Un futuro mejor: hay esperanza para la humanidad

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel
cmecheverria@yahoo.com

Carlos Manuel Echeverría

A FINER FUTURE, creando una economía al servicio de la vida, un reporte para el Club de Romai, es un estudio a fondo financiado por el Gobierno de Canadá, sobre la difícil situación ambiental que vive el mundo. Sus cuatro autores trabajando en conjunto, L. Hunter Lovins, Stewart Wallis, Anders Wukman y John Fullerton son reconocidos científicos, académicos y líderes en el campo de la economía política. Han generado un documento que trasciende lo teórico y que nos plantea una tétrica situación, pero ofrece caminos concretos para enfrentar los desafíos que la vapuleada naturaleza de nuestro planeta nos plantea.

¿Dónde estamos? El libro sostiene que la situación actual del desequilibrio ambiental, es creación de la orientación macroeconómica seguida por la humanidad, que enfatiza el uso intensivo de los recursos naturales para satisfacer aspiraciones humanas. Esto lo hace la humanidad, generando una creciente desigualdad, que no solo es seria expresión de una horrenda deshumanización, sino que contribuye a exacerbar el problema ambiental actual y a futuro, si no se cambia de rumbo.

En los últimos 40 años, plantea el propositivo documento, escogimos un camino que nos lleva al colapso, pues ya en el año 2008, la humanidad utilizaba los recursos y ensuciaba el planeta a un ritmo que no permitía la regeneración, a más de dos terceras partes del total consumido. Al ritmo actual, en el año 2050 solamente un tercio de lo consumido en el año se estaría regenerando; o sea, necesitaríamos tres planetas Tierra para promover lo que necesitamos para vivir, sin comprometer el futuro, lo cual es imposible si seguimos con el actual modelo de producción y consumo.

La difícil situación se manifiesta en cada vez mayores cantidades de CO2 y metano en la atmósfera; destrucción de los corales y fatal acidificación de los crecientes océanos; los sistemas de polinización en riesgo, la disminución drástica de las fuentes de agua potable, los cada vez más pavorosos incendios forestales, así como el colapso de la pesca, entre otras expresiones.

El documento de 329 páginas, plantea el principio de la economía regenerativa, pues no basta con parar la hemorragia; hay que recuperar lo que se ha perdido, desde mediados del último siglo, cuando exacerbamos el consumo, con una creciente población mundial y aun así, mucha de ella se queda afuera del proceso productivo y del consumo.

Para enfrentar los desafíos, el mapa de políticas a formular a nivel mundial planteadas por la publicación, incluye las siguientes: transformación de las finanzas y las corporaciones; repensando la energía, la agricultura, y la forma en que trabajamos; aumentar el bienestar humano y darle prioridad al respeto a los ecosistemas y la comunidad humana. Esperanzadoramente, en algunos de los mencionados rubros ya hay movimientos positivos; en otros, todavía no. Es más, el documento ejemplariza con casos donde el cambio y la adopción de nuevas formas de “hacer las cosas”, ha hecho más competitivas y rentables a empresas que se han “embarcado” en la dirección propuesta. Algunas empresas costarricenses, todavía pocas, pero de vanguardia, liderazgo y gran potencia, están empezando a asumir el reto de la transformación hacia una economía regenerativa.

A Finer Future (en castellano “Un futuro mejor”) respalda a la economía de mercado, combinada con gobierno competente y facilitador de la operación de la mencionada economía regenerativa, sin excesos y partiendo de que la tónica será la regeneración de los recursos del planeta. La práctica de la destrucción creativa, que necesaria como es no deja de ser dolorosa en el corto plazo y genera dificultades que solamente un coraje enorme permite subsanar.

A juicio del suscrito, el camino que “Un Futuro Mejor” plantea, está lleno de obstáculos y contradicciones que serán de difícil superación, pero que vale la pena analizar a la luz de otras alternativas. Lo vimos hace pocos días cuando en Madrid, España, la COP 25, no pasó de ser un intercambio “avestruzano”.

