Punalu’u en Hawái: un santuario de arena negra y belleza natural

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

En nuestro viaje a Hawái, en la llamada isla Grande (Big Island), visitamos el Parque de Playa Punalu’u, que está en el distrito de Ka’u, muy cerca de la autopista 11. El parque está en una bahía, conocida por ser un lugar de anidación de tortugas marinas verdes, llamadas “honu” en hawaiano. La playa es famosa por su distintiva arena negra intenso, que es el resultado de la actividad volcánica en la región. La arena negra de Punalu’u es el resultado de la descomposición de la lava volcánica, que se enfría rápidamente al entrar en contacto con el agua del océano. La palabra Punalu’u significa buceo (lu’u) manantial (puna) y proviene de la tradición de bucear hasta el fondo de la bahía con recipientes boca abajo y llenarlos con el agua fresca del manantial que se filtra desde el fondo de la bahía.

Además de la arena negra, los visitantes pueden encontrar fragmentos de roca volcánica y piedras brillantes en la playa. El contraste entre la arena oscura, el agua turquesa y las formaciones rocosas circundantes crea un paisaje sorprendentemente hermoso imposible de olvidar.

Esta zona de Punalu’u ha cambiado mucho a lo largo de los años. Originalmente era el emplazamiento de una aldea hawaiana, que fue destruida en su totalidad por un tsunami y la posterior caída de varios metros de la isla, lo que provocó que los restos de la aldea quedaran bajo el agua.

En tiempos más recientes, la bahía tenía un muelle utilizado principalmente para la caña de azúcar. Un ferrocarril llegaba hasta el otro extremo de la bahía y aún se pueden ver los restos de cemento de las antiguas estructuras del muelle más allá de la rampa para barcos. Durante la II Guerra Mundial, el ejército estadounidense dinamitó el muelle de cemento para impedir que la armada japonesa lo utilizara como punto de desembarco.

El ferrocarril era una carretera elevada unos 3 o 4 metros del suelo. La estrecha carretera aún existe y está en buenas condiciones. Se utiliza para acceder al embarcadero. Tanto los lugareños como los visitantes pueden aparcar cerca del embarcadero y disfrutar de ese lado de la bahía. Sobre los restos de cemento hay varias estructuras hawaianas, como el Kane’ele’ele Heiau de 800 años de antigüedad, que era el luakani o lugar de sacrificio humano de la región. Para encontrar el ferrocarril basta con atravesar el parque en dirección a Hilo, la ciudad más poblada de Isla Grande y antigua capital. Justo después del complejo abandonado encontrará el camino de tierra a su derecha. La carretera es muy estrecha y sólo ofrece un par de aparcamientos para evitar el tráfico en dirección contraria, pero el trayecto hasta la playa es corto.

La bahía y la playa son muy bonitas. Entre el extremo de la bahía y el complejo abandonado hay un gran estanque de agua dulce habitado normalmente por una gran variedad de patos. Casi siempre hace mucho calor, sin embargo una amplia selección de altas palmeras proporciona sombra a quienes prefieren huir del sol.

La natación es popular en la bahía, pero hay que tener cuidado de permanecer cerca de la playa. No se debe nadar más allá de la rampa para barcos, ya que en la bahía hay constantes mareas vivas, muy fuertes y peligrosas.

Aún más populares son las numerosas tortugas que se pueden encontrar en la playa, aunque nosotros no tuvimos esa suerte. Es ilegal acercarse a las tortugas o molestarlas de cualquier forma, ya que esta zona no sólo es su zona de alimentación, sino también de cría. Las tortugas están protegidas por leyes federales y estatales. En temporada, tanto tortuga verde como la carey pueden verse tomando el sol o comiendo la sabrosa vegetación del océano.

Pasada la bahía está el parque propiamente dicho, con parqueo, pabellones, baños, agua, duchas e incluso conexiones eléctricas para acampar. Los fines de semana es uno de los lugares favoritos de los lugareños para hacer picnic, así que es mejor visitarlo los días laborables menos concurridos, si quiere conseguir una mesa de picnic o un pabellón. Sea cual sea el día, siempre encontrará otros visitantes, dado que los autobuses turísticos hacen paradas frecuentes. Es una de las mejores paradas en el largo trayecto entre las ciudades de Kona y Hilo, como fue nuestro caso.

Me llamó mucho la atención una iglesita cercana llamada Hokuloa, que debe tener el récord Guinness de la más pequeña del mundo, y si no es así le anda cerca. La iglesia está también junto a un pequeño cementerio. Se construyó en 1858 y permaneció activa hasta 1920, cuando la mayoría de la gente se mudó de Puako al cerrarse la plantación de azúcar y el molino. Se celebraron servicios ocasionales y el edificio de la iglesia fue mantenido por la congregación Imiola de Waimea. Leí que ahora todos los domingos hay misa. La denominación de la iglesia es protestante, aunque cerca hay también una católica. En el año 2020 el cristianismo cumplió 200 años de haber llegado al archipiélago de Hawái.

Me encontré un perfil en Instagram que tiene varias fotos muy buenas de la iglesia y personajes relacionados, por si algún lector quiere verlas.

El parque está abierto las 24 horas del día y no hay que pagar entrada.

