Gustavo Elizondo Fallas
En julio del 2015, con motivo de la celebración en vida, de los noventa años del Dr. Guido Miranda Gutiérrez, publiqué un artículo en un diario de circulación nacional; las letras aquí escritas no pierden vigencia y las recordamos en medio del dolor de su partida:
Desde el año 1941, cuando el Dr. Calderón Guardia gestionó la creación de la CCSS con una cobertura inicial inferior al 2% de la población, hasta que se logró la ampliación del aseguramiento para llegar a los niveles actuales, cercanos al 90%, distintas administraciones hicieron esfuerzos por incorporar a más sectores de la población.
Al igual que nadie discute el papel del Dr. Calderón en la gestación de esta querida institución, no hay duda en reconocer en un abnegado médico el liderazgo en las acciones que fueron llevando a la Caja por el camino de la inclusión de más y más costarricenses: el eminente galeno don Guido Miranda Gutiérrez.
Nace don Guido el 23 de julio de 1925, en Guadalupe de Goicoechea, hijo de don Alfredo Miranda y doña Delia Gutiérrez. Cursa la primaria en la escuela Pilar Jiménez y al concluirla, sus padres hacen el esfuerzo para que se inscriba en el Liceo de Costa Rica, para continuar con la secundaria, lo que era poco usual para personas de bajos recursos en la Costa Rica de 1936.
El doctor recuerda que eran únicamente cinco liceístas los que representaban a Goicoechea y cantones vecinos en ese lejano año. Luego de formarse con un nivel intelectual que cualquiera envidiaría, de la mano de profesores como Carlos Monge, Isaac Felipe Azofeifa y Alejandro Aguilar Machado, entre otros, obtuvo el bachillerato en 1942.
Fuente de aprendizaje. Con un gran sacrificio económico para su familia y el suyo propio, por tener que alejarse de su querido terruño, parte a estudiar medicina en la Universidad de Chile, donde se gradúa luego de siete años, sin venir una sola vez a Costa Rica. Con el título bajo el brazo y gran ilusión de servir a la patria. Regresa en 1950 y de inmediato inicia su internado en el hospital San Juan de Dios.
En ese nosocomio centenario conoció las necesidades de muchos costarricenses que, sin cobertura de seguro, debían recurrir al hospital como única alternativa, en casos casi todos cercanos al límite de la muerte. Fue también esa experiencia en el vetusto hospital una fuente de experimentación, aprendizaje y búsqueda de soluciones a los muchos males que sufría la población costarricense.
Con el nacimiento del Partido Liberación Nacional, don Guido se convierte en persona muy cercana a don Pepe en el manejo del Seguro Social. Era claro que con un nivel de cobertura tan bajo, el impacto de la iniciativa del Dr. Calderón Guardia se convertía en una quimera. En la primera administración de Figueres, del 53 al 58, no participa de lleno porque viaja a especializarse en Estados Unidos, en medicina interna, con una beca de la fundación Kellogg.
Volvió al San Juan de Dios, fundó la Escuela de Medicina de la UCR, pasó al Hospital Central, hoy Calderón Guardia, y luego fue seleccionado para el puesto de jefe de Medicina del recién fundado Hospital México.
De allí lo sacó don Pepe para nombrarlo subgerente médico de la CCSS y que le ayudara a hacer realidad un lineamiento de la Carta de Patio de Agua: el país tendrá para el futuro un sistema de seguridad social que cubrirá a toda la población.
En el camino a la universalización, promueve la Ley General de Salud, el Primer Plan de Salud, la ley de traspaso de los hospitales y modificaciones a la ley constitutiva de la Caja. Es justo mencionar a otros distinguidos ciudadanos que colaboraron con don Guido en esas luchas: Jenaro Valverde, Rodrigo Fournier y Alfonso Carro, entre otros.
Líder indiscutible. En 1978, regresa a la Dirección Médica del México, pero es llamado cuatro años después por el presidente Monge a ocupar la presidencia ejecutiva de la CCSS, donde lidera el proceso de recuperación económica, además de continuar con los pasos hacia la universalización de los servicios. Se mantiene en ese puesto hasta 1990.
De allí sale para su casa a disfrutar una merecida pensión y a dedicarse a sus otras pasiones, aparte de la medicina: su familia, la finca y su querido Deportivo Saprissa.
Le toca presenciar desde la gradería la peor crisis de su querida CCSS, asaltada por los políticos de turno hasta llevarla al límite de la supervivencia.
Al cumplir noventa años de vida, es justo que todos los costarricenses nos detengamos un momento, recordemos su obra y le digamos con cariño: ¡Salud don Guido!
Hoy ya no es posible brindar con don Guido, ya no tenemos su presencia física, pero si podemos lanzar un mensaje a la eternidad: ¡vaya en paz, noble galeno, tome con la tranquilidad del deber cumplido el timón de la barca que rompe las tinieblas en la búsqueda de la luz divina, una línea de ángeles escoltará su llegada, hasta llevarlo a la morada eterna.
Ya no decimos ¡salud!, ahora decimos REQUIESCAT IN PACE, querido don Guido.