R.·. H\ Rafael Obregón Loría, Benemérito de la Masonería Costarricense, en el día de su natalicio
Vladimir de la Cruz M.·.M.·.
(Intervención en el Templo Mayor de la Gran Logia Masónica, en la Tenida Blanca, el 24 de junio del 2011, de la Logia Caridad 26, con motivo del centenario del nacimiento de Rafael Obregón Loría, el 9 de julio del 2009, Gran Maestro Masón y Gran Historiador Nacional)
Nos congrega el día de hoy un triple acontecimiento. La celebración del Solsticio de Verano del 21 de junio, las Fiestas de San Juan de hoy y el acto celebrador del centenario del natalicio de nuestro gran querido Rafael Obregón Loría, V.·. M.·. y G.·.M.·. de nuestra G.·.L.·.C.·.R.·., Ciudadano Ilustre y hombre destacado en la Historia, la Cultura y la Educación nacionales, quien el próximo 9 de julio cumplirá ese centenario, en la casa cosmológica, astrológica y astronómica de Cáncer, simbólicamente el domicilio de la Luna,
El Solsticio nos coloca en una situación particular del Universo, en un momento del año en nuestro planeta, en el cual el Sol llega a sus puntos más lejanos de oscilación, en este momento en junio cuando logra su máxima declinación meridional, desde donde inicia, nuevamente su camino hacia el otro extremo que alcanza en diciembre.
El 21 de junio inició el Solsticio de Verano en el Hemisferio norte, cuando el sol entró, tocó el primer punto del Trópico de Cáncer, que terminará cuando el 21 de diciembre toque el primer punto del Trópico de Capricornio, dando origen entonces al Solsticio de Invierno.
Las civilizaciones antiguas celebraban estas fechas con fiestas, dedicadas a sus dioses. En la tradición masónica heredamos ese festejo de esa antigüedad como un pilar de la estructura y filosofía de nuestra Orden.
Con relación al Solsticio de Verano está también el nacimiento de Juan Bautista, que el cristianismo luego exaltó también con San Juan Evangelista que se impusieron en esta tradición religiosa como los elementos alternos a las fiestas del asno y las saturnales antiguas. Y, poco tiempo después, se impuso San Juan como el Santo patrón de los Collegia Fabrorum de artesanos, más tarde de los constructores, de los masones operativos desde donde evolucionó a la masonería especulativa en su propio nacimiento a principios del siglo XVIII, desde donde se establece la organización masónica moderna que nos agrupa, como una organización que busca y tiende al perfeccionamiento de sus miembros, que se reconocen como hermanos o discípulos de San Juan, por San Juan Bautista asociado al 24 de junio y San Juan Evangelista al 27 de diciembre, siendo que la primera Logia que se fundó, en 1717, fue en el día de San Juan Bautista, nuestra Organización se reconoce como Logia de San Juan, y en el nombre de San Juan se reconoce a los dos San Juan.
En términos de tiempo este simbolismo nos ubica en el presente, mirando al pasado y preparándonos para el futuro, como una figura de eternidad, sin estancarnos en el pasado, con obligación de ver el futuro para procurar ser mejores, y lograr mejoras en nuestro conjunto social, nuestras familias, la comunidad y país que habitamos, en nuestra nación como organización política y el mismo mundo.
Cuando en un día como hoy celebramos la Fiesta de San Juan evocamos la Luz, la energía creadora. Aquí donde estamos congregados, en el Templo Mayor de la G.·.L.·.C.·.R.·., están representados los cuatro puntos cardinales, siendo el sur el punto relacionado con el Solsticio de Verano, de esta fecha.
El Solsticio de Verano se inicia en la casa zodiacal de Cáncer, casa de nacimiento del V.·.H.·. Rafael Obregón Loría, que establece en su parte superior el Arco Iris como un símbolo de superioridad del orden sobre el caos y de renovación constante, y en su parte inferior el Arca de Noé como la expresión del mundo objetivo, real, como una visión del paraíso terrenal. Es, igualmente, una visión interpretativa del ciclo solar, de comienzo y de fin.
