Zona arqueológica de Chichen Itzá

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Una de las razones para visitar recientemente Cancún, además de conocer el lugar y la famosa Riviera Maya, fue visitar la zona arqueológica de Chichen Itzá, la más grande e importante en la península de Yucatán. Para ese viaje dispusimos un día completo, ya que la distancia desde Cancún es de 200 km, casi tres horas de ida y otras tantas de vuelta. No quisimos hacer el viaje en tour, para poder disponer de nuestro tiempo a discreción, eso si, conociendo de antemano la ruta y los lugares de interés, y lo más importante, con la idea de contratar un guía turístico local al llegar, para realmente aprovechar la visita.

Así fue como, después de desayunar en el hotel partimos hacia Chichen Itzá, alrededor de las 8 a.m. Hay dos rutas que van casi paralelas, una llamada libre y otra de paga. Definitivamente hay que tomar la de paga, aunque se terminen pagando unos $40 en peajes, pero el tiempo que uno se economiza es bastante, porque en la libre se pasa por muchos pueblos todos con una colección de varios «muertos», amén de pasar siempre por las zonas urbanas donde hay que estar bajando la velocidad. La de paga está en construcción en varias secciones del tramo, pero no es mayor problema, porque siempre hay paso al menos en un carril, y el tránsito no es mucho y fluido. Esta carretera es la que comunica a Cancún con Mérida, la capital del Estado de Yucatán.

Chichén Itzá (en la boca del pozo de los itzáes, traducido del maya) es la zona arqueológica maya más grande e importante. Está ubicada en el municipio de Tinum, en el estado de Yucatán. Consistió en una ciudad​ o un centro ceremonial, que pasó por diversas épocas constructivas e influencias de los distintos pueblos que la ocuparon y que la impulsaron desde su fundación hacia el 525 d.C. por los chañes de Bacalar más tarde llamados itzáes y después cocomes. Hacia final del clásico tardío en el siglo IX se convirtió en centro político de las tierras bajas del Mayab.

Vestigio importante y renombrado de la civilización maya, enclavada dentro de la selva de Yucatán; fue inscrita en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988. En el 2007, el Castillo de Kukulcán, ubicado en Chichén Itzá, fue reconocido como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno, por una iniciativa privada sin el apoyo de la Unesco, pero con el reconocimiento de millones de votantes alrededor del mundo.​

La arquitectura monumental que ha llegado hasta nuestros días, que es emblemática del lugar, tiene una clara influencia tolteca. El Dios que preside el sitio, según la mitología maya, es Kukulcán, representación maya de Quetzalcóatl, dios tomado del panteón de la cultura tolteca.

En la pared de un área de descanso donde nos detuvimos de camino, había un mapa de la península de Yucatán que me llamó la atención, así que conseguí una versión actualizada en pdf. El mapa en alta resolución, es uno de los más utilizados por viajeros locales, nacionales y extranjeros para explorar las extraordinarias tierras de la Península de Yucatán. En el se pueden encontrar todos los municipios y principales comisarías de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, carreteras estatales y federales, las principales playas y cenotes, las zonas arqueológicas, además de las grutas y reservas ecológicas.

Poco antes de llegar a la zona arqueológica, se pasa por el pueblo de Pisté, que fue donde contratamos a Cernando, nuestro guía certificado, muy bueno, un maestro del pueblo que nos cobró la suma de $45 por todo el rato que estuviéramos. Una verdadera ganga.

El ingreso es un poco caótico, había un montón de gente (es lo habitual). Para pagar la entrada hay que ir preparados con dólares y pesos mexicanos, porque en una ventanilla se paga una parte en pesos y en otra en dólares, un verdadero enredo. Una vez ya dentro de la zona arqueológica, se pasa por un camino repleto de vendedores de artículos relacionados al tema de Chichén Itzá y los mayas (están por todos lados), es literalmente un montón de gente ofreciendo sus mercancías a ambos lados del camino, que está lleno de árboles y vegetación. Después de unos minutos el camino se despeja y entonces de pronto… uno se topa de frente con algo increíble, la gran pirámide conocida como el Castillo de Kukulcán. Se queda uno sin palabras por unos breves segundos, y nos damos cuenta porqué la pirámide fue escogida una de las nuevas 7 maravillas del mundo.

