Según informó el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Hebestreit, Scholz también subrayó la protección de la cohesión social como criterio importante para la toma de decisiones económicas.
De acuerdo con la misma fuente, los dos mandatarios también aprovecharon para hablar de las relaciones económicas entre ambos países. El país latinoamericano posee grandes reservas de materias primas, como el litio, que Alemania necesita de manera urgente para llevar a cabo su transición energética.
El portavoz gubernamental señaló que Scholz y Milei coincidieron en la necesidad de una rápida conclusión sobre las negociaciones sobre un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el bloque comercial sudamericano Mercosur, formado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.
El compromiso, que lleva negociándose 25 años, crearía una de las mayores zonas de libre comercio del mundo, con más de 700 millones de habitantes. Sin embargo, el principio de acuerdo al que se llegó en 2019 no se llevará a la práctica debido a las preocupaciones existentes, por ejemplo en relación con la protección de la selva tropical.
Otro de los aspectos comunes entre los líderes fue su postura respecto a la guerra de agresión rusa contra Ucrania. Según Hebestreit, tanto Milei como Scholz opinaron «que Rusia tiene en sus manos poner fin a la guerra de agresión contra Ucrania».
En una entrevista con el canal ARD, realizada antes del encuentro, Scholz rechazó las críticas por reunirse con Milei, al defender que su trabajo consiste en «conversar con aquellos que ocupan los cargos».
«Alemania y Argentina mantienen muy buenas relaciones desde hace muchas décadas. Naturalmente que me reúno con el presidente elegido allí de forma democrática», agregó.
Argentina, segunda economía de Sudamérica, se encuentra en recesión y padece un aparato estatal sobredimensionado, una baja productividad industrial y una gran economía sumergida que priva al Estado de muchos ingresos fiscales.
Milei, un político ultraliberal conocido también por sus excentricidades, quiere reconducir el país con un programa de austeridad radical. Muchas de sus reformas ya han provocado numerosas protestas en el país.
El encuentro entre los dos líderes, de tendencias y estilos políticos claramente dispares, comenzó con la llegada de Milei en automóvil y una breve sesión fotográfica, en la que ambos se saludaron con un apretón de manos.
Durante la bienvenida, varias decenas de manifestantes protestaron frente a la Cancillería contra la visita mediante pancartas como «Fuera Milei» o «Argentina no está en venta».
Sin embargo, la reunión tuvo un perfil bastante más bajo de lo habitual. La recepción con honores militares inicialmente prevista, común en la primera visita de cualquier presidente recién elegido, se canceló con poca antelación.
Según declaró el viernes el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Hebestreit, el motivo del cambio se debió a una petición del propio Milei. Asimismo, el portavoz habló de una «clara negativa del presidente argentino a dar una rueda de prensa», por lo que la visita se limitó a una hora.
Milei, elegido con más del 55 % de los votos en las elecciones presidenciales de noviembre, llegó el sábado a Alemania para recibir una medalla de la Fundación Friedrich August von Hayek en la ciudad portuaria de Hamburgo, al norte del país.
El polémico mandatario recogió el galardón de la organización, que lleva el nombre del pionero austriaco del neoliberalismo, mientras cientos de manifestantes protestaban contra él en las inmediaciones de la sede de la entidad.
Alrededor de 200 simpatizantes asistieron a la ceremonia del galardón, entre ellos destacados políticos alemanes de derechas como Beatrix von Storch, legisladora del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
En su discurso, Milei adoptó un tono más bien moderado y se limitó a defender su línea de reformas liberales radicales, para decepción de los que esperaban una de sus típicas agresivas arengas. «Siempre estuvo claro que esto no ocurriría sin dificultades, pero siempre se lo comunicamos de manera clara a la gente», dijo.
«Hemos dicho que no hay dinero, que será duro, que el comienzo será difícil, pero que al final conseguiremos buenos resultados», agregó durante una conferencia que se prolongó casi una hora de duración y cerró con su ya clásico «Viva la libertad, carajo», para alegría de sus incondicionales presentes.
Como parte de su visita de hoy a Berlín, el presidente argentino también visitó el conocido como Memorial del Holocausto, erigido en conmemoración a los judíos asesinados por el nazismo.
En una foto publicada por la oficina presidencial argentina, se le puede observar contemplando con reverencia el campo de estelas grises que definen al monumento situado al sur de la emblemática Puerta de Brandeburgo.
Aunque el presidente argentino creció católico, desde hace años se muestra muy interesado en el judaísmo. Durante una visita a Israel, rezó en el Muro de las Lamentaciones, peregrinó a la tumba del famoso rabino Menachem Mendel Schneerson en Nueva York, y confía en el consejo de un clérigo judío ortodoxo para cuestiones espirituales.
Asimismo, Milei se considera un aliado incondicional de Israel y apoya sin reservas la política del Gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu en la guerra de Gaza.
Desde que asumió el cargo en diciembre del año pasado, Milei ha realizado visitas oficiales a la mencionada Israel, Italia y El Salvador. También asistió recientemente a la cumbre del G7 en Italia, así como a la conferencia de paz para Ucrania en Suiza.
Sin embargo, Milei se saltó por motivos ideológicos los viajes a importantes países vecinos, como Brasil y Chile, habituales para los presidentes argentinos recién electos.
En cambio, el político neoliberal se reunió en Estados Unidos con el jefe de Tesla, Elon Musk, visitó al expresidente estadounidense Donald Trump en la conferencia ultraconservadora CPAC e incluso apareció en un mitin para las elecciones europeas en España, invitado por el populista Santiago Abascal.
Allí despotricó contra el socialismo y fue celebrado como una estrella del rock. También tachó de «corrupta» a la mujer del presidente Pedro Sánchez, lo que provocó un escándalo diplomático entre ambos países. España le acusó de «injerencia en asuntos internos» y Milei rechazó la petición de disculpas públicas.
El país mediterráneo fue el viernes la primera parada de su actual gira europea. El escándalo con Sánchez hizo que no se reuniera con representantes del Gobierno ni con el rey Felipe VI. En su lugar, lo hizo, entre otros, con la presidenta regional de Madrid, la conservadora Isabel Díaz Ayuso, que le entregó una condecoración.