Este Templo, para los que estamos aquí reunidos, y hacemos de él un sitio de trabajo, es un lugar sagrado puesto que más que un edifico o un gran salón representa un Templo interior, con su propio espacio y unidad de tiempo. Es un sitio donde se renace a la vida interior, en búsqueda de la luz y la pureza y superando el miedo y la oscuridad.
En este sentido para la Masonería las fiestas relacionadas con los Solsticios no solo tienen este significado filosófico, sino que exaltan y nos recuerdan la vida de contrastes que vivimos, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, el eterno renacer donde nada puede ser destruido y solo transformado siguiendo hoy los preceptos demostrados por la ciencia de que la materia no se destruye, que solo se transforma y de que la vida solo puede nacer o surgir de la vida.
Los Solsticios nos recuerdan los ciclos biológicos inexorablemente en su cumplimiento. El de Verano nos permite tener días más largos en esta parte del Hemisferio y nos permite cambios, y nos afirma la necesidad de renacer, de superarnos constantemente, para tratar de logar la mayor plenitud posible.
Reunirnos para exaltar la figura en su recuerdo del Gran Ciudadano, del Patriota, del Educador, del Hombre de la Cultura, del Humanista, y del Hermano Masón, V.·.H.·. y G.·.M.·. Rafael Obregón Loría, es un momento de alegría porque nos permite ver, aunque sea muy rápidamente, por el tiempo que disponemos, la presencia luminosa de su trazo, de su camino fecundo, por la vida de nuestra Patria.
Hijo del gran educador Miguel Obregón Lizano y de Clotilde Loría Iglesias, siguió los pasos de su ilustre padre en el amor y cariño por el terruño nacional, por los estudios y conocimientos geográficos y de la historia nacional, que cultivó con esmero.
Don Rafael, o don Rafa, como cariñosamente se le recuerda y se le trata, y se le sigue tratando, por quienes lo conocimos, lo admiramos, lo quisimos y compartimos con él experiencias, de vida, de academia, de trato social o de trabajos en los diferentes Talleres de la G.·.L.·.C.·.R.·. que tuvieron ocasión de tenerlo como uno de sus miembros, tiene distintas aristas en que podemos evocar y exaltar. Me referiré a algunas de ellas.
Permítaseme a partir de ahora seguirlo tratando como cotidianamente lo hacíamos, como don Rafa o don Rafael.
R.·. H\ Rafael Obregón Loría el estudioso, el académico, el profesor y maestro
Desde muy joven acudió en responsabilidad a desarrollar su vocación de maestro y profesor, de guía de generaciones de jóvenes. Hizo su primaria en la Escuela Juan Rudin y en 1931 se graduó de Bachiller en ciencias y Letras del Liceo de Costa Rica, a los 20 años. Cuatro años después se inició como profesor en el Liceo Costa Rica y luego la docencia le llevó a impartir clases en el Colegio de Señoritas, el Sión y el Omar Dengo. Su formación la hacía desde la matriz de su propio y privilegiado hogar y por su capacidad autodidacta. En 1940 se reabrió la Universidad de Costa Rica, iniciando sus trabajos en 1941. En 1943 don Rafa viajó a Canadá donde impartió lecciones de matemáticas, una de sus pasiones. Luego en el Western University de Ontario y ese mismo año se casó con doña Luz Argentina Brenes Soto, el de marzo, con quien constituyó su familia y su hijo Eduardo Obregón Brenes.
Su paso en la docencia extranjera le llevó Canadá, Estados Unidos, Perú, Chile y Nicaragua, amén de los diversos lugares en que por razones académicas también se proyecto en visitas de trabajo o de representación universitaria.
