Una paz duradera entre israelíes y palestinos

Enero 30, 2025

Por Joseph Chamie y Sergio della Pergola

Gaza
Los recuerdos del pasado no pueden olvidarse ni descartarse, pero ahora es necesario poner el énfasis firmemente en lograr una paz duradera entre israelíes y palestinos. Imagen: Unrwa

PORTLAND, Estados Unidos / JERUSALÉN – Tras el ansiado acuerdo de cese del fuego entre Israel y Hamás, el mayor desafío para los israelíes y los palestinos apátridas es cómo lograr una paz duradera que ponga fin al desastroso ciclo de muerte, destrucción, desplazamiento y desesperación.

Varios factores importantes siguen desempeñando un papel fundamental en el conflicto que dura décadas entre israelíes y palestinos, entre los que se incluyen las identidades religiosas, la demografía, la tierra y el contexto geopolítico regional más amplio.

Estrechamente relacionados con esos factores principales están los temas críticos para lograr una solución al conflicto, entre ellos las fronteras, los refugiados, los derechos civiles y humanos y la equidad jurídica, la autoridad sobre los lugares sagrados de Jerusalén y, muy importante, la seguridad.

Debe prevalecer una narrativa de reconocimiento mutuo, tolerancia y pluralismo. Si bien los recuerdos del pasado no pueden olvidarse ni descartarse, hoy el énfasis debe estar en lograr una paz duradera entre israelíes y palestinos.

Historia reciente

Con la derrota del Imperio Otomano a manos de las potencias occidentales en la Primera Guerra Mundial, su territorio fue dividido en varios Mandatos británico y francés.

El Mandato británico para Palestina, o Mandato de Palestina, inicialmente previsto para incluir Transjordania, fue aprobado para el territorio al oeste de Jordania por la Sociedad de Naciones en 1922.

Entre sus objetivos declarados estaba el establecimiento del hogar nacional judío y el desarrollo de instituciones de autogobierno, salvaguardando los derechos civiles y religiosos de todos los habitantes de Palestina, independientemente de su afiliación religiosa y etnia.

En aquella época, la composición religiosa de la población residente en el Mandato de Palestina era de aproximadamente 10 % de cristianos, 11 % de judíos y 78 % de musulmanes. Bajo el gobierno británico, todos los residentes en el territorio, independientemente de su afiliación religiosa, tenían la ciudadanía palestina.

Después de muchas décadas de violencia y enfrentamientos entre las principales poblaciones del Mandato de Palestina y de los diversos intentos de los británicos y otros por resolver el conflicto, el problema fue entregado a las Naciones Unidas para que lo resolviera.

En 1947, en gran parte debido a la inmigración, la composición religiosa de la población residente en Palestina había pasado a ser de 7 % de cristianos, 32 % de judíos y 60 % de musulmanes.

El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución que ponía fin al Mandato y dividía Palestina en dos Estados. Un Estado era árabe, principalmente musulmán, y el otro era judío, mientras que la zona de Jerusalén permanecía por separado bajo el control directo de las Naciones Unidas (Mapa 1).

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Mapa 1. El Plan de Partición de las Naciones Unidas – 1947

El 14 de mayo de 1948, David ben Gurion declaró la independencia del Estado judío de Israel. El bando opositor, encabezado por Mohammed Amin al Husseini, rechazó el plan de partición. Inmediatamente estalló la guerra entre los ejércitos de los estados árabes vecinos e Israel.

Como consecuencia de la guerra, la composición demográfica del territorio sufrió cambios significativos. En particular, se produjo el éxodo obligatorio y voluntario (posteriormente llamado Nakba) de un mínimo estimado de 625-650 000 y un máximo de 725-750 000 palestinos de Israel.

Entre ellos se encontraban las personas que vivían en Palestina en 1946 y las que se quedaron, pero cuyas propiedades permanecieron dentro de las fronteras del Estado judío.

En el recién fundado Estado de Israel, con una población de 873 000 habitantes, la proporción de judíos era de 82 %. Si los palestinos no hubieran sido desplazados y hubieran permanecido en sus hogares, la proporción de judíos en Israel en 1948 habría sido de alrededor de 45 %.

Después de la guerra de 1948 y el armisticio posterior, las fronteras de Israel se expandieron a 77 % del territorio original del Mandato Británico de Palestina, incluida la parte occidental de Jerusalén.

La Ribera Occidental con Jerusalén Oriental fue ocupada por Transjordania, posteriormente rebautizada como el Reino Hachemita de Jordania.

La zona de Gaza permaneció bajo la ocupación de Egipto. En 1950, la población combinada de Cisjordania y Gaza contenía aproximadamente 830.000 palestinos apátridas.

