Berlín, 11 jun (dpa) – Los simit, una tradicional rosca de pan de sésamo turco, han conquistado el gusto de los alemanes, dejando de ser exóticos en las panaderías, especialmente las de Berlín, donde la gran minoría de ascendencia turca los consume desde hace décadas.
Los simit tradicionales requieren harina, levadura, agua, azúcar, sirope de uva, semillas de sésamo y un poco de margarina, explica Mehmet Çevik, propietario de la panadería Çevik en el distrito de Berlín-Wedding.
Para hacer el simit se retuercen dos serpentinas de masa y se les da forma de anillo. «Esa es la característica típica», indica Orhan Tançgil, fundador y propietario de un blog de cocina turca en Alemania.
La clásica forma de anillo ha evolucionado con el tiempo. La masa se utilizaba a menudo como tentempié para los viajeros y era más fácil de transportar en forma de anillo, apilado en palos de madera. En su opinión, un buen simit es «crujiente por fuera, esponjoso por dentro. Como un buen pretzel».
Ayşe Demir, portavoz de la junta de la Federación Turca de Berlín-Brandemburgo, destaca que la rosca no solo es popular entre la comunidad turca de Berlín.
Esto, dice, se nota también en el hecho de que ahora los productos de pastelería se conocen a menudo por su nombre turco. «Incluso la gente que no es de Turquía dice simit», subraya. «Lo llaman por su nombre, como al pide (pan relleno) o al kebab (carne asada)».
«Para nosotros es importante», dice Tançgil y afirma que llamar a las cosas por su nombre correcto ayuda a crear identidad.
Çevik también ve la creciente popularidad traducirse en números: «Antes se vendían al mostrador entre 50 y 100 al día. Ahora son más de 200», detalla.
Su panadería produce un total de 400 a 500 roscas de sésamo al día. «Berlín se ha vuelto multicultural», según Çevik. Su padre fue uno de los primeros en instalar una panadería turca en Berlín a principios de los años 1970.