En 1946 se integró a trabajar en la Universidad de Costa Rica hasta que se pensionó a principios de la década del 81, y desde entonces abrazó con pasión la investigación y la divulgación del conocimiento histórico, resultado de sus investigaciones, asumiendo la Cátedra de Historia Costa Rica, en 1948. Su paso por la Academia lo llevaron a ocupar los puestos más elevados del Departamento y luego Escuela de Historia y Geografía de la Universidad de Costa Rica. Fue Director del Departamento desde 1957 hasta 1966 y luego desde 1969 hasta 1975. En ocasiones cuando no ejercía este cargo tenía el de Subdirector de Escuela, durante 1979-1981.
Estos años fueron de una fecunda labor investigativa y divulgativa de sus trabajos históricos, destacándose en los períodos del siglo XIX y XX, en la llamada historia republicana, quizá como mayor énfasis en lo relacionado al siglo XIX, pero dejando trabajos sumamente importantes relacionados con la historia institucional política que llegaron al tratamiento de temas del siglo XX.
Quizá don Rafael sea el historiador más importante del siglo XX, aún sin superar por sus alumnos y discípulos en los temas por él abordados, montado sobre hombros de gigantes que le antecedieron en la investigación histórica nacional, con quienes contribuyó a dejarnos su legado en libros, investigaciones, escritos diversos, artículos.
Su paso por la investigación y publicaciones históricas ha dejado plasmada su huella en la vida académica universitaria y en la educación secundaria de quienes fueron sus alumnos, pero también de quienes fueron sus Hermanos en los Talleres de Trabajo de la G.·.L.·.C.·.R.·., donde también dejó una obra investigativa muy importante de la historia de la Masonería en Costa Rica, prácticamente desde los momentos mismos de la Independencia, pero sobretodo destacando el inmenso papel, e importante que lo fue, de quienes como miembros destacados de la Masonería también se desempeñaron en puestos públicos y desde allí marcaron su presencia en la institucionalidad costarricense, en los valores nacionales, en el espíritu democrático y de Libertad de nuestra sociedad nacional.
Su obra en resumen es de mas de 30 documentos que adquieren el carácter de Libros, más de 20 documentos publicados en periódicos que dieron origen a estudios profundos luego publicados en libro, más de 20 artículos que se publicaron en Revistas y otro tanto en periódicos.
Algunos de ellos son: Nuestros gobernantes, el Dr. José María Castro Madriz, Conflictos militares y políticos de Costa Rica, Los rectores de la Universidad de Santo Tomás, Costa Rica y la Guerra de 1856: la Campaña del Tránsito 1856-1857, El Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo en Costa Rica y varios tomos con temas diversos bajo la serie de Nuestra Historia Patria.
Raras veces publicó con seudónimo. Lo hizo para publicar dos artículos sobre su extraordinario padre, don Miguel, y para tratar el gobierno de Federico Tinoco Granados.
En todo este trabajo se manifestó como un conocedor como pocos del pasado histórico nacional, así como del presente que le tocó vivir, acariciar y tocar con sus propias manos de investigador.
Su paso por la vida fue de constantes marcas de sus huellas.
En la vida académica universitaria también se le reconoce y valora porque fue el impulsor de los grandes cambios, que él mismo impulsó, para renovar los estudios históricos, para preparar las nuevas generaciones de profesores e investigadores, que logró no solo trayendo profesores extranjeros que refrescaran con sus enfoques sino facilitando la formación de jóvenes graduados en el exterior, impulsando también el desarrollo de las especialidades y estudios de post grado en la propia escuela, estimulando las publicaciones. Resultado de este trabajo y de su visión reformadora logró dos escuelas académicas, incluyendo la de Geografía, dos maestrías y un doctorado, un Centro de Investigaciones Históricas, y la Revista de Historia que apoyó y coeditó con la Escuela de Historia de la Universidad nacional. Su impulso renovador hizo que la historia se desarrollara más como una disciplina universitaria. En este sentido se le puede considerar el gran arquitecto de los estudios históricos y geográficos modernos y recientes de Costa Rica.
