Por Joachim Hauck (dpa)
No solo lo llevaba Napoleón, Winston Churchill, Ernest Hemingway o Paul Newman y lo disfrutan celebridades como Naomi Watts, Kate Hudson y Paris Hilton. Casi todos los turistas que viajan a Panamá también lo quieren: el famoso sombrero blanco con la banda oscura.
El sombrero de Panamá se adapta a casi todas las cabezas y a todas las ocasiones, ya sean informales o elegantes.
En ninguna tienda de recuerdos panameña faltan los tradicionales sombreros con ala. Sin embargo, quien quiera visitar a un fabricante para ver cómo se confecciona un sombrero se llevará una amarga decepción. Para ello tendrá que viajar casi mil kilómetros más al sur, a Ecuador, de donde procede el verdadero sombrero de Panamá.
En Ecuador crece la palma de toquilla, cuyas fibras se utilizan para elaborar el sombrero en un minucioso trabajo manual. En excavaciones realizadas en el país sudamericano, los investigadores hallaron figuras que llevaban ese sombrero y por lo tanto se presume que esta artesanía tiene al menos 6.000 años de antigüedad.
El arte del trenzado, que aún está muy extendido en Ecuador, se centra desde el siglo XVII en Montecristi, Jipijapa y Cuenca. Los sombreros provenientes de estas tres ciudades se consideran los mejores del mundo.
Un minucioso trabajo manual
En la pequeña fábrica de sombreros de Homero Ortega en Cuenca los visitantes son siempre bienvenidos. Gabriela Ortega los lleva orgullosa por su reino y les muestra los calderos en los que se hierven las grandes hojas de palma, de cuyas fibras secas se extrae la codiciada paja toquilla.
Se somete a cocción durante varios minutos para quitar el color verdoso y obtener uno claro. Los tejedores se encargan luego de la parte más importante y difícil y, mediante un trabajo de filigrana, producen su pequeña obra de arte.
El sombrero nace en un punto, el centro, que forma la parte superior del sombrero. Paulatinamente se va avanzando fibra por fibra y en cada vuelta se van añadiendo pajas hasta llegar al ala. Para que el producto se convierta en un sombrero elegante hay que darle primero la forma en prensas.
El mundialmente famoso sombrero de Panamá integra la lista del patrimonio cultural mundial inmaterial de la Unesco. En la mejor calidad un sombrero puede costar fácilmente varios miles de dólares.
Un sombrero para la maleta
El sombrero no solo protege la cabeza del calor y del sol, sino también de la humedad gracias a su técnica especial de tejido. Además, es muy robusto y con la humedad adecuada es incluso flexible. No es casual que el fabricante entregue a los clientes el sombrero enrollado a lo largo en una caja de madera.
Las personas que viajan y quieren llevarse su sombrero de Panamá apreciarán esta propiedad: ligeramente humedecido, el sombrero puede volver a enrollarse y guardarse sin problemas en la maleta. Lo único que no hay que hacer es doblarlo ya que corre el peligro de que se rompan las fibras.
Elegancia sudamericana
Sus portadores creen que no hay sombrero más noble y distinguido que un auténtico Panamá. No solo está confeccionado delicadamente a mano y es de altísima calidad, sino que siempre es un accesorio de moda.
El sombrero representa la ligereza sudamericana, como así también estilo, clase y elegancia. Por supuesto, también es un símbolo de estatus.
Muchas celebridades del pasado y del presente supieron y saben apreciar estas ventajas, entre ellos, el ex presidente estadounidense Theodor Roosevelt y el multimillonario John Rockefeller.
El jefe de Estado de la extinta República Democrática Alemana (RDA) Erich Honecker también solía llevar el sombrero de Panamá, no solo en sus visitas a Cuba, sino también en varios desfiles militares en Berlín Oriental.
Kemal Atatürk, el fundador de la Turquía moderna, incluso lo convirtió en el primer sombrero del Estado. Cuando en 1925 promulgó la ley que prohibía a los hombres llevar el entonces habitual fez otomano eligió demostrativamente el sombrero de Panamá como su cobertor de cabeza preferido.
Un curioso error
¿Por qué entonces se llama sombrero de Panamá y no de Ecuador? Algunos piensan que el nombre proviene de los trabajadores que utilizaban el sombrero para protegerse del sol durante la construcción del Canal de Panamá. Lo más probable es que el nombre se deba a una serie de confusiones.
Cuando Napoleón III encargó un «sombrero de toquilla» en 1885 fue enviado desde Panamá a Francia, lo que en París llevó a la conclusión errónea de que el sombrero también era originario de ese país de América Central.
Como en años posteriores las mercancías procedentes de Sudamérica siempre se enviaban a Estados Unidos a través de Panamá y todos los envíos de sombreros procedentes de Ecuador llevaban el sello de la aduana panameña se reforzó esa impresión.
Cuando Theodore Roosevelt se cubrió la cabeza con un sombrero durante su visita al Canal de Panamá en 1906 y esa imagen dio la vuelta al mundo, el destino del producto fabricado en Ecuador quedó definitivamente sellado. Ya no cabía otro nombre que el de sombrero de Panamá.
dpa