La zona arqueológica es adecuadamente llamada una ciudad, por lo que hay muchas cosas para ver, prepárense a caminar y mucho. Así que hay que ir bien hidratados, con buena botella de agua y zapatos cómodos (ojala zapatillas o tenis). También hay posibilidades que en las tardes llueva (nos pasó, aunque no mucho).

Imposible describir todo, así que solo voy a escribir de algunos de los lugares más icónicos. Para esto me baso en las láminas o carteles informativos que hay en cada uno de ellos (en la galería podrán ver imágenes de todo los descrito).

El Castillo o Templo de Kukulcán. También llamado Templo de Kukulcán, es la construcción dominante del sector norte de la ciudad. Junto con la plataforma de Venus y el sacbé que conduce al Cenote Sagrado forma un conjunto representativo del poder religioso y político de los itzáes. Siglos después de su construcción no había perdido su importancia, ya que en el momento de la conquista acudían peregrinos de toda la península a rendir homenaje a los dioses de la lluvia y, probablemente, a sus ancestros itzáes. El edificio es imponente por su tamaño y simetría pese a su decoración austera. En su interior existe otra construcción más antigua, conocida como el Templo del Jaguar Rojo, orientado en la misma dirección y perfectamente preservado.

Plaza de las mil columnas. Su principal característica son los amplios espacios abovedados sostenidos por columnas. Es probable que la función de esta Plaza haya sido cívico-religiosa, su construcción se fecha en el periodo Clásico Tardío-Posclásico Temprano. Cuenta con un sistema de drenaje que capta el agua y la almacena en una depresión natural situada al Noreste de la Plaza. Además de los edificios formales, existen aproximadamente cuarenta basamentos que fueron construidos con material procedente de los edificios ya en desuso de la Plaza. Son restos de construcciones con techos y muros de material perecedero que deben de haber cumplido funciones muy distintas y en espacios mucho más reducidos que los originales, tal ves como centro de una población humilde asentada en las ruinas de la que antaño fuera una gran ciudad. La pilastra aquí restaurada se encontró dispersa entre los basamentos descritos anteriormente.

Templo de los Guerreros. Este edificio debe su nombre a pilastras con representaciones de guerreros. Está construido sobre un antiguo edificio conocido como el Templo del Chac mool, en cuyas paredes y pilastras interiores hay representaciones plasmadas con rico colorido, de serpientes emplumadas, guerreros y sacerdotes. La construcción superior sólo muestra la mitad de su altura real. En sus esquinas y muros exteriores presenta mascarones narigudos. En las paredes interiores de las bóvedas hubo murales con escenas de la vida cotidiana y de guerra. Las mesas-altar y banquetas pudieron servir de asiento y trono para los dignatarios.

Templo de las Grandes Mesas. Pequeña pirámide formada por un basamento de cuatro cuerpos, con una construcción superior en donde se hallan unos altares rectangulares sostenidos por pequeños atlantes, de los cuales proviene el nombre del edificio. La escalinata de acceso se halla al Oeste, que el el lado principal. Tanto en las jambas como en las pilastras del templo hay representaciones de guerreros. En la parte superior de los muros exteriores existieron frisos con figuras de jaguares y serpientes emplumados. Esta construcción cubre otra anterior con rica decoración de serpientes en sus bóvedas y pilastras con guerreros, ahora parcialmente accesible a los visitantes.

Templo de las Pequeñas Mesas. Este edificio presenta una distribución similar a la del Templo de los Guerreros. Cuenta con una escalinata central que comunica a los dos cuartos superiores, los cuales tuvieron techos abovedados sostenidos por pilares esculpidos con representaciones de guerreros; al frente se localiza la escultura de un Chac-mool entre dos columnas en forma de serpiente. Fue excavado a fines del siglo pasado, cuando se desalojó parte del escombro de los cuartos, se encontró un altar sostenido por atlantes, al que la estructura debe su nombre.

Plataforma de las Águilas y los Jaguares. Esta plataforma rectangular guarda semejanza con la de Venus y otras construcciones de estilo Maya-Tolteca. Posee cuatro escalinatas, una en cada uno de sus lados. En las alfardas de estas escalinatas se hallan representaciones de serpientes emplumadas ascendentes que rematan con cabezas en la parte superior del edificio. En los tableros se observan personajes yacentes y debajo de estos, águilas y jaguares que sostienen corazones. Estos animales posiblemente representaban órdenes de guerreros. Su función debió de ser para actividades religiosas o ceremoniales; se fecha entre los años 900 y 1200 d.C., aproximadamente.

