Crónicas interculturales
Por Remy Leroux Monet
En una crónica recientemente publicada en cambiopolitico.com, nuestro estimado colega Mauricio Castro Salazar nos habla de la puntualidad a la cual los choferes de trenes y de buses en Suiza están obligados, como comprometidos con un deber sagrado: respetar los horarios. A ver si los suecos no les ganarían a los helvéticos…Se acercaban las 8:00 a. m., hora prevista para viajar a nuestra próxima actividad. Estábamos en una reunión profesional internacional de turismo, tipo mini-congreso, en Gotemburgo, “la Niza de Suecia”, segunda ciudad de este país. Habíamos terminado de desayunar en el hotel. Algunos compañeros ya se habían montado en el bus. Otros charlaban mientras caminaban tranquilamente hacia el vehículo. Muy pocos (tal vez era latinos…) se estaban tragando una taza de café de pie en el comedor.
Yo ya estaba sentado en el bus, cuando de repente el chofer arranca. El reloj colgando encima del dash indicaba: 8:00:00 a. m., o sea 8 horas, cero minutos, cero segundos.
En todos los idiomas disponibles en la Torre de Babel, intentamos hacerle entender al chofer que parara, que ya estaban llegando los compañeros, que se les podían ver en camino, allá en el lobby del hotel, que faltaban muy poquitos, que salados los a que se les había pegado la cobija, que siempre son los mismos, etc. Hasta algunos enojados golpeaban las ventanas del bus, gritando desesperadamente a que les esperaran.
No hubo manera. Al chofer, no le dio la regalada gana esperar.
Se nos descompuso completamente la planificación de la mañana de nuestro encuentro. Los organizadores tuvieron que mandar otro transporte que debido a la hora pico no llegó antes de las 9:30 a. m. para recoger a los demás compañeros.
Y tuvimos que pagar el costo del segundo bus, puesto que según los suecos los responsables fueron los que se atrasaron.
Algunos meses después, casi nos pasa algo similar en Estocolmo.
Moraleja provisional: la obsesión hacia el respeto del horario establecido, hacia la puntualidad, es tal en Suecia que, en este caso, uno llega a olvidar su deber, que era tan sencillamente recoger pasajeros para llevarlos a un lugar determinado.
¿Quién gana? ¿Suiza o Suecia?
¿Qué le dice su vocecita interior, colega?
– Remy Leroux Monet, ciudadano francés, visitó por primera vez Costa Rica en 1978, y desde entonces no se ha separado nunca de nuestro país. En 1993 migró definitivamente. Siendo un atento observador de su entorno, tiene por afición resaltar diferencias entre sus dos países, el de nacimiento y el de adopción.
Se dan duro. Salen chispas. Y en Suiza quizas la gente misma hubiera exigido al chofer irse
La ley es la ley…
Confusión de prioridades ! Para que contrataron el autobús ? Para dar una lección a un grupo internacional o para trasladarlos ? A menuda en la vida se pierden las prioridades ! Este caso parece un chiste.