Progresemos
Carlos Manuel Echeverría Esquivel
La vida del país sigue y la situación económica no ha cambiado desde antes de que la política nos absorbiera. Da la sensación de que los economistas vinculados a los principales partidos, otros ni los tienen o al menos no son de prestigio, creen que podemos seguir con “nadadito de perro” hasta el 8 de mayo del 2022, a 7 meses de distancia. Aspiran a hacerse cargo del tema económico a partir de esa fecha, lo que es temerario, pues estos meses que vienen son importantísimos desde la perspectiva del saneamiento económico.Todavía hay analistas que no creen que el convenio con el FMI es necesario para que el país tenga la capacidad de llevar adelante la agenda estructural que requiere para disminuir sus desequilibrios financieros. Desequilibrios que tan serio daño han causado a una economía que tiene mucho para ser pujante y de hecho lo es, pero como corre con un “saco de papas de un quintal” sobre el hombro, en algún momento va a desfallecer.
La realidad es que sin el convenio con el FMI y pagando tan caro como lo hacemos por los créditos que ya tenemos al ser percibidos como país altamente riesgoso, no salimos adelante fácilmente.
En un país carísimo como el nuestro, con una economía sobrecalentada, es de esperar que las empresas nacionales y transnacionales establecidas en zona franca o en régimen definitivo se vean “a palitos” para mantenerse competitivas, generando empleos y actividad económica. Tienen que ganarse la micro competitividad día a día sin mucha ayuda del aparato estatal, más bien es todo lo contrario. Sin esos empleos y esa actividad no tendríamos recursos ni para comprar lo básico.
Respetuosamente y haciendo uso de mis derechos ciudadanos, recomiendo a nuestra Congreso legislar con responsabilidad, con sentido estratégico y entendiendo las relaciones causa y efecto de sus actos.
El presente gobierno ya está feneciendo. Pensemos en lo que viene. No conviene que quien gane las elecciones enfrente el 8 de mayo de 2022 una situación catastrófica generada por ese afán de presumir que todo en la economía se arregla solito. Vienen tiempos duros: la crisis inmobiliaria en China puede salírsele de las manos al gobierno chino, un potencial desbordamiento de la situación en Nicaragua, las medidas que emanen de la COP 26, presiones inflacionarias que nos lleguen vía importaciones más caras, un repliegue de la inversión extranjera, el que no logremos superar la mala y bien ganada fama que tenemos como país riesgoso y burocrática, etc, etc, etc. Hay que blindar la economía para enfrentar lo peor sin perder el optimismo.
El FMI no es una entidad que impone como en los viejos tiempos. Es analógicamente como el médico ante quien un alcohólico descontrolado se compromete a cumplir con un tratamiento que lo va a mantener “seco”, lo que de camino da la confianza para que alguien lo empleé o le preste para una inversión. Sin el apoyo del especialista es muy difícil que el alcohólico no beba.
Hay varios proyectos de ley como parte de la agenda con el FMI que no pueden soslayarse. Ya un diputado preguntó que si se podía renegociar lo acordado, como quien dice para seguir tomando tragos…”patear la bola pa’lante”; recibió un no rotundo. Hay que entrarle a esa agenda. El Ministerio de Hacienda debe tener un margen para negociar, pero no para soslayar. Es indispensable aprobar legislación ya adelantada sobre el empleo público, no solo por el tema financiero sino más aún, por su perspectiva ética y moral. Don Pedro Muñoz ha hecho algunos señalamientos que deberían analizarse con seriedad y a partir de ello realizar los cambios pertinentes, pero no rechazar.
Así mismo conviene ser consecuentes con la legislación que el mismo Congreso aprobó, la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas (9635) y dejar de abrir portillos para la violación de la llamada regla fiscal. Eso no se vale. Las instituciones y todo el gobierno tienen que hacer los ajustes necesarios y aprender a usar la ley 9635 correctamente. A quienes preocupa el destino de los préstamos a suscribir y que el país necesita, dice la legislación que “El Gobierno central no suscribirá préstamos o créditos, salvo aquellos que sean un paliativo para la deuda pública o estén destinados a ser utilizados en gastos de capital (artículo 13b del capítulo II del título IV).
En año pre electoral la tentación de caer en la trampa de la demagogia regalona y candorosa, así como el no asumir decisiones valientes y patrióticas se vuelve fuerte y diabólica. Señores diputados, si es necesario háganse asesorar por técnicos serios con visión estratégica y trascendente. Reflexión y acción responsable por favor, padres y madres de la patria.
– Exviceministro subdirector de OFIPLAN de la Presidencia de la República.
¿Cómo hacemos para que los diputados de este desteñido Congreso lean y entiendan el mensaje? no hay que perder la fe y si no, mi amigo Carlos Manuel, que nos entierren en cajita blanca.