Plataforma de los cráneos o Tzompantli. Servía para exhibirlos cráneos descarnados de los enemigos y prisioneros sacrificados. A diferencia de las del Altiplano Central, éste presentaba los cráneos ensartados en forma vertical, uno arriba de otro. Esta impresionante costumbre obedecía tanto a la creación de memoriales duraderos de los grandes actos de guerra y sacrificio, como a la obvia intención de atemoriza a vecinos y a posibles súbditos rebeldes.

Plataforma de Venus. Plataforma cuadrangular con escalinatas en sus cuatro lados, en cada uno de los cuales posee alfardas que rematan en cabezas de serpiente cuyo cuerpo esta representado en la parte superior; el cuerpo es emplumado y de forma sinuosa, combinado con figuras de peces. En la parte media de los tableros laterales se hallan representaciones de seres míticos, mezcla de jaguar, águila, serpiente y humano. En cada una de las esquinas están representados elementos glíficos asociados al planeta Venus. Guarda estrecha relación con El Castillo y el sacbé 1. Por la posición que ocupa en la plaza, probablemente funcionaba para actos ceremoniales.

El Gran Juego de Pelota. Es la cancha de juego más grande de Mesoamérica. Cuenta con dos largas construcciones laterales, donde se ubican los anillos de piedra con imágenes de serpientes emplumadas y el talud con escenas de sacrificio de jugadores de pelota; dos muros en forma de U que cierran los extremos de la cancha. Sobre ellos, se conservan dos edificios ricamente decorados con relieves y pinturas. Al lado este, el Templo de los Jaguares y Escudos presenta procesiones de señores y escenas de batalla que ofrecen una viva imagen de la historia de Chichén Itzá. El tamaño de la cancha y la altura de los anillos hacen poco probable que se hayan aplicado, en este caso, las reglas del juego de cadera conocidas en el momento de la conquista.

La Iglesia. Este pequeño edificio de un solo cuarto debe su nombre a su cercanía al supuesto «convento» de Las Monjas y a la exuberante decoración de su fachada superior, a la que se añade, además una crestería volante. En las grecas de la moldura central se observan grandes áreas recubiertas del estuco original. Mascarones narigudos constituyen el elemento principal de la fachada, con un personaje sentado -dios o ancestro-, integrado sobre la nariz del mascaron central, así como figuras de los cuatro cargadores de las esquinas del cielo -bacabes o pauahtunes-, arrodillados en paneles laterales. En la crestería se observa que el constructor tuvo dificultades para acomodar los tres grandes mascarones rescatados de edificios anteriores y que opto por suprimir detalles. Hasta el momento se desconoce la función que cumplía este edificio que, a pesar de lo sobrecargado de su decoración, es uno de los logrados de la arquitectura del estilo Puuc en Chichen Itzá.

El Caracol. Estructura conocida también como «El Observatorio» debido a su forma y a algunas posibles asociaciones astrales, ya que para las tres ventanas de la parte superior se han propuesto una serie de alineaciones relacionadas con eventos astronómicos, entre ellos el planeta Venus y la puesta del sol en los equinoccios. El nombre de «El Caracol» se debe a unas escaleras en espiral que conducen a la parte superior del edificio. De 1925 a 1931 fue explorado por la institución Carnegie y se detectó una serie de seis sobreposiciones, se cree que su construcción data de una época intermedia entre el Clásico Terminal y el Postclásico Temprano. Las grandes zanjas en sus plataformas superiores son calas de excavación consolidadas con fines didácticos.

Plataforma de las Tumbas. Esta estructura tuvo un uso funerario, probablemente sirvió, para almacenar huesos humanos desenterrados de otras tumbas. Se hallaron varias puntas de flecha, navajillas de obsidiana, cuentas de hueso y concha, además de restos óseos y dientes. Los rasgos arquitectónicos sobresalientes son las columnas que desplantan de la roca madre y que sostenía un techo de materiales perecederos. Un friso de serpientes remataba el edificio a una altura un poco mayor de la que se observa actualmente.

