobierno federal es extraordinaria e increiblemente lucrativa. La empresa de cohetes de Musk, SpaceX, dicta en la práctica el programa de lanzamiento de cohetes de la NASA. El Departamento de Defensa depende de él para poner en órbita la mayoría de sus satélites. El año pasado, a sus empresas se les prometieron 3.000 millones de dólares en casi 100 contratos diferentes con 17 agencias federales».
Además sus escándalos con los reguladores federales también son numerosos y conflictivos. Sus empresas han sido blanco de al menos 20 investigaciones o revisiones recientes, incluidas las relacionadas con la seguridad de sus autos Tesla y el daño ambiental causado por sus cohetes.
Como dice el NYT «Dada la inmensa presencia empresarial de Musk, será un actor importante sin importar quién gane las elecciones» y de hecho sus negocios siguen siendo beneficiados bajo la administración demócrata.
Durante una entrevista con Trump, Musk dijo de forma totalmente cínica “Creo que sería fantástico tener una comisión de eficiencia gubernamental que se ocupe de estas cuestiones y se asegure de que el dinero de los contribuyentes, el dinero que ellos ganaron con tanto esfuerzo, se gaste de forma adecuada. Y me encantaría colaborar en esa comisión”. Mientras que hoy se beneficia de los acuerdos que tiene con los demócratas, con Trump directamente se prepara para ser quien recibe y también quien otorga esos beneficios.
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