Tras la guerra de 1967, Israel comenzó a expandir los asentamientos judíos en los territorios ocupados (Mapa 2). De unas pocas familias en 1968, el número de colonos judíos aumentó de 69 700 en 1987 a 293 400 en 2007.

Para 2024, la cifra alcanzó los 530 000, que no incluyen a los 245.000 residentes de los nuevos barrios de Jerusalén Este.

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Mapa 2. Mapa de Israel, Cisjordania, la Franja de Gaza y los países vecinos

Demografía actual

Israel es un país relativamente pequeño, con un tamaño territorial similar al de El Salvador. A fines de 2024, la población de Israel superará los 10 millones, que es aproximadamente el mismo tamaño que la población de Suecia. La proporción de judíos en Israel es de 77 %, incluidos los ciudadanos que viven en Jerusalén Este y los territorios ocupados.

El Territorio Palestino Ocupado (TPO), que tiene aproximadamente una cuarta parte de la superficie terrestre de Israel, tiene una población residente permanente cercana a los 5 millones, además de 380 000 que viven en Jerusalén Este.

La población combinada de Israel y el TPO es de aproximadamente 15 millones. En esa población combinada, aproximadamente 51% de los residentes serían judíos.

Propuestas de paz
La primera propuesta de paz seria que se examina aquí es la solución de un solo Estado, que exige la creación de una nación que incluya a Israel, Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Oriental. Una de las principales ventajas de esa solución sería la creación de una democracia secular con separación de la Iglesia y el Estado, con igualdad de derechos para todos los ciudadanos del país.

La principal desventaja de la solución de un solo Estado es que, al menos por el momento, no parece ser un escenario político realista.

Las dos partes enfrentadas en el conflicto aún mantienen una considerable hostilidad mutua. Además, ambas aspiran a su propia soberanía estatal independiente, es decir, una patria nacional judía permanente y una patria nacional palestina recién establecida.

La propuesta de paz que cuenta con mayor apoyo es la solución de dos Estados. Sigue siendo la vía acordada internacionalmente y cuenta con el firme apoyo de las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad y las principales potencias del mundo.

La solución de dos Estados supone un Estado de Palestina plenamente soberano e independiente que comprenda Cisjordania y la zona de Gaza, que coexista pacíficamente con Israel, con fronteras que sigan las líneas anteriores a 1967 y con la seguridad garantizada para ambas naciones.

Una de las principales dificultades de la solución de dos Estados es la falta de contigüidad territorial entre las dos partes del Estado palestino. Israel podría facilitar el establecimiento de un único Estado palestino permitiendo un corredor que conecte las dos partes del Estado palestino y, al mismo tiempo, garantizando su propia seguridad.

Otra dificultad es la falta de acuerdo político y el conflicto de facto que prevalece entre la Autoridad Palestina en Cisjordania y Hamás en Gaza.

Una tercera propuesta de paz, si fuera aceptable para los palestinos, sería la consecución de la soberanía por separado para Gaza y Cisjordania.

Cada territorio negociaría su propia autonomía, fronteras, estructura política y sostenibilidad económica con gobiernos separados y miembros separados de las Naciones Unidas.

En el futuro, si es factible y deseable, los dos Estados palestinos podrían desear negociar una configuración federal o una unión plena.

Conclusiones

Es hora de poner fin a las matanzas, la violencia y la destrucción y de que los israelíes y los palestinos negocien un acuerdo de paz.

También es hora de reconocer que en este pequeño territorio conocido como Palestina/Eretz Israel/Tierra Santa existen al menos dos actores principales, cada uno con sus derechos históricos, solidaridad étnica, herencias culturales, idiomas, autonomía política y rituales religiosos.

En su propuesta de paz duradera con Israel, los palestinos están pidiendo en esencia un Estado propio.

El gobierno israelí ha elaborado amplios planes de guerra para garantizar su seguridad, pero no ha ofrecido planes explícitos para resolver la situación posbélica en Gaza ni sobre cómo lograr una paz duradera con los palestinos sin Estado. Los israelíes exigen que su nación judía no se vea amenazada ni deslegitimada en sus intentos de lograr una paz duradera con los palestinos.

La continuación del estado actual es insostenible. No es, desde luego, una solución al conflicto y sigue poniendo en peligro a israelíes y palestinos.

Es hora de una diplomacia que conduzca a un acuerdo negociado y a una paz duradera. La acción militar y los actos terroristas simplemente no resolverán el conflicto. Las principales naciones del mundo deben ser proactivas en la búsqueda de un plan para asegurar una paz duradera entre israelíes y palestinos.

Joseph Chamie, residente en la ciudad estadounidense de Portland, es demógrafo consultor y ex director de la División de Población de las Naciones Unidas.

Sergio della Pergola, residenciado en Jerusalén, es profesor emérito y expresidente del Instituto Harman de Judaísmo Contemporáneo de la Universidad Hebrea.

T: MLM / ED: EG

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