Recorriendo los alrededores del parque me encontré un pequeño monumento, al que le tomé fotografías, pero al que no le di mucha importancia en su momento. Revisando posteriormente las imágenes del viaje, las vi de nuevo, y entonces investigué, resultando que se trata de algo muy interesante e importante. Resulta que Punalu’u también tiene un significado cultural y espiritual para los hawaianos. La playa está asociada con muchas historias y leyendas tradicionales. Según la mitología hawaiana, Punalu’u es el hogar de la diosa de la fertilidad, Hi’iaka, y su hermana, la diosa del volcán, Pele. Estas historias agregan una capa adicional de misticismo al lugar y refuerzan su importancia en la cultura local.

Dentro de esas figuras de la mitología hawaiana, hay una conocida como Kauila, una deidad o figura mítica que está asociada con las tortugas marinas, que son consideradas criaturas sagradas, símbolos de longevidad, protección y sabiduría. Se dice que Kauila era una mujer que tenía la capacidad de transformarse en una tortuga verde gigante y nadar en el mar. Se creía que las tortugas estaban conectadas con los dioses y el mundo espiritual, siendo consideradas aumakua, que son espíritus ancestrales o protectores en la cultura hawaiana.

Existe una leyenda muy bonita sobre Kauila llena de simbolismo, que se ha transmitido a lo largo de generaciones como una forma de honrar y respetar a las tortugas marinas, y el entorno marino en general.

“Kauila era una tortuga marina verde que vivía en la playa de Punalu’u en la Isla Grande de Hawái. Era una tortuga muy grande y vieja, y la gente del pueblo la respetaba mucho.

Una vez, una tormenta azotó la isla y las olas eran muy altas. Kauila fue arrastrada mar adentro y se perdió. La gente del pueblo estaba muy preocupada por ella, pero la buscaron durante días y no pudieron encontrarla.

Un día, una niña llamada Leinaala estaba jugando en la playa cuando vio algo en la arena. Era Kauila, estaba varada en la orilla. Leinaala corrió a buscar ayuda, y pronto la gente del pueblo llegó para ayudar a Kauila a volver al agua.

Kauila estaba muy débil, pero la gente del pueblo la cuidó y le dio de comer. Pronto se recuperó y pudo volver al mar. La gente del pueblo estaba muy feliz de ver a Kauila sana y salva, y le dieron una gran fiesta de bienvenida.

Kauila vivió muchos años más y se convirtió en un símbolo de esperanza para la gente de Punaluu. Ella les enseñó que incluso en los momentos más difíciles, nunca hay que perder la esperanza.

En la actualidad Kauila es una de las tortugas marinas más famosas de Hawái. Su leyenda se cuenta a niños de todo el mundo como un recordatorio de la importancia de cuidar el medio ambiente y proteger a las tortugas marinas.

El monumento al que hice referencia, dedicado a Kauila, es un disco de bronce puesto en una roca de lava, y está ubicado en el lugar exacto donde supuestamente Kauila fue encontrada varada. El monumento es un recordatorio del amor y la admiración que la gente de Punalu’u siente por la tortuga, y es un símbolo de esperanza para todos los que lo ven.

Hice una traducción del texto de la placa en el monumento:

“La mística tortuga Kauila tiene su hogar en el distrito de Ka’u, en la bahía de Punalu’u. Según la mitología hawaiana, Kauila tenía la capacidad de transformarse de tortuga a forma humana y jugaba con los niños a lo largo de la costa y los vigilaba. Los habitantes de Ka’u querían a Kauila como guardiana de sus hijos y también por su manantial, que les proporcionaba agua potable pura.

Las tortugas marinas que habitan este lugar tan especial aún pueden sentir la presencia de Kaulia. La tortuga hawaiana hono (tortuga verde) puede verse regularmente en la bahía alimentándose del limu que crece en las aguas poco profundas. Además, la honu’ea (tortuga carey) a veces entra en la bahía por la noche para arrastrarse hasta la orilla y depositar sus huevos en la arena negra. Ambas especies de tortugas marinas están totalmente protegidas por la Ley de Especies en Peligro de EE.UU. y las leyes de vida salvaje del estado de Hawai. Disfrute observando a estas maravillosas criaturas, pero no las toque ni las moleste en modo alguno.

Creado en 1995 en honor de las tortugas de Punalu’u a través de los esfuerzos de cooperación de la Comunidad de Ka’u, Opción Programa Marino UH Hilo, Condado de Hawai, NMF y el Proyecto Honu. Hecho posible por la generosidad de la familia Gummow, y el artista Dave Zarrilla.”

Tanto Kauila como las tortugas marinas de Punalu’u son símbolos de la importancia de la conservación y la relación armoniosa entre los humanos y la naturaleza.

Como ven, una historia muy bonita e interesante la de Panalu’u y Kauila. Del recorrido que hicimos, de todo el día, dándole la vuelta a Isla Grande y visitando el Parque Nacional de los Volcanes, les hablare en mi próxima columna.

 
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Con la ayuda de varios sitios (muchos para citar) de Internet, usados como referencia

Anexo

¿Qué es la arena negra?

La arena negra es lava descompuesta, por lo que se encuentra de forma natural en zonas con volcanes. Estos cristales negros pueden variar en tamaño desde la sal fina de mesa hasta la sal gruesa del Himalaya. Pueden ser brillantes como el cristal y suelen pesar más que la arena «normal».

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