Un día como hoy 18 de julio 2023

Días malos en la historia

18 DE JULIO 1877

Patética: El matrimonio de Tchaikovski que nunca debió celebrarse

El 18 de julio de 1877, Peter Tchaikovsky lloró junto a su novia, Antonina Miliukova. Sin embargo, no eran lágrimas de alegría, ya que, según relató el gran compositor, «una especie de dolor se apoderó de mi corazón».

En realidad, la novia de Chaikovski no tenía nada de malo, excepto su sexo. De hecho, ninguna mujer podría haber sido una buena esposa para él; simplemente, no estaba orientado en ese sentido. Sin embargo, hubo fuerzas que le llevaron al altar en 1877: Tchaikovsky lo llamó destino, pero lo más probable es que fuera la presión paterna, así como la necesidad de conformarse en una sociedad en la que la homosexualidad era vilipendiada. Así que se decidió por Miliukova, una antigua alumna a la que no conocía realmente y que le llamó la atención sólo por las notas de amor que le había enviado. Cuando le propuso matrimonio, le dijo con franqueza que no la amaba y enumeró sus rasgos de carácter más desagradables: «mi irritabilidad, mi temperamento volátil, mi insociabilidad y, por último, mis circunstancias». Aun así, Miliukova aceptó su proposición sabiendo que nunca sería más que un amigo para ella.

Tchaikovsky temía la llegada del día de su boda, como relató a un amigo varios días antes: «Habiendo vivido 37 años con una aversión innata al matrimonio, es muy penoso verse arrastrado por la fuerza de las circunstancias a la posición de un novio que, además, no se siente en absoluto atraído por su novia… Dentro de uno o dos días me casaré con ella. Lo que sucederá después no lo sé».

Si la boda fue horrible, el viaje de luna de miel fue aún peor. «Cuando el carruaje arrancó estaba a punto de llorar con sollozos ahogados», escribió Tchaikovsky, y en lugar de la pasión de la noche de bodas, «dormí el sueño de los muertos».

A medida que el matrimonio sin amor ni sexo avanzaba durante las siguientes semanas, el compositor se sentía cada vez más descontento. No sólo encontraba a su mujer «físicamente repugnante», sino que su compañía también le resultaba tediosa. Voluble y superficial, como él la describía, Antonina no compartía ninguno de los intereses de su marido, ni siquiera la música. Peor aún, empezó a exigirle más físicamente que el «amor fraternal» que él le había prometido. La intensa presión del fracaso de la unión llevó a Tchaikovsky a pensar en el suicidio. En lugar de suicidarse, simplemente se marchó, sólo seis semanas después de la desafortunada boda.

Sin embargo, «el reptil», como Tchaikovski llamaba a su esposa con una crueldad poco habitual en él, seguía atormentándole. Vivía con el temor mortal de que la despechada mujer sacara a la luz el secreto de su sexualidad, por lo que cualquier correspondencia de ella -de hecho, la mera mención de su nombre- le provocaba ataques de nervios. En una ocasión, enumeró sus acusaciones a su hermano: «Soy un embustero que se casó con ella para ocultar mi verdadera naturaleza, la insultaba todos los días, sus sufrimientos en mis manos fueron grandes, está horrorizada por mi vergonzoso vicio, etc., etc.».

Al final, Tchaikovsky sólo tenía una explicación para su desafortunado intento de casarse: «No hay duda de que durante algunos meses estuve un poco loco».

Tomado del libro «Bad Days in History»