Octubre 23, 2023
Celia Mendoza
Durante una semana, la periodista de la Voz de América Celia Mendoza cubrió el conflicto entre Israel y Hamás que comenzó el 7 de octubre. Visitar la zona cero del ataque de Hamás fue parte de la cobertura que la llevó por varios sitios del país.
JERUSALÉN — Cómo llegar al lugar fue, en principio, el mayor reto previo a nuestro arribo a Israel. Un vuelo cancelado y la posibilidad de acceder a través de Jordania destrabó el primer obstáculo. Los días siguientes mostraron que eso era apenas un detalle en relación con lo que llegó después.
Crucé a Israel por el norte, donde recibí una visa por ser ciudadana estadounidense, una semana después del ataque de Hamás a Israel, ocurrido el 7 de octubre. La entrada a Israel no fue complicada, solamente medió una interacción con el funcionario que me recibió: «Como periodista, diga la verdad de lo que está sucediendo».
Esto fue el primer recordatorio de la tensión que se vive en el país tras el ataque de Hamás y la contraofensiva de Israel.
Cientos de personas que estaban en el festival de música Nova fueron asesinadas durante el ataque de Hamás. La zona se mantiene intacta dos semanas después de la ofensiva.
📹Celia Mendoza (@CELIAMENDOZA25), enviada especial de la Voz de América a Israel. pic.twitter.com/j9UpKYdNGX
— Voz de América (@VozdeAmerica) October 21, 2023
Jerusalén
Después de dos horas de viaje llegamos a Jerusalén. Una vez allí caminé hasta la puerta de Damasco, que es la entrada para la Ciudad Vieja, donde conviven los cristianos, los judíos y los árabes. Un día antes, había habido un enfrentamiento, en la medida en que crecían las tensiones.
Más policías que turistas y forasteros es lo que encontré en Jerusalén a mi llegada.
Para el sábado 14 de octubre, una semana después del ataque sorpresivo de Hamás a Israel, las calles de Sderot ya estaban vacías. Allí recorrimos zonas residenciales que habían sido evacuadas.
En el Santo Sepulcro un domingo distinto
El domingo en la Ciudad Vieja vimos la reducción de la afluencia de turistas y el sentimiento y el temor de palestinos que llevan años trabajando allí y también el deseo de todos de que las cosas puedan mejorar. Para muchos de los comerciantes, esta guerra tiene una consecuencia económica directa en sus bolsillos, dado que viven del turismo.
Tanto palestinos como cristianos están muy preocupados por lo que pueda suceder y lo expresan a cada paso.
Mivka’im
En la medida en que transcurren los días, somos testigos de que Israel está cada vez más cerca de llevar a cabo una incursión por tierra a Gaza.
Ya para el lunes 16 de octubre continuaron los bombardeos en vecindarios de Gaza identificados por Israel como centros de operación de Hamás. Al mismo tiempo creció la preocupación de la ONU sobre las garantías humanitaria para la población civil en Gaza.
Mientras se suceden las noticias en la Franja de Gaza, somos testigos de cómo se ve el escudo de hierro de Israel en acción. Este es el momento en que fueron lanzados misiles desde Gaza sobre las ciudades de Sderot y Mash’en. El escudo o domo de hierro es considerado uno de los mejores sistemas de defensa aérea en el mundo que es capaz de proteger de los ataques de misiles.
Sderot
Un poco antes, el sábado 14, habíamos pasado por Sderot, muy cerca de la frontera con Gaza, cuando ya había sido destruida una estación de policías. Ese fue el primer día que usé chaleco de seguridad y casco. Hasta ese momento no había yo escuchado ninguna alarma. Al estacionar, nos preguntaron por nuestras tarjetas de prensa y había un punto de entrada donde estaban los militares.
Todo parecía bien, el día era soleado y la temperatura agradable. Estaba custodiado y veníamos con el antecedente de que el día anterior, el viernes, cayó un misil que había roto el escudo de hierro desde Gaza, destruyendo la estación de policías.
