Una grave herida en la vida del Sindicato Nacional de Enfermería

Marielos Aguilar

Una grave herida en la vida del Sindicato Nacional de Enfermería

Durante el siglo XX, las relaciones entre los sindicatos y los partidos políticos costarricenses oscilaron entre el amor y el odio, dependiendo de la naturaleza ideológica de cada uno. Por ejemplo, los llamados “sindicatos revolucionarios” se hermanaron desde 1931 con el recién fundado Partido Comunista y transitaron juntos los mejores y los peores momentos de las luchas de los trabajadores durante muchas décadas.

En el caso de los “sindicatos social demócratas”, así denominados por sus vínculos organizativos e ideológicos con el Partido Liberación Nacional (PLN), experimentaron su auge y su retroceso durante la segunda mitad del siglo XX, dependiendo de la paulatina separación de ese partido con respecto al modelo social del llamado Estado de Bienestar, sustento esencial de las tareas de aquellas organizaciones sindicales.

Con las crisis propias de esos partidos a partir de la década del ochenta, afectados desde entonces por la hegemonía mundial del paradigma neoliberal y, en consecuencia, por la pérdida de su norte histórico, los sindicatos vinculados a ellos también han sufrido su propia crisis. Hasta entonces, con claras diferencias de métodos y estrategias entre el PVP y el PLN, al considerarse al primero como una organización revolucionaria y el segundo como un partido reformista, sin embargo, ambos coincidían en la necesidad de luchar a favor de la justicia social, la democracia económica y la búsqueda de mejores oportunidades para la clase trabajadora.

Desde esta perspectiva, en la que las relaciones entre partidos y sindicatos son muy explicables, poco tiene que ver la problemática en la que está envuelto hoy día el SINDICATO NACIONAL DE ENFERMERÍA (SINAE), hecha pública en un reportaje elaborado por la periodista Amelia Rueda, titulado DENUNCIA PENAL CONTRA SINDICATO DE ENFERMEROS POR SUPUESTO FINANCIAMIENTO ILEGAL A CAMPAÑA DE CHAVES.

Por ahora, esa denuncia se refiere, específicamente, a una presunta y cuestionable acción en el seno del SINAE para favorecer las arcas del PARTIDO PROGRESO SOCIAL DEMOCRÁTICO, cuyo embrión parece haber sido incubado también por algunos de los miembros de la directiva de dicho sindicato.

Si así hubiera sido, no sería la primera vez que algo parecido haya sucedido. En 1923, por ejemplo, la CONFEDERACIÓN GENERAL DE TRABAJADORES (CGT), fundada 10 años antes por diversos gremios y sindicatos del país, se disolvió para darle vida al PARTIDO REFORMISTA, dirigido por el General Jorge Volio, de corta vida pero que nos dejó una herencia invaluable: la creación del INSTITUTO DE SEGUROS, convertido más tarde en el INS, una institución de gran trayectoria nacional.

Pero lo paradójico en el caso de los fundadores del PPSD, entre los que estarían algunos dirigentes del SINAE, es que se escoge como candidato a un claro ENEMIGO de los trabajadores públicos, exponente de la derecha internacional más amenazante para los sectores menos favorecidos. Cualquier costarricense medianamente informado, está enterado de que la campaña de Rodrigo Chaves y Pilar Cisneros, diputada electa, seguramente, con los votos de algunos miembros de ese sindicato, tiene como uno de sus ejes propagandísticos golpear un día sí, y otro también, a los empleados públicos, incluyendo a aquellos ya retirados que sobreviven con su jubilación. ¡Qué un sindicato del sector público y de la CCSS apueste por Chaves como candidato presidencial no es concebible, a no ser porque medien actos de presunta corrupción!

Se trataría, si los fundamentos de la citada denuncia responden a la verdad, de un verdadero acto de traición a los intereses de sus trabajadores afiliados y de la clase trabajadora en general. No me queda claro que fue primero, si el huevo o la gallina, en otras palabras, si la iniciativa para crear el PPSD fue de un grupo de dirigentes sindicales sumado a un colectivo mayor, o si, por el contrario, el señor Chaves dirigió aquella orquesta. En cualquier caso, este asunto sería de enorme gravedad.

¡Qué crisis de valores parece asomar en nuestro país! Preferiría pensar que nada de esto es cierto, que uno de los sindicatos de la CCSS se arriesgue a restarle recursos a esa querida institución para financiar a un candidato presidencial que más brilla por su oportunismo, por su indiscutible identificación con el modelo neoliberal de las economías financiarizadas y por su doble moral.

Más perjudicial resultaría esta delicada situación si se constatara, además, la participación de este sindicato en la creación del PPSD, pues el artículo 350, inciso a) del Código de Trabajo establece la prohibición a las organizaciones sindicales de participar, como tales, en tareas de carácter electoral. Sería muy grave e inútil exponerse a la disolución del SINAE, un sindicato con gran trayectoria de lucha, para apoyar electoralmente a uno de los mayores adversarios de nuestra clase trabajadora, el candidato RODRIGO CHAVES ROBLES.

Con seguridad, pensamos que la mayoría de los enfermeros y enfermeras afiliadas al SINAE ha estado al margen de esas supuestas anomalías. Por eso, ellos y ellas también tienen la obligación moral de constatarlas y tomar decisiones que reviertan un camino tan equivocado para la consecución de sus reivindicaciones futuras.

Al final, el daño que producen noticias como la que aquí aludimos, se proyecta negativamente a todo el movimiento sindical costarricense. Sabemos que la gran mayoría de los sindicatos del sector público lo integran gente honrada y luchadora y no se vale golpearlo de esta manera, asunto con el que, de seguro, harán fiesta los medios de comunicación que adversan las luchas sindicales en nuestro país.

Lamento mucho todo esto porque buena parte de mi vida académica la he dedicado a rescatar el papel histórico de las organizaciones sindicales como agentes redistribuidores de la riqueza nacional y de justicia social en nuestro país y en el mundo.

Fuente: Facebook

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