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Por Verena Schmitt-Roschmann (dpa)
Berlín, 5 oct (dpa) – A diferencia de lo sucedido el 7 de octubre de 1989, hace 35 años, cuando se festejó por última vez con gran pompa el aniversario del nacimiento de la República Democrática Alemana (RDA), es posible que el 75 aniversario de este año pase sin pena ni gloria.
En ese entonces hubo un gran desfile por la avenida Karl Marx con tanques y lanzacohetes, que era observado desde primera fila por el líder del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED) y de la RDA, Erich Honecker, y el jefe del Kremlin, Mijail Gorbachov.
Más que el 75 aniversario de la fundación de la RDA en 1949 -el mismo año en que se fundó la República Federal Alemana (RFA)- este año se recordará en Alemania el triunfo de la revolución pacífica de hace 35 años y el Día de la Unidad Alemana el 3 de octubre.
Anna Kaminsky, directora de la fundación que trabaja sobre la memoria de la dictadura del SED, que gobernó la extinta RDA, cree que esto es lo correcto. «¿Por qué habría que festejar el establecimiento de una dictadura de Estado?», se preguntó. Sin embargo, considera importante que se recuerde lo sucedido.
«Por supuesto, la RDA sigue teniendo un impacto en términos de cómo formó a la gente y también con respecto a las expectativas en relación a las instituciones estatales, el comportamiento del Estado y la democracia», señaló Kaminsky.
En retrospectiva, mucha gente tiene una visión sorprendentemente tibia acerca del Estado manejado por el SED. En una encuesta realizada entre más de 3.500 alemanes orientales en 2023, investigadores de la Universidad de Leipzig concluyeron que dos tercios compartían una «añoranza de la RDA».
La RDA se fundó el 7 de octubre de 1949 y la introducción del marco alemán en las zonas británica, francesa y estadounidense en el oeste del país en 1948 exacerbó las tensiones. Tras la fundación de la RFA con la promulgación de la Ley Fundamental en mayo de 1949, la Unión Soviética se sintió presionada para seguir el ejemplo en su zona de ocupación.
En su primera declaración de gobierno, el primer ministro de la RDA, Otto Grotewohl, denunció el 12 de octubre de 1949: «El Estado independiente de Bonn creado por las potencias occidentales es la culminación de la división de Alemania». La RFA y su gobierno provisional significaron para él el «peligro inminente de una guerra imperialista», por lo que nació la RDA con un gobierno provisional.
Una y otra vez se discute acerca de si se pudo evitar esta escisión y si el Gobierno de la República Federal debería haber aceptado las ofertas de la Unión Soviética. Hace ya décadas, el historiador Wolfgang Benz llegó en un detallado análisis a la conclusión de que «la división de Alemania era obviamente inevitable».
Kaminsky lo ve de la misma manera. «No había forma de evitarlo», opinó. «La Unión Soviética insistió en que toda Alemania debía existir bajo sus condiciones. En otras palabras: sin democracia, sin elecciones libres, sin libertades civiles», afirmó.
En 1949, los diferentes sistemas políticos ya llevaban tiempo implantados. «Para los alemanes del Este, esto significó cuatro décadas más de dictadura», opinó Kaminsky.
La RDA se convirtió en 1953 en un país en el que cientos de miles de personas salieron a la calle por más libertad y fueron brutalmente detenidas por los tanques. De donde huyeron unos 3,8 millones de personas hasta 1990. Un país que se aisló con un muro. Y que a lo largo de los años desplegó a más de 600.000 personas al servicio de la seguridad del Estado para vigilar a su propia población. Se calcula que hasta 250.000 personas fueron encarceladas en parte transitoriamente por motivos políticos.
Stefan Wolle, el director del Museo de la RDA en Berlín, que es visitado por alrededor de medio millón de personas al año, asegura que el museo no está atravesado por la «Ostalgie», como llaman los alemanes la añoranza por la RDA (palabra que deriva de «Osten» = este y «Nostalgie»= nostalgia).
Explica que, por supuesto, algunos se conmueven al ver los utensilios de cocina que usaba su abuela. Pero no se toma en serio la nostalgia por la RDA. «Por supuesto que hace 30 o 40 años todo era más lindo», señaló el historiador, de 73 años, oriundo de la ciudad de Halle, en el este del país. «En ese entonces era 40 años más joven y tenía la vida por delante», completó.
A quienes sienten nostalgia les recomienda imaginarse volver a vivir en la RDA durante una semana: «Hay que hacer fila en la panadería, fila para la carne, y de todos modos ya no hay verduras en el supermercado. No se pueden conseguir materiales de construcción, no se puede conseguir un coche, no se puede conseguir un teléfono».
Y agregó: «Más las reuniones del partido, la vigilancia de la Stasi (el órgano de inteligencia de la RDA), las manifestaciones y desfiles obligatorios, la mendacidad de los medios de comunicación públicos. Al cabo de una semana, tendríamos de nuevo una revolución».