Autodidacta en su formación permanente. Amante de las geografía, las matemáticas y de la cosmografía, estas últimas dos materias que dio y de la cual los que tuvimos oportunidad de ser sus alumnos disfrutamos extraordinariamente. De la geografía sostenía que se aprendía viéndola, caminándola. En cuanto al programa de estudios se acostumbró dar hasta el último punto del programa que se había establecido para el curso académico.
Hoy sus obras siguen siendo un punto de referencia obligado, después de don Rafa aún no se ha aprendido a hacer una historia política renovada y diferente, sigue estando vigente. Maestro y formador de maestros. Para él también la historia no solo perviviría con las obras publicadas en el pasado sino que debía hacerlo por la formación de más y mejores historiadores, en lo cual él no era nada egoísta ni mesquino. Enseñó con su ejemplo comportándose con sus alumnos y discípulos como un padre cariñoso, como un verdadero maestro.
Esto hace de don Rafael el que le sigamos reconociendo como el Primer Historiador del país.
En la Reforma Universitaria de 1956 y en el III Congreso Universitario de 1971-1972 dejó también su impronta y parte de las reformas que resultaron de estos dos eventos tienen su huella.
Su vida académica, en la cultura las letras y su paso por la educación y la cultura nacional le hizo merecedor de varios reconocimientos nacionales, los más altos, el Premio Aquileo J. Echeverría en 1971, el máximo galardón de nuestra cultura, el Premio Magón en 1979, el Premio Fernández Ferraz en 1985 que da el Instituto Costarricense de Cultura Hispánica y el Instituto de Cooperación Iberoamericano, la condición de Profesor Emérito de la UCR y el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Costa Rica en 1991, entro otras distinciones.
Fue original en sus obras y temas, supo tratarlos de forma exhaustiva con una narración cautivante. Contribuyó al desarrollo de la historiografía nacional y centroamericana.
R.·. H\ Rafael Obregón Loría, algunos rasgos de su persona
Don Rafael fue una persona que expresaba por todos su poros generosidad. Tenía un gran espíritu de responsabilidad que trataba con su ejemplo de inculcar en quienes le rodeaban. Era amable, era original en sus cosas, ocurrente y gracioso que sabía disfrutar buenos ratos y situaciones jocosas, ya que tenía un gran humor. Sincero con quienes le trababan y leal con sus amigos y personas que formaban parte de sus afectos. Era humilde, nada extravagante, ameno en su trato y conversación. Regalaba a sus estudiantes y a quienes se lo solicitaban sus publicaciones, muchas de las cuales circularon por primera vez de esta forma.
Inculcaba no solo pasión por el conocimiento histórico, sino amor por la Historia, por el país y por los costarricenses. No fue xenofóbico ni le conocimos rasgos de esta naturaleza, siempre abierto, con visión universal, de una Humanidad sin fronteras.
Era incansable y le encantaba caminar. Muchas veces lo hacía hasta la misma Universidad desde su casa, allá por la Clínica Bíblica o por la Corte, o de estos lugares al edificio de la G.·.L.·.C.·.R.·., donde generalmente se dirigía caminando.
R.·. H\ Rafael Obregón Loría, el ciudadano y patriota
Don Rafa fue un hombre preocupado por los problemas nacionales, incluidos los políticos, que no le eran ajenos. No fue un militante político partidista pero cuanto las circunstancias impusieron su presencia y su lucha asumió la responsabilidad política con el compromiso histórico que se le imponía. Menciono algunas ocasiones en que su presencia revestía este compromiso ciudadano y de patriota.
Así fue en 1939 cuando en las circunstancias de la alianza de la Iglesia Católica con el Partido Republicano, por el pacto que realizaron para derogar las leyes liberales de 1884, en las cuales habían tenido un importante papel Hermanos Masones de la época, y con las cuales estaba totalmente identificado, a cambio del apoyo de la Iglesia a la candidatura de Rafael Angel Calderón Guardia, se sumó en la lucha para enfrentar dicha alianza en el intento que realizaron masones, liberales, comunistas con Ricardo Jiménez Oreamuno para impulsar su candidatura, ese año de 1939, con el objetivo de impedir la derogatoria de aquellas leyes. No se pudo pero allí estuvo don Rafa.