Yo estaba lista para colocarme el chaleco y el casco cuando sonó la alarma y una voz en hebreo dijo: «Alerta roja». Alcancé a grabar con mi teléfono cómo se interferían los disparos de cohetes, por los menos seis de ellos fueron derribados por el escudo de hierro.
Fueron segundos de mucha intensidad, ni siquiera alcancé a ponerme el casco, pero fue la evidencia de cómo se vive cada segundo allí. Todo puede cambiar de un momento a otro, pero a pesar de eso, hubo residentes que nos dijeron que se querían quedar. Muchos tenían a flor de piel los sentimientos por los hechos recientes, con cientos de muertos y desaparecidos desde el 7 de octubre.
En general el día fue intenso. Nos llamó la atención la cantidad de moscas en el lugar y el olor por la descomposición de los cuerpos.
El sonido de la alarma y un refugio detrás de las barreras de cemento
Transcurría todavía el lunes 16 de octubre y había asistido en Tel Aviv a una conferencia de prensa en el Instituto Nacional de Medicina Forense. Con las emociones a flor de piel, después de visitar el sitio donde médicos de distintos países identifican a los muertos, salí a reportar en vivo para Azteca, una de las afiliadas de la Voz de América.
Llueve y ninguno de los reporteros tiene casco ni chaleco.
«Estamos lejos de la frontera», pensamos.
Y en eso, sonó la alarma.
Kibutz Bee’ri: desesperación y explosiones por todos lados
El recorrido por el kibutz Bee’ri se produjo bajo reglas claras de cómo íbamos a conducirnos y para entrar a los lugares debíamos ir acompañados de los guías. Fue así que pude ver la zona cero del ataque de Hamás.
La salida de Israel
Para salir de Israel tuve que cambiar los planes rápidamente para poder dejar el territorio antes del fin de semana. Así que me alisté para viajar el viernes 20 de octubre. Las calles estaban vacías y mi conductor, que es árabe-musulmán, me contó que no estaban muy contentos con la visita del presidente Joe Biden y que estaba creciendo el sentimiento anti-estadounidense. El sentimiento de Israel, en cambio, si es de agradecimiento a EEUU.
Al llegar a la frontera en el norte, tras manejar dos horas desde Jerusalén, después de un rato conseguí cruzar a Jordania. Era pasado el mediodía y habían pocas personas.
Percibí más tensión que a mi entrada. En la sección de equipaje un funcionario me hizo abrir las maletas y cuestionó la tecnología que traía para hacer mis reportes, pese a que era la misma con la que había entrado al país.
Ya estoy de regreso en EEUU. Un vuelo desde Jordania me trajo de vuelta a casa el sábado 21 de octubre. Después de este viaje, intento manejar la frustración por no haber podido cruzar a Gaza para reportar la situación desde allí.
Por ahora, el conflicto de Hamás e Israel sigue escalando y la preocupación de que se expanda por Medio Oriente, es cada vez más latente. Este lunes, Israel volvió a bombardear Gaza desde el aire, mientras sus soldados luchaban contra militantes de Hamás sobre el terreno en incursiones dentro del asediado enclave palestino. De acuerdo con el Ministerio de Sanidad de Gaza, 436 personas habían muerto por ataques aéreos israelíes en las últimas 24 horas, la mayoría de ellas en el sur de la estrecha y densamente poblada Franja de Gaza.
Como indicios de que el conflicto se estaba extendiendo, la aviación israelí también atacó el sur del Líbano durante la noche y las tropas israelíes lucharon contra palestinos en la Cisjordania ocupada, de acuerdo con residentes entrevistados por Reuters.
Al menos 5.087 palestinos han muerto en dos semanas de ataques israelíes, entre ellos 2.055 niños, informó el Ministerio de Sanidad del enclave. El ataque de Hamás el 7 de octubre mató a 1.400 personas y hay unos 210 rehenes en manos de Hamás.
[Edición: Rosa Tania Valdés]Voz de América