EL CURANDERO
SIENDO embajador en Colombia, recibí la visita de don Pepe. Una noche, después de una recepción oficial, me atacó un profundo dolor de estómago. Don Pepe diagnosticó una aguda gastritis y ordenó que se me diera un vaso con leche. Su remedio casi me manda al hospital puesto que el dolor se agravó muchísimo. Al día siguiente acudí al médico y resultó que era un ataque de amebas. Cuando se lo reclamé, como en broma, ante su versión de la venta de anteojos que hacía a los campesinos de La Lucha, se limitó a decirme,-En La Lucha, yo lo que hacía era ayudar a que la gente viera mejor. Pero en su caso, el tonto fue usted al hacerme caso. Yo nunca le he dicho que sea curandero.
Anécdota de José Rafael Cordero Croceri
Tomado del Anecdotario del elespiritudel48.org
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