Diez años después, en 1948, cuando se convocó la Asamblea Nacional Constituyente, un grupo de liberales, y de Hermanos masones, preocupados por la situación intentaron llevar diputados al Congreso Constituyente, para lo cual inscribieron el Partido Liberal, que postuló a don Rafael en el segundo lugar de la lista de diputados in que saliera electo.
Con motivo del centenario de la Guerra de 1856-1857 contra los filibusteros norteamericanos en Centroamérica y Costa Rica, la Universidad de Costa Rica le encargó realizar una investigación sobre esos acontecimientos, que resultó en la obra La Campaña del Tránsito, luego publicada como la Guerra de 1856-1857, que sigue siendo el estudio más exhaustivo y profundo sobre aquellos sucesos y donde se valora extraordinariamente el papel de la sociedad y la ciudadanía costarricense en la defensa del país, de Centroamérica y de los valores amenazados por la horda filibustera.
En 1962 cuando en el gobierno de Francisco Orlich se intentó darle nombre a la autopista que comunica la capital con el aeropuerto, del presidente Woodrow Wilson de los Estados Unidos, don Rafael levantó la voz y públicamente actúo para que se impidiera dicha nominación, por la afrenta que significaba ese Presidente a la Soberanía Nacional.
En 1967 cuando se inició la proyección de la Universidad de Costa Rica con sus centros regionales allí también estuvo don Rafael Obregón, convencido de llevar en oportunidad y posibilidad los estudios superiores a distintas regiones del país para opción de aquellos jóvenes que por razones geográficas o económicas no podían venir a la capital.
En 1968, cuando un grupo de estudiantes en la Universidad de Costa Rica impulsaron una lucha de varios años por derogar el segundo párrafo del Artículo 98 de la Constitución Política, que se usaba para proscribir partidos políticos en el país, don Rafael se sumó a dicha campaña y contribuyó, con su presencia y apoyo a la misma, que otros distinguidos académicos igualmente se sumaran, párrafo que fue reformado hasta 1975, ampliándose la democracia política electoral nacional.
En la lucha de los estudiantes, junto con otras fuerzas sociales nacionales, contra la aprobación del Contrato Ley con la ALCOA en 1970, don Rafael también se sumó en contra de dicho Contrato, apoyó la lucha de los estudiantes, se preocupó y defendió a los estudiantes detenidos, entre ellos en aquel momento al entonces presidente de la Asociación de Estudiantes de Historia, Bernardo Portuguez Calderón. Don Rafael fue un amigo del movimiento estudiantil universitario, y veía con enorme simpatía sus luchas aún cuando algunas de ellas no las compartía plenamente.
En las luchas durante 1971 y 1972 que los estudiantes dieron por lograr un presupuesto justo para la Universidad, y las marchas y huelgas que en ese sentido se impulsaron bajo la consigna de 6 por ciento para la Universidad, en relación al porcentaje del Presupuesto Nacional de Educación que creíamos que le debía corresponder y equiparado con el la Corte Suprema de Justicia, allí estuvo presente y apoyando la lucha don Rafael.
Estos dos años también fueron de intenso trabajo en el III Congreso Universitario que redefinió aspectos importantes de la proyección pública de la Universidad y de su papel en la sociedad. Allí estuvo presente don Rafael.
En los años 70s durante la lucha de apoyo y solidaridad con el pueblo nicaragüense en contra la dictadura de la familia Somoza también estuvo don Rafa apoyando acciones que se hacían desde la Universidad y otros sectores en aquellas gesta.
Una lucha más, entre muchas que podría seguir narrando, fue la participación activa de don Rafael en las luchas magisteriales de 1995, en defensa del sistema de pensiones del magisterio y de los educadores del país.
R.·. H\ Rafael Obregón Loría, sus valores
Sus valores nacionales, cívicos, personales fueron resultado no solo de la educación que recibiera de sus mentores sino también de aquellos que forjó en su vida, cultivando las tradiciones liberales y los de la filosofía y estudios de los trabajos en los Talleres de la G.·.L.·.C.·.R.·.
