Suiza No.8
Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com
Abrí un periódico tico y leí con resalte un titular sobre el concierto de Cold Play. Leí la noticia rápidamente, revisé las canciones que tocaron…no conocía ninguna.
¡NIN-GU-NA!
Era como si estuviera leyendo en ruso…o como si hubiera vivido en otro planeta durante toda mi vida.
“Castrosalazar: no seas burro, poné el nombre de las canciones en Youtube y las ves y las oís”—me dijeron
Cuando llevaba cinco me di por vencido. No conocía ni una.
De repente escuché:
“Castrosalazar: yo sí me leí todo el artículo, seguí leyendo, yo creo que si conocés una…”
Y efectivamente conocía una de todas las que tocaron en el concierto: “La Patriótica…”, que siempre me ha llegado y más cuando he vivido afuera, como ahora….la oí y casi hasta lloré.
“Castrosalazar: sos un viejo mae, manda güevo que solo conocieras La Patriótica…y moqueaste cuando la oiste…”—me dijeron en tono de burla
Consulté “al oráculo” sobre ese grupo… y Google me contó un poco de Cold Play, que son británicos, maes nota por el ambiente y preocupados por el cambio climático, sensibles en temas relacionados con discapacidades y me parecieron cool…pero no conozco ninguna canción
Mientras iba leyendo me acordé que hace un par de años andaba visitando unos proyectos en el Petén.
“Castrosalazar: ahhh la gira en la que todo le mundo estaba preocupado por tu comidida…y por tu miedo atávico a las culebras…”—me dijeron con tonito de burla
…..y si bien tengo algunos mingueos con la alimentación mis colegas me los han exponenciado…Salimos bien de madrugada, el representante de la comunidad que nos llevaba, que además de extraordinaria buena persona, era un chofer excelente, conocedor de cuanto árbol, pájaro, mamífero y de cuanto bicho o rama que veíamos. De repente dijo alisten sus cámaras porque por aquí sale un jaguar…y fue como si lo hubiera llamado…apareció el tigre a unos 20 metros.. El mae era de verdad un pro.
“Inge no se preocupe—me dijo—aquí le traigo unas sus tortillitas y unos frijolitos sin cebolla ni ajo y un quesito fresco que no hace daño”
El camino estaba lleno de barro, puta pero de verdad una vara emabarrialada, una jabonera, y nuestro anfitrión iba preocupado por “la salida” de la montaña, temía que nos quedáramos pegados en medio de la nada. Como a las 5 horas de camino, y sin haber llegado, de repente me dijo: “Inge no se preocupe, traigo también otras cosas de maíz para que usted coma, si no podemos salir dormiríamos en el campamento, donde se construyeron las cabañas que financió el proyecto, todas tienen cedazo y además protectores para agarrar alacranes y culebras…”
“Castrosalazar: que famita la tuya…que horror…además de comida ahora también sale el tema de culebras, mejor quédese en su casa mae…”—me dijeron duramente.
Efectivamente cuando llegamos al campamento las cabañas estaban súper encedazadas, y el cielo raso tenía cedazo por todos lados (mi miedo atávico a las culebras es porque en mi mente siempre tengo presente el cuento de uno de mis hermanos que estuvo de voluntario en Ostional, en el puesto de la UCR, que no tenía cielo raso y que al ser un puesto bajo la dirección de un proyecto de herpetología tenían culebras y se movían en las cerchas y contaba que de repente se resbalaban por la noche y caían en la cama…)
Vi las cabañas, me parecieron bien, pero prefería no quedarme ahí…techo de paja y cerchas expuestas…o sea…
De repente me dijo: “mire Inge, hace unos meses vinieron unos ´mucha´ bien gringos, no hablaban español, querían conocer el bosque de donde salía la madera con las que les fabricaban sus guitarras, nos quedamos pegados en un campamento de los de adentro, bien adentro, no había nada, lluvia y bichos, yo había traído unas mantas, unos plásticos, ´venadito y unas Gallo´, viera que luego de tomarnos ´alguito´ hasta el amanecer… terminamos hasta contando chistes..”
“Castrosalazar: ves…yo siempre te he dicho que el guaro hace milagros…no hay bicho ni incomodidad que valgan y hasta se reían de los chistes y el mae no hablaba inglés ni ´los mucha´ español”—me dijeron
Y siguió:
“Salimos como a las 5…los muchachos estaban ´todos golpeados´ y picados por los bichos, el camino estaba malísimo, resbaloso y con barro, y cada nada tenían que bajarse y empujar y quedaban llenos de barro…pero se tomaban fotos y videos y se reían muchísimo.”
“Castrosalazar: ese mae es igual de cansón que su alma, que cuento tan largo”—me dijeron.
“Llegamos a Flores pasadas las 7 de la noche, los llevé al hotel, me pidieron que me quedará con ellos para la cena. Era un hotel de esos de lujo, lleno de americanos. Viera cuando las patojas los vieron, se les tiraban encima a ´los mucha´, no podían ni moverse, y yo veía que a uno no le hacía gracia que la gente se le acercara, pero en la cena fue igual…todas las patojas como locas…”—terminó el cuento.
¿Y quiénes eran?—pregunté.
—los de marcarrón cinco—me contestó.
Me quedé dándole vuelta al nombre…
¿Marron 5?—le pregunté (que dicho sea de paso tampoco sé mucho de ellos, otro día les cuento porque sabía el nombre) y le enseñé esta foto…
Sí, esos—me dijo
Y me confirmó que eran con esto que me dijo y que he leído algunas veces: el de tatuajes no le gusta que las patojas lo abracen…
Si hubieran sido Los Ángeles Azules yo hubiera sabido quienes eran y me puedo toda las canciones—agregó
Igual me pasó a mí con Cold Play…
Si hubieran sido Los Ángeles Azules yo habría quienes eran y me “hubiera podido” todas las canciones.