Eduardo Brenes
En marzo de 1888 salía publicado un pequeño folleto con el sello de la Imprenta Nacional que se titulaba «Instrucción cívica para uso de las escuelas de Costa Rica». fue don Mauro Fernández, Secretario de Instrucción Pública del gobierno de Bernardo Soto Alfaro, quien se lo encargó a un joven abogado de tan sólo 29 años que ya había ejercido, para ese momento, algunos cargos diplomáticos de suma importancia. Ese joven abogado era quien años más adelante ejercería la presidencia de los tres poderes de la república y que además llegaría a la presidencia de la república en tres ocasiones: nada más y nada menos que don Ricardo Jiménez Oreamuno.En el breve prefacio que introduce la obra escolar decía don Ricardo: «…Es cosa que raya en lo inconcebible que ciudadanos de una república salgan de escuelas y colegios ignorantes de cuál es el gobierno de su patria y cuáles son sus caracteres, cuál es el mecanismo administrativo, cómo funciona la máquina gobierno, qué participación deberán tener en ella ,cuál es el límite de la acción gubernamental, qué deberes lleva consigo la ciudadanía. Ese ha sido, sin embargo, el hecho entre nosotros…«.
Lo que don Ricardo jamás se hubiese imaginado es que, 134 años después de que escribió es obra, que él veía como un modesto esfuerzo para inculcar los principios cardinales que dominan nuestro derecho público a los escolares de todo el país, esta hermosa tierra tendría un presidente al que le habría hecho muy bien leerse el modesto folletito escrito por don Ricardo, no ya en su época escolar, sino cuando menos antes de entrar a ejercer la presidencia de la república.
Y es que viendo el berrinche, la rabieta y la malacrianza del presidente Rodrigo Chaves el día de hoy durante su «Aló Presidente» de los miércoles, amenazando diputados, dizque exponiéndolos por votaciones que son públicas y que cualquier costarricense puede ver hasta en tiempo real a través de las transmisiones de los medios de comunicación parlamentarios; pareciera que una repasadita del folletito de marras le hubiera ahorrado al presidente tanto bochorno y pena ajena por su actitud poco democrática y de infante de tercer grado…infante que por cierto hubiera reprobado la materia de educación cívica.
Porque un presidente serio y respetuoso de las formas democráticas mínimas hubiese aceptado el resello a sus vetos recientes de forma prudente y entendiendo que los diputados hicieron algo que la Constitución Política les permite y que si hubiese querido evitarlo, era con diálogo y argumentos que lo hubiera podido lograr, y no con berrinchitos de niño malcriado que golpea la mesa y patalea cuando no se hace lo que él quiere.
Porque un presidente que entiende que gobierna en una república con división de poderes, y que actúa con realismo político, consciente que apenas cuenta con 10 diputados de gobierno, en vez de hacer desplantes de niño mimado, hubiese acudido a las herramientas del quehacer político serio y maduro que son el diálogo y la negociación.
Porque un presidente que quiere gobernar en serio, para todos los costarricenses y no para sus hordas de fanáticos irracionales, entendería que los diputados tienen exactamente la misma legitimidad popular y democrática que él, porque todos fueron electos en unos comicios democráticos por el pueblo, no sólo él.
Y como pareciera que don Rodrigo no puso mucha atención en su época escolar a las clases de educación cívica me permitiré recordarle lo que en el susodicho folletito decía don Ricardo acerca de la separación de poderes, sobre todo para que no siga haciendo el papelón de ya tan grandecito y presidente, y seguir arrastrando esa materia:
«…Cada uno de esos tres poderes es independiente y soberano en el terreno de su respectiva autoridad. En el descargo de las funciones que la Nación les ha confiado, ninguno sufre imposición de los otros; aunque cada cual se ve obligado a no salirse de sus propios límites, mediante la acción correlativa de los otros poderes, que tienden a ocupar todo el espacio que les corresponde. Este sistema de recíprocos contrapesos y frenos es de la mayor importancia en un país bien gobernado. Sin él todo el poder se concentraría en un sólo lugar; y es claro que eso sería abrir las puertas a los más extremos abusos. La distribución del poder, es la primera garantía de la libertad…»
Cómase menos broncas señor Chaves y lea más, aunque sea folletitos de educación cívica escolar, que no cuesta nada y don Ricardo hizo el esfuerzo, ya hace 134 años, de ponerlo en palabras sencillas para niños escolares. No le estoy pidiendo que se lea a Locke o a Montesquieu.
Tomado de FB