Nada huraño ni solitario. Nada egoísta. Entregado al prójimo, a servir y no servirse. Generoso. Tolerante, Liberal clásico y liberal político, exaltando siempre los grandes ideales de La Libertad, La Igualdad y La Fraternidad, y por ésta de la Solidaridad, que guían nuestra Orden. Era una persona de trato afable, de relaciones cordiales que generaba gran confianza.
Fue de una vida sencilla, austera, sin ostentación alguna, ni manifestación de riqueza, ni siquiera la de su sabiduría enciclopédica que compartía generosamente con cualquiera que se le acercar en busca del Saber y de la Luz.
Fue de carácter firme. Sabía tomar decisiones y cuando lo hacía era determinante. Era sobrio, prudente, discreto, franco y de opiniones directas. No se le conocía egoísmo, envidia ni rencor alguno. Y siempre tuvo un enorme deseo de servir. Humilde como un albañil.
Sus valores estaban dentro de lo que se podría llamar dentro de la Masonería la Sana Moral, la capacidad de analizar y juzgar las prácticas sociales, las costumbres, la vida social desde nuestra práctica interior, íntima hasta la que somos capaces de compartir.
Es la posibilidad de Modelar nuestra propia materia y conducir nuestro pensamiento de manera correcta, con capacidad de corregir los propios errores y defectos, de respetarse a sí mismo, de querer a los semejantes, deshaciéndose de prácticas egoístas.
Fueron también sus valores las preocupaciones para preparar, instruir y capacitar, con sus enseñanzas, para la vida personal, pública y ciudadana, formación de Hombres Libres, procurando el ejercicio de las buenas costumbres, los buenos modales, el recato, el respeto, la rectitud, lo razonable y lo justo, el respeto a los derechos ajenos. Combatió los fanatismos extremos.
Las columnas que apoyan el trabajo Masónico, la Verdad, la Razón y la Justicia, eran ejes de su vida cotidiana, de su conducta, tratando siempre de inculcar desde el aula o el Taller Masónica la Bondad, la Generosidad y el Altruismo, como sentimientos que deben estar grabados en el corazón de las personas. De aquí debe salir la luz que produzca la claridad del entendimiento para lograr el mejor Gobierno y la mayor Felicidad y Progreso posible como también pensaba el H.·.M.·. Bolívar.
Igualmente, en su formación educaba a sentir la satisfacción del deber cumplido, que implica conocer a los semejantes para poder entender y aplicar nuestros deberes sociales, conociendo nuestra vida en sociedad, donde debe imperar la unión, la disciplina , la fraternidad y la honradez. De aquí el respeto de los Deberes Cívicos con la Patria y la Humanidad, a quien se le debe servir y ser útiles. Por ello formaba para hacer y practicar el bien, desprendido de todo egoísmo y fortalecido con un sentido altruista, de proteger al débil y desamparado, y de luchar constantemente contra todas las formas de ignorancia.
R.·. H\ Rafael Obregón Loría, en el movimiento masónico costarricense
Una faceta poco conocido fuera de este Templo del querido R.·. H\ Rafael Obregón Loría es su paso y presencia la Masonería y en la organización y vida interna de la G.·.L.·.C.·.R.·.
Recién salido del colegio y antes de iniciarse en la docencia se inició el 3 de julio de 1933 en la Respetable Logia Hermes No. 7. Allí inició su vida masónica. Ese mismo año fue Ascendido el 2 de octubre y Exaltado el 27 de noviembre del mismo año.
El 21 de julio de 1963 se afilió a la Respetable Logia Caridad No. 16 y el 12 de octubre de 1974 lo hizo a la Respetable Logia Coris No. 17.
Su trabajo en Logia lo llevó a desempeñar prácticamente todos los trabajos. Así en la Respetable Logia Hermes No. 7 se desempeñó como Secretario, Primer y Segundo Vigilante y como Venerable Maestro en los años de 1939, 1951, 1952, 1953, 1978, 1979 y 1985.
