Rodrigo Arias Sánchez
¡Ni dictadura, ni tiranía! Nuestra nación ha tenido el privilegio de vivir en una democracia sólida durante muchas décadas, una democracia que se ha perfeccionado con el tiempo y ha permitido que todos los habitantes gocen de libertades y derechos que en otros lugares del mundo son solo un sueño. Es esta democracia la que permitió tanto al señor Chaves como a mí ser representantes populares de manera transitoria.
Costa Rica no es, como dice el presidente, una dictadura o una tiranía. Al contrario, este país ha permitido que decenas de miles de personas progresen gracias a un Estado social de Derecho que siempre ha procurado brindar oportunidades.
Como cualquier otro país, Costa Rica enfrenta grandes desafíos. En los últimos dos años, el deterioro de la seguridad ciudadana ha alcanzado niveles sin precedentes. Decenas de miles de adultos mayores esperan recibir una pensión del régimen no contributivo. Casi cien mil jóvenes han dejado de recibir becas para estudiar, exponiéndolos al crimen. El costo de la vida no baja para los más vulnerables.
Estos y otros problemas deben resolverse en democracia, con diálogo sereno y buscando puntos de encuentro, lejos de exabruptos que no llevan a ninguna parte.
La verdadera idiosincrasia del costarricense se caracteriza por el respeto, la solidaridad, la cordialidad, la humildad y el trabajo. Estos son los valores que realmente nos definen y representan.
Este año celebramos el setenta y cinco aniversario de nuestra Constitución Política, un instrumento que nos ha permitido vivir y progresar en paz, algo que muchos de nuestros países vecinos no disfrutan. En Costa Rica, hace mucho tiempo que la gente no huye por persecuciones políticas, ni existen cárceles siniestras para los opositores del gobierno.
Costa Rica no expulsa a su gente en busca de una vida mejor, exponiendo su vida y la de sus seres queridos en el camino. Al contrario, hemos sido el destino de muchas personas que huyen de dictaduras y tiranías reales, en procura de vivir en paz.
Aunque no somos una dictadura ni una tiranía, ni nada parecido, no estamos exentos de que en el futuro podamos caer en ello. Por eso, todos los costarricenses, amantes de nuestra democracia, debemos estar siempre vigilantes ante cualquier intento, abierto o encubierto, disfrazado de buenas intenciones, que pretenda socavar nuestros valores y sumirnos en la pesadilla del autoritarismo.
Reafirmo, una vez más, el respaldo a nuestra democracia y reitero el llamado a todos los actores políticos, económicos y sociales del país, para que nos unamos en un esfuerzo colectivo para resolver nuestros problemas por medio del diálogo franco, en lugar de caer en confrontaciones que nada positivo le dejan a Costa Rica.
Presidente de la Asamblea Legislativa