¿Qué hacer con las cruces en los Alpes? Un debate abierto sin respuesta

Por Sabine Dobel (dpa)

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ARCHIVO – Una cruz corona la cima de la Zugspitze, la montaña más alta de Alemania, ubicada en los Alpes bávaros. Foto: Felix Hörhager/dpa

Múnich, 10 jul (dpa) – Para mucha gente llegar hasta la cruz en la cima de una montaña es un indicador de haber alcanzado la meta y un motivo para un selfie, para otros, en cambio, forma parte de la tradición o tiene un significado religioso.

En los Alpes hay miles de cruces, y solo en Austria hay unas 4.000. Tanto en ese país como en Italia se desató una disputa sobre si se deben erigir más cruces o si hay que desmontar las existentes, aunque por el momento nadie se pronunció explícitamente ni por lo uno ni por lo otro.

«La realidad es que ya hay una cruz en la cumbre de casi todos los picos importantes de los Alpes bávaros. Por lo tanto, no se plantea la cuestión de si deben erigirse nuevas cruces», sostiene Thomas Bucher, de la Asociación Alpina Alemana (DAV).

Esto también es, a grandes rasgos, lo que opinan la Asociación Alpina Austriaca (ÖAV) y la Asociación Club Alpino Italiano (CAI).

Por su parte, el conocido alpinista italiano Reinhold Messner también expresó una opinión similar en el periódico alemán «Bild»: «Hay cruces por todas partes y es suficiente. Ya es una verdadera manía poner una cruz en cada colina o montaña». En su opinión, no es necesario poner cruces nuevas, sino sustituir las podridas.

Si bien todo apuntaba a que no había razón para discutir, de repente los medios comenzaron a hablar de una «guerra cultural», en la que se involucró la tradición, la identidad y la religión. Así también, los políticos de los partidos conservadores se hicieron eco del tema.

La región alemana de Baviera, predominantemente católica y donde la cruz siempre ha sido muy importante, también tomó cartas en el asunto. Ya en 2018, el entonces flamante primer ministro de ese estado federado, el conservador Markus Söder, lanzó un controvertido decreto según el cual en cada institución estatal debía colocarse una cruz.

«La cruz en la cumbre forma parte de la montaña como el cielo blanquiazul pertenece a Baviera», dijo el secretario general de la Unión Social de Baviera (CSU), Martin Huber. «La cruz de la cumbre es un signo de hogar y tradición que debe conservarse», enfatizó el político conservador.

En tanto, la presidenta del Parlamento bávaro, Ilse Aigner, declaró al diario «Bild»: «¡Dejen en paz nuestras cruces de las cumbres!»

Según la conservadora Aigner, quien también practica el montañismo, las cruces forman parte de la cultura y la tradición bávaras y los locales no entienden la discusión. «En el Tíbet, nadie piensa en prohibir las banderas de oración en la montaña», agrega.

No está claro, sin embargo, a quién van dirigidos todos estos comentarios, ya que mayormente son los voluntarios de clubes alpinos locales, guardas de refugios de montaña o bomberos los que se encargan de preservar las cruces.

Una de las cuestiones que se menciona en la disputa es si las cruces siguen siendo acordes a estos tiempos y si son símbolos religiosos.

Según el arzobispado de Múnich y Freising, el diseño es algo personal porque no hay reglas canónicas para las cruces que se colocan en la cima, ya que son una forma especial de cruz de camino. El arzobispado señala que no se trata de escenificar un calvario artificial sino de invocar la ayuda de Dios en un entorno natural especialmente desafiante.

Según Bucher, de la Asociación Alpina Alemana, a veces se erigían cruces después de las guerras mundiales, en agradecimiento por la supervivencia. En otros casos, se remontan a las cruces que pastores y trabajadores forestales colocaban para dar gracias por un ascenso y descenso sin accidentes.

La prominente cruz de la Zugspitze, la montaña más alta de Alemania con 2.962 metros, ya ha sido restaurada varias veces. A veces se dañan las puntas, otras hay que volver a dorarla. De todos modos, es la segunda versión, la original de 1851 está en un museo.

En el Himalaya, las banderas de oración ondean en las alturas, y como recuerdo ahora también flamean junto a muchas cruces en Baviera. En los Alpes occidentales, los puntos más altos se adornan a veces con pirámides de piedra o imágenes de la virgen con el niño, por ejemplo en la llamativa montaña Diente del Gigante del macizo del Mont Blanc.

Las cruces de las cumbres de Baviera y Suiza también fueron retocadas varias veces en los últimos años.

En Austria se reavivó el debate tras la declaración del presidente del Club Alpino Austriaco (ÖAV), Andreas Ermacora, de que no debían erigirse nuevas cruces. Por su parte, el Partido Popular Austriaco (ÖVP) era de opinión contraria. «Las cruces de las cumbres forman parte de nuestra tradición cristiana y de nuestra cultura alpina», declaró el ministro de Agricultura, Norbert Totschnig.

En Italia, en tanto, la disputa comenzó, según los medios, con una declaración del publicista del Club Alpino, Marco Albino Ferrari, en la que afirmaba que las cruces ya no atraen a todos los montañistas. «Nadie quiere retirar las cruces existentes, pero no deberían erigirse más», comentó.

En respuesta, el partido gubernamental de derechas Fratelli d’Italia exigió airadamente que no se tocaran las cruces de las montañas italianas. Y, pese a que nadie había hablado de prohibición, el ministro de Transportes, Matteo Salvini, de la derechista Liga Norte, tuiteó que la propuesta de prohibir las cruces en las montañas era una estupidez descorazonada e insensata.

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