En la Respetable Logia Coris No. 7 fue Venerable Maestro en 1986.
Y, en la Gran Logia se desempeño como Gran Secretario en los años de 1940, 1941, 1942, 1957, 1958, 1959, 1960 y 1961. También fue Diputado Gran Maestro en los años 1947, 1954, 1955 y 1956. Ocupó el cargo de Gran maestro en 1948, 1963, 1964, 1965, 1966, 1969, 1981, 1983, 1990.
Se le declaró Miembro vitalicio por Decreto No. 6 de 3 de julio de 1956 y la Respetable Logia Maravilla No. 10, el 9 de agosto de 1980 le nombró Miembro Honorario de la misma.
En las Respetables Logias Caridad No. 16 y Coris No. 17 se le declaró Venerable Maestro Ad vitam.
En 1973, en vida del Q.·.H.·. Rafael Obregón Loría se propuso, por parte del R.·.H.·. Alvaro Núñez Baroni, en su condición de Gran Maestro, se le declarara Benemérito de la Masonería Costarricense, así dispuesto por decreto No. 3 de ese año. Este reconocimiento y honor el Q.·.H.·. Rafael Obregón Loría no aceptó que se le hiciera en vida y solicitó que el mismo entrara en vigencia una vez que hubiera pasado al Oriente Eterno, situación que se produjo el 25 de abril del año 2000 e.·.v.·.
Cuando fue nombrado en el cargo de Gran Maestro en 1948, y parte de los años siguientes, le tocó atender una situación difícil que pasó la G.·.L.·.C.·.R.·., y que gracias a dicho nombramiento, a su sabiduría y capacidad para enfrentar difíciles situaciones pudo sacarla adelante, conservarla y mantenerla con el prestigio que hoy se le reconoce en la vida social y en la Historia Patria.
En sus estudios históricos no dejó de lado los de la Masonería en Costa Rica y en Centroamérica. Obras particulares y también escritas en colaboración nos dejan una visión muy importante tanto de personajes como de situaciones en los cuales los Masones desempeñaron un papel activo en la vida nacional, pero también nos descubre personajes que participaron de los trabajos de los Talleres Masónicos, labrando desde allí y contribuyendo a construir el mejor orden social en búsqueda de la felicidad social.
Los estudios masónicos fueron, entre otros: La masonería en Costa Rica, el 75 aniversario de la fundación de la masonería en la República de Costa Rica, Presbítero Francisco Calvo: Ganganelli, organizador de la masonería en Costra Rica, Actividades Masónicas en Centroamérica antes de 1865.
La labor del Q.·.H.·. Rafael Obregón Loría, en la G.·.L.·.C.·.R.·., lo llevó a organizar con sumo cuidado uno de los museos más importantes que tiene el país, el Museo Masónico que lleva su distinguido nombre, y que permite evaluar el peso de la Reverenda Orden en la historia nacional y el importante papel de figuras públicas, políticas y de gobierno que han participado en el desarrollo nacional y han contribuido a la gestación y desarrollo de la sociedad democrática que hoy tenemos.
Esta es una visión resumida del intachable ciudadano que en su vida privada y pública, profana y masónica, que hizo lo posible por ser un ejemplo de lucha por las mejores causas y los más altos valores cívicos y ciudadanos, quien luchó por la mejor herencia patriótica, con visión siempre de futuro, que se constituyó en forjador, maestro, inspirador y mentor de generaciones de ciudadanos y Hombres Libres, que fue ese querido Humanista que es el Q.·.H.·. Rafael Obregón Loría.
Era una vida iluminada y quienes tuvimos el honor y la distinción de su conocimiento y trato, quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, de luchar a su lado en distintas y comunes trincheras, de caminar por los senderos de la vida y el engrandecimiento del país, jamás lo olvidaremos, porque era una de esas personas que tienen la cualidad de ser un espíritu superior.