¿Y usted que opina?
Fernando Berrocal
El presidente Rodrigo Chaves invitó el pasado lunes a los jefes de Fracción a conocer la agenda que el Poder Ejecutivo envió el martes a la Asamblea Legislativa y la oposición le presentó, a su vez, casi 150 proyectos de ley. Un buen paso de realismo y pragmatismo. El país necesita arrancar y avanzar, porque la agenda país que tenemos por delante es fuerte, dura y compleja.En el plano abstracto del idealismo y hasta de la academia, la política debería escribirse y hacerse con mayúscula: POLÍTICA. Pero eso solo existe en los libros de los grandes clásicos de la Filosofía y las Ciencias Políticas y Sociales.
La verdad es que la política siempre se escribe con minúscula y es obra de los políticos que, como seres humanos de carne y hueso, tienen fortalezas y debilidades, arrastran su propio pasado y han forjado su personalidad, como cualquier otro, en un determinado entorno y como resultado de la influencia de una multiplicidad de factores económicos y sociales, la familia y la sociedad, los estudios, el trabajo y las propias experiencias de la vida y de la política, porque nadie es perfecto ni es el dueño de la verdad. Siempre hay alternativas y opciones. De ahí que, sin diálogo constructivo y sobre la base de propuestas y metas, no exista ninguna posibilidad para la política, tal y como es en la realidad objetiva, sobre todo en un país de “igualiticos” como es Costa Rica.
Digan lo que digan, en las últimas décadas, con altos y bajos, el diálogo político y el respeto al adversario, en el marco del Estado Social de Derecho, nos han permitido avanzar. Eso nos diferencia y singulariza en América Latina. Esa es nuestra civilidad democrática. Por igual, del gobierno hacia la oposición y de la oposición hacia el gobierno y con participación de la sociedad civil organizada.
Los modelos de desarrollo y los ciclos económicos, asimismo, están condicionados por multiplicidad de factores, algunos internos y la mayoría por condiciones externas. Nuestro país es un buen ejemplo de ello, si tenemos la objetividad de reconocer que, a estas alturas del 2022, Costa Rica está muy mal y en un punto de agotamiento de su modelo de desarrollo y ante la necesidad de urgentes reformas estructurales al Estado y al modelo de desarrollo económico y social, porque no es solo el tema de la inmensa y asfixiante deuda pública acumulada. La agenda de desarrollo por y para Costa Rica es fuerte, retadora y compleja. Esos son los temas políticos prioritarios.
Y las SOLUCIONES pasan, obligatoriamente, por ese diálogo realista, constructivo y positivo entre el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa. No hay otro camino. Hay que evitar una polarización. Es necesario proponer, dialogar, conciliar y encontrar así los mejores caminos o nos vamos a enredar como país, más de lo que hemos estado en estos críticos últimos años.