El Osario o Tumba del Gran Sacerdote. La importancia de este edificio de cuatro escaleras con alfardas formadas por serpientes entrelazadas, radica en estar construido sobre una profunda cueva. Su función original no fue funeraria, sino más bien de culto. Esta edificación es el elemento central de un conjunto ceremonial, (templo-plataforma-sacbé-cenote xtoloc) posiblemente ligado a la representación pública de un linaje u otra subdivisión social de “los señores de Chichén Itzá”. El templo y los cuerpos superiores del basamento estuvieron cubiertos de relieves mitológicos estucados y policromados.

Cenote Sagrado. Las fuentes históricas mayas lo definen como un importante centro de culto y peregrinaje entre los siglos V y XVI d.C. En él se realizaron rituales y ofrendaron objetos de oro, cobre, tumbaga, obsidiana, sílex, concha, madera, copal, hule, textiles, así como restos óseos, principalmente de niños y hombres adultos. Es un pozo casi circular de formación natural de 60 m de diámetro, el nivel del agua se encuentra a 22 m del borde y la profundidad oscila entre 6 y 12 m más.

Por espacio, no incluyo la descripción de los siguiente lugares: Subestructura del Castillo, Columna Norte, Plataforma de Venus y Plataforma Redonda, Patios este, suroeste y juego de pelota de las Monjas, El Mercado, Sacbeoob 5 y 15, Templo del Xtoloc y Casa de los Metates y Casa de las Mestizas.

Hay muchas curiosidades de las que solo voy a mencionar unas pocas.

Todos los equinoccios de primavera (20 de marzo), cuando el día y la noche tienen la mismas horas de duración. Los mayas, gracias a sus grandes conocimientos de astronomía, decidieron orientar el Templo de Kukulcán de forma que cada equinoccio de primavera, este se viera reflejado en el templo. De esta forma las sombras de uno de sus costados se reflejarán en sus escaleras centrales formando una serpiente, que simboliza el descenso del dios en forma de serpiente emplumada, Kukulcán.

Otra muestra de los conocimientos en astronomía de los mayas, es que el Castillo de Kukulcán tiene cuatro escalinatas, de 91 escalones cada una, que en total suman 364. Con la plataforma superior, son 365 en total, como los días del año. En total, la altura de la pirámide de Chichén Itzá es de 30 metros. Cada escalón representaba los días del Haab -calendario maya-, que concuerda a la perfección con el calendario que hoy usamos, el gregoriano.

También las construcciones tienen algo en común, y es su increíble y perfecta acústica. Por ejemplo, en El Juego de Pelota, se puede escuchar sin ningún problema lo que se habla de un lado al otro del campo. A pesar de sus 166 metros de longitud, sus paredes permiten este gran efecto acústico. En cuanto al Templo de Kukulcán, los guías hace unos años descubrieron por casualidad que el templo guardaba un secreto con respecto a su acústica. Si se aplaude desde la base de la pirámide, este sonido sube por sus escaleras, rebotando finalmente en su templete superior. El resultado es un eco distorsionado denominado como el canto del Quetzal, ya que el sonido es muy parecido al canto de este pájaro sagrado de los mayas. Pueden escuchar el sonido del Quetzal en el siguiente audio:

De regreso a Cancún nos devolvimos por la carretera libre, para pasar por el pueblo colonial de Valladolid, cuyo centro histórico fue restaurado. Como bono incluyo algunas imágenes en la galería.

El texto se me hizo muy grande, pero creo lo ameritaba; visitar Chichen Itzá ha sido una de las grandes experiencias de mi vida, que nunca voy a a olvidar. ¿Lo recomiendo? Definitivamente, como se dice popularmente “valió el boleto”.

La galería está muy escogida, con una selección de las más de 100 imágenes que tomé en el lugar, junto a unas pocas del internet (WikiCommons) para redondear.

 
 
Glosario

Cenote: Es un pozo de agua de gran profundidad, que se alimenta por la filtración de la lluvia y por las corrientes de los ríos que nacen en el corazón de la tierra. Es por eso por lo que al nadar en uno de ellos se siente tanta frescura, dado que la temperatura promedio de sus aguas es de máximo 24°C. Estos pozos deben su nombre a los mayas, que los bautizaron con la palabra Dz’onot, que significa “caverna con agua” y de ahí derivó a su nombre actual.

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