Si el Parlamento no funciona…

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Si el Parlamento no funciona, la democracia se viene abajo. Es el parlamento no sólo donde se aprueben las leyes, un acto que podría hacerse entre los jefes de cada fracción y punto…sin mucho debate, sin intercambio de ideas….sin “parlare”…”hablar” en italiano. De allí el denominativo de “Parlamento”, el foro donde “se parla”, se debaten ideas entre los participantes, los que han sido electos como en Costa Rica y muchos países que se inscriben como democracias parlamentarias republicanas pluralistas liberales, por elección popular directa.

Cuando las diputadas y diputados no tienen la formación necesaria para participar constructivamente y con mucha lógica en los procesos parlamentarios que deben realizarse antes de aprobar legislación, se pierde uno de los bastiones de la democracia liberal. Es riesgoso que la legislación aprobada no sea la óptima y que presente serias deficiencias, omisiones o, en el peor de las situaciones, que reflejen argucias de algún diputado pícaro. El diálogo entre los participantes en el foro, es parte de su esencia.

Tengo la sensación de que varios de nuestros diputados y nuestras diputadas, llegaron allí de pura casualidad, producto de lo bizarro que fue nuestro reciente proceso electoral, donde fue evidente como nunca antes, el divisionismo en la sociedad costarricense, entre las alas liberal y conservadora. Ésta última condicionada seriamente por una tendencia teocrática que ganó fuerza en la elección para el Congreso, lo que afortunadamente y por la intervención iluminada de un pastor evangélico, hizo posible, el triunfo del candidato del PAC, el partido oficial fuertemente cuestionado, pero que fue apoyado por los sectores liberales y progresistas de la sociedad costarricense…enhorabuena! Hay buenas razones para pensar que una buena parte de nuestros diputados, nunca pensaron llegar al Congreso y mucho menos se prepararon para ello.

En general, no ha sido evidente el debate político de calidad, desligado de dogmas de cualquier tipo. Más bien, se han dado casos como el de la casi no confirmación en su cargo de un Juez Supremo, en base a argumentos pueriles y contrarios a la buena práctica, dejando entrever segundas intenciones contrarias al equilibrio republicano de nuestra democracia. Se evidenció una falta de entendimiento de la importancia que tiene, desde la perspectiva de consolidar la democracia, el que los jueces supremos puedan impartir justicia sin estar pensando en que sus decisiones tienen que ser del agrado de quienes desde el Congreso los reconfirmaran. Fue evidente el pobre bagaje de conocimiento en cuanto al desarrollo institucional, por parte de muchos de nuestros legisladores o en todo caso, el desprecio por la institucionalidad vigente.

Casos como el del tema de la aceptación o no de la pesca de arrastre, donde varios legisladores por quedar bien con grupos humanos que en su desesperanza no ven más allá del corto plazo, están dispuestos a embarcarlos en un curso de acción que va a salir mal, pues en poco tiempo estarán como están ahora, pero con recursos naturales devastados. ¿Por qué no aceptar la propuesta de la diputada Volio Pacheco, de buscar algo novedoso que hacer dentro de su misma línea de ocupación, pero sin mancillar los recursos naturales?

Fue proverbial la urgente aprobación del Plan Fiscal, imperfecto y no lo justo que debería haber sido, pero era lo que había. Sin embargo, rápidamente los padres y madres de la Patria, empiezan a negociar contraposiciones, una gran parte de ellas injustificadas y tendientes a mantener el sistema de prebendas y gollerías. Son éstas precisamente lo que se debe atacar para salir adelante y corregir el rumbo de la sociedad costarricense, así como de que quien debe pagar impuestos, que los pague. Pareciera que esas contraposiciones podrían plasmarse en la legislación que viene. Cuando las necesidades son claras, no es de estadistas ceder ante presiones gremiales del corte que éstas sean. Respecto a las pensiones de lujo, me ha gustado el coraje demostrado por la diputada Franggi Nicolás.

Me parece que Costa Rica debe de pensar en una cámara baja de 84 diputados… por qué no, como está sugiriendo una iniciativa en estudio que además pretende acertada pero insuficientemente, terminar con la mala práctica de la elección de diputados por lista, pero dejando pendiente el voto cruzado, aunque en El Salvador, donde se practica, ha sido de difícil manejo; vale la pena “gastarse esa platita”. La democracia “bien vale una misa”, como París, cuna de la democracia moderna.

La Cámara Baja debe facilitar amplia participación de representantes de todos los sectores, pero con cierta preparación mínima multi dimensional de acuerdo a estándares pre establecidos. La Cámara Alta, el senado, mucho más pequeña pero conformada por personas reconocidas como ciudadanos de gran talla intelectual y moral, me parece se hace impostergable en Costa Rica, para que sirva como un freno a los excesos o carencias, que pudieran darse en la Cámara Baja. Por último, debe apostarse con ahínco, por la formación de los jóvenes, para preparar a quienes de ellos quieran servir a la Patria, nunca servirse de ella.

Exprofesor de Ciencias Políticas-UCR.

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Un comentario

  1. Gustavo Elizondo

    Don Carlos, no es una sensación «que varios de nuestros diputados y nuestras diputadas, llegaron allí de pura casualidad», es una realidad; siempre lo sostuve, cuando llegamos a la segunda ronda electoral el daño ya estaba hecho, ya estaban nombrados casi 20 diputados,14 pentecostales y unos más arrimados por el PIN y por el Republicano muy alejados de la calidad que se supone debe tener el Parlamento. Quedaron por fuera buenos elementos como Rolando Araya, Belisario Solano, José León Sánchez, que vieron sus nombres arrollados por la «calentura religiosa», de la cual la Iglesia Católica también tuvo culpa.

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