Fundó en Costa Rica el «Partido Reformista» del cual fue su líder máximo. Su cultura la adquirió en universidades europeas. Fue discípulo aventajado del Cardenal Mercier.
Como orador parlamentario y político fue uno de los mejores. Se recuerdan sus discursos pronunciados en la Cámara de Diputados que muchas veces se prolongaban dos y hasta tres horas. Como polemista fue insigne.
Tuvo en sus manos el troquel para hacer presidentes de la república. Su «Partido Reformista» decidía los triunfos de don Ricardo y don Cleto.
Cuentan sus amigos, que en alguna oportunidad, el decano del periodismo nacional, el recordado don Fernando Borges, se le acercó al General Volio para pedirle su valiosa y respetada opinión con respecto a la Historia y a la Filosofía.
El General Volio, que apreciaba bastante al periodista Borges, con una sonrisa muy significativa, gustosamente le respondió:
«La Historia y la Filosofía se diferencian en que la Historia cuenta cosas que no conoce nadie con palabras que sabe todo el mundo; en tanto que la Filosofía cuenta cosas que sabe todo el mundo con palabras que no conoce nadie».
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora.
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