¿Puede usted ver el aguacate? Carta al presidente Biden

Sara Roy

Aguacate
CRM / Nightcafe

Estimado señor presidente:

¿Cuándo se vuelve inaceptable la muerte de un niño palestino? O acaso debería formular la pregunta de este modo: ¿cuándo concederá usted a una vida palestina el mismo carácter sagrado que a una israelí?

Ayer bombardeó Israel el campo de refugiados de Yabalia, en Gaza. Parte del campo quedó destruido y murieron o resultaron heridas al menos cien personas. Mi amigo, el poeta Mosab Abu Toha, su mujer y sus hijos se trasladaron recientemente a Yabalia después de que Israel les advirtiera que abandonaran su hogar en Beit Lahiya, una ciudad al norte del campo, porque Beit Lahiya sería bombardeada. Así fue, quedando destruida la casa de Mosab. Acabo de tener noticias suyas tras dos días de frenética preocupación. El bombardeo en el campo de Yabalia sucedió a sólo setenta metros de nosotros», dijo. “Arrasaron todo un barrio».

Yabalia es para mí un lugar familiar, aunque no he vuelto desde hace varios años. Es el mayor de los ocho campos de refugiados de Gaza, con 26 escuelas, dos centros de salud y una biblioteca pública. Más de 116.000 hombres, mujeres y niños viven en una superficie de 1,4 kilómetros cuadrados. ¿Tienes idea de lo que significa hacinar a más de 100.000 personas en 800 metros cuadrados? Sin embargo, a pesar de la extrema densidad de población, el campo es una comunidad dinámica. Lo que más recuerdo de mis visitas a Yabalia son los niños: estaban por todas partes, riendo y jugando. También me encantaban sus bulliciosos mercados, que visitaba con mis amigas.

Debo decirle asimismo que, como judía e hija de supervivientes del Holocausto, fui bien recibida en todos los hogares que visité en el campo. Lo cierto es que me daban abrazos. Todavía conservo un dibujo que me hizo el hijo de doce años de un amigo mío que quería ir a una escuela de arte en los Estados Unidos.

No sé si mis amigos y sus familias están entre los asesinados o heridos por Israel. Pero sí sé que no es la primera atrocidad y que no será la última si la barbarie sigue estando justificada por usted y por otros que tienen poder para detenerla. Usted pide una «pausa humanitaria», cosa que no entiendo. ¿Qué significa una pausa en medio de semejante carnicería? ¿Significa alimentar a la gente para que pueda sobrevivir y que la asesinen al día siguiente? ¿Cómo puede ser eso humanitario? ¿Qué tiene eso de humanidad?

¿Cuántas pruebas más se necesitan para calificar el asesinato de más de ocho mil personas, entre ellas 3.500 niños, la destrucción de generaciones de familias y el arrasamiento de la mayor parte de la infraestructura de Gaza -hospitales, escuelas, viviendas- de crimen de guerra y no de acto de legítima defensa? Está claro que Israel ha matado a más civiles en Gaza que combatientes de Hamás.

Y, por favor, respóndame a esto: ¿cómo puede un ocupante reclamar el derecho de legítima defensa contra el pueblo al que está oprimiendo, desposeyendo, empobreciendo y, ahora, a punto de matar de hambre? No es autodefensa lo que se está llevando a cabo, sino el deseo de expulsar a los palestinos de sus hogares y anexionarse sus tierras en Gaza y Cisjordania. Seguro que lo entiende usted. Pero ¿cómo puede consentirlo?

La muerte de los 1.400 inocentes israelíes salvajemente asesinados por Hamás no quedará santificada si Israel y los Estados Unidos abandonan todo sentido de la moral y la misericordia en un esfuerzo por vengarlos, desterrando cualquier noción persistente de una humanidad común con los palestinos indefensos y desprotegidos. ¿Es así como Israel pretende garantizar la seguridad de su pueblo? ¿Es así como pretende hacerlo?

Al principio de esta horrible guerra, Mosab me habló de un ataque aéreo israelí contra el campo de refugiados de Yabalia mientras la gente hacía la compra. Murieron, me dijo, por decenas. Me envió una fotografía de las secuelas: cuerpos tendidos en el suelo con unos aguacates esparcidos cerca de ellos. “¿Ves el aguacate?», me preguntó. Lo veo. ¿Puede usted verlo, presidente Biden?

Sara Roy veterana investigadora del Centro de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Harvard, es una de las mayores especialistas en Gaza y Cisjordania, autora de más de un centenar de publicaciones académicas en su especialidad. Deportados ambos por los nazis a campos de exterminio, tanto su padre (a Chelmno) como su madre (a Auschwitz) sobrevivieron al Holocausto.

Fuente: LRB blog, 1 de noviembre de 2023

Traducción: Lucas Antón para sinpermiso.info

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