El camino que la propuesta de los cuatro autores plantea, conlleva implicaciones de gran calado: cambio de paradigmas humanos respecto a la convivencia y la materialización de los DDHH de los que tanto se elabora, incluyendo una mucho mejor distribución del ingreso y medición del bienestar en forma más integral, para promover la equidad y reducir la creciente desigualdad. Desigualdad que atenta contra el medio ambiente, constituye una afrenta a la dignidad humana, hace se pierda valioso recurso humano y afecta la estabilidad política en democracia.

En la inversión, la producción y el consumo, dice el documento, el concepto de economía circular debe de ser central, como lo es la transformación de las fuentes energéticas y la reducción drástica de la gasificación venenosa de la atmósfera; es inaceptable pensar en consumir el petróleo y el gas natural hasta el último suspiro, pues nos achicharraremos antes. Pienso que Centroamérica debe ver el gas natural que se le ofrece en condiciones favorables, como una solución a corto plazo, un puente para reducir y ojalá abandonar su dependencia de los hidrocarburos altamente contaminantes. Eso implica no sacrificar el concepto original del MER (Mercado Eléctrico Regional) y generar en el caso del ICE para Costa Rica, la competitividad que en estos tiempos está ausente, así como ponerle atención con total convicción a las nuevas fuentes energéticas sostenibles y poco contaminantes.

Interesantemente, A Finer Future se manifiesta en contra de la austeridad como política gubernamental por sus implicaciones sociales, pero promueve la efectividad en la gestión y el ataque frontal a la corrupción en lo público y privado, cáncer que corroe todo intento de reforma. La efectividad en el uso de los recursos para utilizar menos de ellos, sin menoscabo de objetivos y sus respectivas metas; así mismo, promueve la participación política y una forma distinta de gobernanza, menos autoritaria. Interpreto que el uso conservador de las herramientas para implementar política fiscal y monetaria de las que dispone un gobierno, serían utilizadas racional y razonablemente, para evitar perjudiciales desequilibrios.

El costo de enfrentar los desafíos ahora es mucho menor que sufrir los costos catastróficos después. La refundación social, plantea A Finer Future, a lo que llevará la vigencia de los mencionados paradigmas, acompañada de la robótica, plantea este servidor, pondrá sobre el tapete nuevas formas de trabajar, de educar y capacitar.

¿Podemos crecer sin límites? Algunos dicen que sí, pero, comenta este servidor, hasta cierto punto. Tendremos que desarrollar una visión diferente del crecimiento, dice el documento, enfocándonos más que en aumentar el volumen de lo materialmente producido, en producir bienes y servicios con calidad, a un menor desperdicio y promoviendo la regeneración del planeta, por la vía de la economía circular, entre otras herramientas. El crecimiento no puede ser un fin en sí mismo y más cuando sabemos que tarde o temprano nos llevará al despeñadero. El fin es el Ser Humano como expresión de la fuerza superior divina, que sin ambiente propicio no conseguirá prosperar.

No ha sido mi objetivo al escribir este artículo, el convencer al lector de seguir el camino que los cuatro autores sugieren. Lo que busco es estimular el pensamiento al respecto del apremiante tema, que tarde o temprano, de seguir comportándonos como lo hacemos, asumiendo a medias la responsabilidad e implementando lo fácil, nos llevará a “chocar con pared”. Ya nos está pasando lo de la rana a la que metieron en agua que fueron calentando poco a poco y sin que ella se diera cuenta llegó un momento en que se cocinó por completo.

El tema no es solo de los países grandes, cuyo concurso sin duda es vital y no se está dando. Países como Costa Rica tienen que hacer su parte y pueden contribuir tocando conciencias por la vía de su ejemplo. Al respecto, ya Costa Rica marcó la cancha y está bien posicionada. Pero no se decide todavía a ir hasta el final y francamente dejamos mucho que desear en cuanto a nuestra huella ecológica colectiva, el tratamiento que le damos a la basura, el compromiso insuficiente del sector empresarial para asumir sus responsabilidades, la indiferencia de los sindicatos, más interesados en defender sus intereses gremiales de corto plazo sin pensar en el futuro y así sucesivamente podríamos continuar.

Termino este comentario con una frase del gran Teilhard de Chardin: “El futuro pertenece a aquellos que le dan esperanza a la siguiente generación”.

A finer future

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Ex viceministro de Planificación Nacional y Política Económica, ex diplomático.

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