Una historia mal contada

Frank Ulloa Royo

Carta

Leí con atención el artículo de Marielos Aguilar, sobre el Sindicato Nacional de Enfermería y Afines (SINAE AFINES) publicado en sitio web Cambio Político, el domingo 27 de marzo, al respecto quisiera manifestar, que artículos como estos son tendenciosos y causan mucho daño a las organizaciones sindicales porque incurre en presunciones y en conclusiones que carecen de sustento en hechos ciertos, y más bien, forman parte de intereses políticos al calor de una campaña para dañar a un candidato sin importar la imagen y la trayectoria de 53 años de una organización que se ha ganado el respeto.

Es cierto que el sindicalismo sufrió la influencia de distintas corrientes sindicales internacionales, también es cierto que las organizaciones fueron correas de transmisión en los partidos políticos de izquierda en distintos momentos del Siglo XX. El partido Vanguardia Popular es ejemplo pero también otras organizaciones políticas tuvieron incidencia directa e indirecta en los sindicatos, como Liberación Nacional y sectores sociales cristianos.

El movimiento sindical fue unitario en el país hasta que en 1942 lo dividiera la activa labor del Padre Núñez y la Iglesia Católica. En el siglo XXI, Liberación Nacional y el Partido Social Cristiano perdieron interés en estas organizaciones por lo que la fuerza sindical se fragmenta y reduce a unos pocos gremios que sobrevivieron en la educación, la salud, y el sector público, pero todos muy debilitados producto de una campaña anti sindical brutal después de la última huelga de la educación.

SINAE AFINES, es sin duda, una excepción, en cuanto, a que ha crecido y no sólo representa al gremio de Enfermería, sino que agrupa a trabajadoras y trabajadores de todo el sector de salud. Más bien, es una de las pocas organizaciones, cuyo principal objetivo es la defensa de la Seguridad Social de los costarricenses. Para esto tuvieron que salir de la comodidad del gremialismo y pasar a una lucha social compleja y desigual.

En esta campaña electoral, de manera injusta y quizás hasta irresponsable, los viejos enemigos de las organizaciones sindicales así como un sector de la prensa, y algunas personas opinan sobre la base de fuentes secundarias y hacen eco de afirmaciones temerarias, como que esta organización financia un partido político porque subió una foto en su Facebook con determinado candidato o porque algunos de sus afiliados, ejerciendo su legítimo derecho establecido en la Constitución Política en su Artículo 26 de que: “Todos tienen derecho de reunirse pacíficamente y sin armas, ya sea para negocios privados, o para discutir asuntos políticos y examinar la conducta pública de los funcionarios” participaron, hace cuatro años, en la asamblea constitutiva de un partido que no tenía, ni nombre, ni candidato.

Al respecto SINAE AFINES ha sido claro y firme: “creemos en el estado de derecho, defendemos el Seguro Social y abogamos por un sistema democrático con fundamento en la justicia social y respeto a las instituciones”.

Puedo afirmar que ningún partido tiene en la actualidad programas a favor de sindicatos, ni espacios, para los dirigentes sindicales, tampoco reconocen el papel histórico que han tenido en defensa de los derechos laborales.

Por lo anterior, no resulta creíble que alguna organización esté financiando o patrocinando partidos políticos antisindical y anti obrero; sin embargo, si es público, y notorio, que en las pasadas elecciones nacionales del 6 de febrero los primeros seis partidos políticos recaudaron ¢9.600 millones para financiar sus campañas electorales.

Los fideicomisos bancarios fueron la principal fuente de financiamiento de los Partidos Liberación Nacional, Nueva República, Unidad Socialcristiana y el Frente Amplio que dieron la totalidad, o la mayor parte, de sus bonos en deuda pública como garantía para acceder a créditos bancarios a través de una firma de Consultores Financieros que funge como fiduciario de dos bancos privados.

En esta carrera por la Presidencia de la República hay grupos financieros muy poderosos y otros inescrupulosos que financian a los partidos políticos que tratan de llevar agua a sus molinos divulgando falsedades como las aludidas.

El mayor error del artículo de opinión “Una Grave herida en el Sindicato Nacional de Enfermería” es que, tanto su título, como, a partir del párrafo nueve su autora realiza opiniones personales desde hechos que no han sido probados y confunden al lector como situaciones ciertas, por lo cual insisto es una “Historia Mal contada”.

Creo que los dirigentes y quienes comentamos la situación laboral del país debemos ser muy prudentes en nuestras afirmaciones y ejercer nuestro legítimo derecho de libre expresión basados en hechos probados y esgrimiendo los diferentes matices de una situación, porque de lo contrario, si estaríamos frente una traición a la verdad y flaco favor haríamos a la defensa de los derechos de los trabajadores.

Abogado Especialista en Relaciones Laborales

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